La belleza como argumento

‘Schommer al natural’  es el título de la exposición que se celebra estos días en la Casa de Vacas del Parque del Retiro de Madrid. Destaco aquí algunas imágenes tomadas de la red. Son solo una muestra de las que a mí personalmente me resultan sugerentes, aunque me descubro admiradora de toda su obra. Ver albertoschommer.com

Apuntes del artículo de Miguel Lorenci en el Diario Sur

Alberto Schommer, consagrado como un retratista genial, fue también un enamorado y un maestro del paisaje, de la fotografía de naturaleza y de los juegos en el laboratorio. Un gran fotógrafo con alma de pintor expresionista, un alquimista de la imagen que disfrutaba manipulando copias, negativos y tinturas para obtener efectos tan inesperados como emocionantes.»

«El anhelo de Schommer fue llevar la fotografía al nivel de la pintura y la escultura; dotar a las fotos de su misma expresividad y emoción.

«Tras consagrarse como un maestro del retrato, no pierde ni la curiosidad ni la energía y se convierte en un alquimista capaz de transformar las imágenes en metáforas de la pintura en su constante búsqueda de la belleza. Se divierte manipulando negativos, invirtiéndolos y duplicándolos, tintándolos o arañándolos. Convive con las flores que retrata hasta que se marchitan en el estudio, recrea y retoca los paisajes, radiografía las flores y las tiñe, destierra la figura humana.»

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De «Elogio a la fotografía», discurso leído en Abril 1998 al ser nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

» La magia de los momentos recordados hay que alargarla, commo un exquisito manjar, como un delicioso vino y sobre todo si el recuerdo es mágico.»

«El retrato es quizá el hecho más importante dentro de la fotografía. Es el enfrentamiento consentido de dos personas poderosas que se observan activamente ya que el sujeto, por pasivo que parezca, no deja de aportar en su concentración unas señales perceptibles por el autor (leáse fotógrafo) en las que envía simbologías de poder, relajación, elegancia o vulgaridad. El autor debe aceptar estas indicaciones, aprovecharlas, para construir el retrato. Porque un retrato de autor es algo más que un documento. El fotógrafo conoce o debe conocer al sujeto para organizar interiormente y exteriormente su composición: él dirige la operación sugiriendo la actitud, orientando la mirada. La luz no es más que un elemento moldeador que activará la pretensión del fotógrafo.»


La fotografía, qué es sino una provocación,
un grito, un salto al vacío…