Acuérdate que tenías
voz de fuego
No eras árbol que se arranca,
junco que se desmaya, eco
de una voz desconocida:
eras voz de fuego
Tú mismo eras fuego.
Tu destino era incendiar
el leño reseco…
Extractado de un poema de José Hierro
Fotografía @mjberistain