Toma este vaso de agua clara que da miedo al contemplarla
tan transparente, tan temblorosa, tan sencilla,
Toca su cuerpo de miedo y besalo, entra en él y escucha
la risa centelleante en los lunares tan próximos a su sexo.
Abre la puerta de la vida, audacia será la llave, no cobardía
ni estéril recuerdo, ni siquiera olvido adulador.
Camina por sus calles cuando arrecie la lluvia y cuelguen
de las paredes su rendición las banderas blancas.
Que ya secará el sol el miedo a este pequeño amor.
(Variaciones sobre poema de Claudio Rodriguez)