Y, apenas tú
que apareces como la fina línea que rompe
una antigua taza de porcelana,
como la muerte,
acechando por las cercanías de ese algo silencioso
que nos une, que llega y nos traspasa, sin más
y sin saberlo.
No preguntes por qué, amor
Yo también me desordeno lo mismo que las fuentes
y caigo y me ordeno de nuevo en el puro espacio
de mis párpados, sin mirar a nadie de frente.
He pensado tatuarme tu abrazo en el contorno de mi cuerpo
y caminar por lo eterno como lo hacen fugaces las estrellas
inventando lazos nuevos, equilibrios, para cuando me desvele.
He decidido contenerte como a un juguete en el escondite
de los relámpagos vagabundos, como si fueras un aire
que no daña con la luz de su caricia acerada cercana al corazón.
No preguntes por qué, no preguntes.
@mjberistain
Tú también me desordenas, animas y aceleras las aguas en mis fuentes, liberas todos los cauces de mi curiosidad golpeando mis sienes y me lanzo de cabeza al abismo de la pregunta… ¿por qué?.
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Me gusta, me gusta…
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Maravilloso poema!!!
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Rimas, me alegro de que te haya gustado, gracias porque siento tu presencia entre mis páginas, y eso me gusta.
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«He pensado tatuarme tu abrazo en el contorno de mi cuerpo». Bella imagen.
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Alfonso, agradezco tu comentario, ese reconocimiento de un humilde verso que a mí también me gusta… Un abrazo.
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Gran fotografía y gran poema, querida amiga. Gracias por compartir.
Un abrazo muy fuerte.
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Isabel, qué alegría esos «gran» que se adelantan al común de los nombres. Un GRAN abrazo, también.
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BELLISIMO !!!!!!! Cómo puedes escribir tan bien, que maravilla.
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Me alegra saber que te ha gustado lo que encuentras por estas páginas. Un beso.
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