¿Quién podría decir que es suya su voz
que es suyo el viento,
suya la luz, el canto de las aves
en el que esplende cada primavera, más cuando
llega la noche y en los chopos arde
tan peligrosamente retenida?
¡Que todo acabe aquí, que todo acabe
de una vez para siempre!
La flor vive tan bella porque vive poco tiempo
y sin embargo, cómo se da, unánime,
dejando de ser flor y convirtiéndose
en ímpetu de entrega…
Fragmento de Claudio Rodriguez
Imagen Acrílico de Marivi Nebreda