La vida está llena de puertas por abrir.
La primera la abrimos sea como sea, desgarrando si hace falta.
La última querríamos no tener que abrirla…
Pero aquí sólo estamos de paso y sabemos que algún día cruzaremos su umbral y ¡hasta siempre o hasta nunca…! ¿quién sabe?
En el pasillo entre ambas hay infinitas.
Unas conocidas, otras menos… y hoy me encuentro pensando en una de ellas.
Es muy especial, lo mismo un día se abre a un camino claro, soleado… como otro sólo descubre penumbras.
Pero hay veces que ni siquiera se abre y permanece callada, lejana…
Es entonces cuando me vence la duda y no sé por donde tirar, si seguir esperando, empujarla, soñar que una corriente la obligue a mostrarme su interior…
Yo acostumbro a tocarla y ver qué pasa, pero esto no funciona siempre, por lo menos como yo quisiera.
Sin embargo sé que esconde un tesoro cuyos brillos he visto de vez en cuando, y prometen calor, mucha ternura, complicidad…
He tenido la fortuna de llegar hasta ciertos lugares insospechados, deliciosos, y no me puedo quejar, pero querría visitarla cada día, cada hora… y no puede ser.
Aguantaré en el andén de los locos, seguiré imaginando ese momento mágico y que la suerte me acompañe.
Mientras tanto aquí estoy, cavilando, ¿perdiendo el tiempo quizás…?
Esto es agotador y hoy ya no puedo más, pero mañana…
Mañana será otro día.
Karlos Gimenez
Buena selección querida amiga. besos y rosas para ti
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«Mañana será otro día» o «ya lo pensaré mañana» era el lema de Escarlata O’ Hara en LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ. Muy buena reflexión. Un saludo
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Gracias Maria Jesús. Un abrazo.
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