Porque Setiembre es una época de emotivos recuerdos…
Amá y Aitá, Aitá y Amá.
Amá, me tendrás que perdonar que hoy no pueda pensar solo en ti sin pensar también en el Aitá. Por eso en este momento que os siento de nuevo unidos, permíteme que hable de los dos.
Se cumple vuestro sueño de estar juntos en la vida y en la muerte.
Hoy nos reuniremos de nuevo toda la familia de entonces más todos los que van llegando y que engrandecen vuestro legado. Cantaremos recordando las canciones populares vascas que interpretábamos a coro. Nos enseñasteis a amar la música y la familia. Es cierto que nos van faltando voces insustituibles, sin embargo, seguimos sintiendo su presencia en el corazón en cuanto suenan los primeros compases.
Otra cosa muy vuestra y que os distinguía era bailar el Tango. Evoco, con todo mi respeto, vuestro tema preferido —La Cumparsita— pieza especialmente sensual que interpretabais con una gran elegancia y verdadera pasión. Quedará como música de fondo de vuestra historia.
Muchas veces nos hablasteis de vuestra gran devoción por el Santo Cristo de Lezo. El fue testigo de vuestro compromiso de amor eterno cuando apenas erais unos niños. Hoy paseando por sus calles los vecinos cuentan que no ha cambiado nada desde hace más de cien años.
Sin embargo, fue San Sebastián la ciudad donde creció vuestro amor. Vuestras hijas, vuestros nietos, vuestros biznietos la seguirán teniendo como referencia de sus orígenes y de los momentos de alegría y ternura inolvidables vividos entre vuestros abrazos, aunque la vida los lleve a miles de kilómetros de distancia.
Agur Jaunak – Orfeon Donostiarra
Agur, Amá maitea…
Gracias Aitás.