Luz Oblícua (Duelo)

Sé que es un atrevimiento…

Dos pequeños poemas. El primero escrito por mí fue publicado hace un año en Apuntes de Salitre con el título «Luz Oblícua». Hoy lo reviso y, de la mano de la escritora María Navarro, le doy nueva oportunidad al acompañarlo de su poema sobre el mismo tema titulado «Dolor de Luz».

Si por una casualidad ella leyera mis cosas… espero que sepa perdonarme.

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Francesco Fratta

 

Luz oblicua (MJBeristain)

Yo sé que en tu perfil la noche aguarda
con un cielo de abismos ciegos
donde la luz se equivoca
en huídas
oblicuamente dispersas…


Dolor de Luz (María Navarro)

Luz oblícua que penetras mi costado,
como espejo cóncavo reflejas
el movimiento natural que me limita.
Soy ahora imagen descendente,
vertiginosa.
Como un mar que lame su corazón herido.


 

Apenas hablaron

Autora María Navarro


Había en el ambiente un olor dulce, áspero, como el olor de la locura, de un tiempo solo para los cuerpos.

Apenas hablaron. Se tocaban, era un rapto del tocar, un susurro que los fulminaba y convertía aquel lugar en el lugar de sí mismos.

Solo un punto en el espacio de una travesía.

Quiero perderme. Quiero no regresar. En ti. Y desprendía su vestido con el movimiento adelantado de la boca. La mirada posando como un ave sobre los hombros temblorosos. Arrebatándole la historia de su vida como si fuera toda ella un sorbo del néctar anhelado. La palabra imposible en el idioma posible de su infancia. En ti. Me pierdo en ti.

Y ella resbalando por sus palabras, cayendo en la laguna de su piel perfumada hasta besar la verticalidad de todo su cuerpo. Perdida en una desconocida lengua. En el grito ahogado de su cuerpo…

 


Extractado de Travesía
María Navarro

 

Mientras cae la noche

 

 

El mar nos trajo su invitación irrevocable,
de indescifrable sueño.
Como una perla hurtada al silencio absoluto
toco tu mano efímera. Perdida en el albor.
Acaso no es el amor la espuma venidera?
el falso mapa en el atardecer de las palabras?
La costa está deshabitada. Salina de deseo
su esplendor nos advierte en las pupilas y
temblamos como náufragos. Lloramos
la seda salvaje de su tacto mientras cae la noche.

Texto María Navarro
Fotografía @mjberistain