El lado frágil de la impertinencia


 

 Con qué ferocidad y a qué hora inoportuna salen tus veinte años de la fotografía para exigirme cuentas. En los ojos heridos de la luz sostienes la mirada de mis sombras, desdeñas la lealtad de mis recuerdos, en la piel transparente anegas el cansancio de mi piel y defines mis años por traiciones.

No escandalices más, hablemos si tú quieres, elige tú las armas y el paisaje de la conversación, y espera a que se vayan los invitados a la cena fría de mis cincuenta años. Por evaporaciones, como las aguas sucias de los charcos se acercan las nubes, caminaré contigo hasta la plaza de tu juventud. Allí están los magníficos árboles de las ciencias y las letras con sus palabras en el mes de mayo, y el orden de los números a la orilla del tiempo, más cerca de las sumas que de las divisiones.

Imagino tu voz, supongo el aire —porque a veces regresa hasta mis labios en noches de espesura— con el que afirmarás que toda libertad es una roca, que no faltan el viento y las razones, sino la voluntad en el timón, para gritar después que mi conciencia es ya ropa tendida, palabras puestas a secar.

Tendrás razón. No digo ni la mitad de lo que siento. Pero recuerda que mi soledad, la que arde en mi lámpara de desaparecido, es el silencio de las causas públicas. Y puedes comprenderme: mis amantes dormidos, el cajón de los barcos indefensos, un teléfono antiguo…, todas las tachaduras se parecen a la inquietud que sufres ante la vida en blanco.

Ya que fuerzas mis sombras con tu luz comprende mi silencio en tus exclamaciones. Porque sabes que sé el lado frágil de la impertinencia, lo que hay de imitación en tu seguridad, la certeza que llega de los otros para empujarte por el afán de ser el elegido, por el deseo de gustar, hasta vivir de oídas en muchas ocasiones.

Aceptaré las quejas, si tú me reconoces la legitimidad de la impostura.

Ahora que necesito meditar lo que creo en busca de un destino soportable, me acerco a ti, porque sabías meditar tus dudas. Cuando tengas la edad que se avecina, admitirás el tiempo de los encajadores, la piel gastada y resistente, el tono bajo de la voz y el corazón cansado de elegir sombras de pie o luz arrodillada.

Después de lo que he visto y lo que tú verás, no es un mal resultado, te lo juro. Baja conmigo al día, ven hasta los paisajes verdaderos en los que discutimos, y me agradecerás la difícil tarea de tu supervivencia.

 

Pequeña variación sobre Poesía de Luis García Montero


Fotografía @mariajesusberistain

Deseo


 

Porque el deseo empieza

en el brillo de una mirada retenida,

en la turgencia de un torso sugerido bajo un lienzo tirante

en la solidez palpable de unos muslos

que las palmas de las manos moldean incansables,

en el ligero temblor de un labio

que anhela el beso de otros labios,

en la sed que no se aplaca ni de bruces en la boca del otro,.

en la explosión de gozo en cada roce de dos cuerpos que se buscan,

en el abrazo de unas piernas

o unos brazos trepados a los hombros,

en el estremecimiento de dos cuerpos adheridos como hiedra

en la piel erizada, y en la mirada ida…

Hoy quiero anegarme y bucear en la laguna de tus ojos,

y escuchar el silencio profundo del amor insondable,

inmensurable,

y aspirar los aromas y embriagarnos.

recorrer cada rincón umbrío de nuestra geografía

con el dorso de los dedos temblorosos,

recorrer cada relieve, cada surco rugoso o cada cráter

y explorar cada sima,

dejarnos resbalar por las pendientes,

por la piel sudorosa

enredar las lianas de los brazos,

entrecruzar los dedos hasta hacernos daño

hasta cerrar los ojos

y gemir

y fundirnos

y explotar y caer y dejarnos vencer y rendirnos

y suspirar.


Poema de Gervasio Alegría

Poesía activa

ORIGINAL PUBLICADO POR BORGEANO EN EL BLOG DE ARENA

Avatar de BorgeanoEl Blog de Arena

reading

Jorge Luis Borges dice, en el prólogo a uno de sus libros de poesía, que ésta no se encuentra en el conjunto de símbolos impreso en la página, sino en la comunicación que se establece entre esos símbolos y el lector. El acto poético existe en la medida en que un lector siente aquello que le es transmitido a través del lenguaje.

Más allá de apreciar lo correcto y fascinante de esta idea de Borges, nos encontramos con un pequeño problema: ¿Puede leerse sin experiencia?  Sé que lo primero que se piensa cuando se habla de lecturas poéticas es, precisamente, la imagen poética de que puede leerse sin más que el deseo por la belleza; pero el problema permanece: ¿Cuánto necesitamos comprender para disfrutar de un texto? El mismo Borges en el prólogo a otro de sus libros hace esta distinción entre la poesía lírica (aquella que tal vez no…

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Dioses de papel y tinta


 

ORIGINAL ESCRITO Y PUBLICADO POR

GALLEGO REY 


«De tanto imaginarnos en el paraíso nos convertimos en dioses de papel y tinta». Ocurre a veces que leyendo, aún estando tranquilamente sentada en tu sillón preferido, sin interferencias ni ruidos de ningún tipo, algo en el texto te llama, te inquieta, te distrae, te incita.  Miras alrededor como buscando a ese «alguien» que se está dirigiendo a tí  y que, quizás esté esperando una reacción o un poco de conversación o, por qué no, incluso una respuesta.

Busco su mirada entre bambalinas y me escrutan unos ojos inquietantes entre matices oscuros del color de la tierra cuando anochece.


Tus manos
acentúan el paisaje
de mi cuerpo
reinventando instantes,
descubriendo en mis ojos tus ojos.

No pares de descifrarme
ahora que mi piel
avanza despacio por tus dedos
y achica el miedo
a contestarte en tus labios
con los míos.

De tanto imaginarnos
en el paraíso
era lógico amarnos,
y convertirnos en dioses
de papel y tinta.

Si alguna vez dejáramos de soñar
solo seríamos un folio en blanco.


Autor: Gallego Rey. Derechos Reservados.
Perdóname porque no he podido evitar utilizar la fotografía de tu perfil. Es perfecta!. Gracias


 

Apenas hablaron

Autora María Navarro


Había en el ambiente un olor dulce, áspero, como el olor de la locura, de un tiempo solo para los cuerpos.

Apenas hablaron. Se tocaban, era un rapto del tocar, un susurro que los fulminaba y convertía aquel lugar en el lugar de sí mismos.

Solo un punto en el espacio de una travesía.

Quiero perderme. Quiero no regresar. En ti. Y desprendía su vestido con el movimiento adelantado de la boca. La mirada posando como un ave sobre los hombros temblorosos. Arrebatándole la historia de su vida como si fuera toda ella un sorbo del néctar anhelado. La palabra imposible en el idioma posible de su infancia. En ti. Me pierdo en ti.

Y ella resbalando por sus palabras, cayendo en la laguna de su piel perfumada hasta besar la verticalidad de todo su cuerpo. Perdida en una desconocida lengua. En el grito ahogado de su cuerpo…

 


Extractado de Travesía
María Navarro

 

El presente puro…


 
Olía a tardes de lluvia…

Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo, sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grandes los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos… y Jano es de golpe cualquiera de nosotros.


J. Cortázar
Fotografía@mjberistain

Jano (en latín Janus, Ianus) en la mitología romana, es el dios de las puertas, los comienzos y los finales. 

El licor de tus lágrimas


Música y Texto de Karlos Giménez

 

 

Sueño con colibrís vestidos de nácar y amapola que me cuentan tu vida mientras liban y liban contentos, como si hubieran bebido el licor de tus lágrimas, y de repente se posa en mi frente una mano, fresca como una cristalina fuente, y la bebo a tragos lentos, intentando eternizar el momento.

Al fin abro los ojos, despierto para ti y para mí, nos miramos, reina un silencio especial, el primer silencio del día, lleno de rosas en tu boca y de noches en tu mirada segura y profunda, pero no decimos nada, ya todo está escrito en el aire que acaricia nuestra presencia en la historia que vivimos, y nuestras auras se cruzan suspiros.

Se suceden segundos como siglos, rebobinando instantes de luz, de mundos sonoros, hasta que se rompen los cielos, caen las estrellas, te das la vuelta y te alejas, te vas, sin un adiós, sin un gesto… y parezco resignarme, dejo que el destino apague esta magia y el tiempo corra veloz, como un reloj estropeado, enfadado con su muerte.

La puerta por la que te escurres es el cosmos, pareces bailar en el más allá… y al fin hago caso al corazón, cruzo un abismo y orbito a tu lado, te observo, tu voz me sobrecoge y tiemblo, eres valiente y te admiro, aprendo de tu palabra a vivir más entero, abriendo mi ternura, cautivando tu entrega.

El sol dora y redora tu piel de pétalo caprichoso, encendiendo aromas de mujer que guardan anhelos prohibidos, pero empieza a llover y poco a poco te vas disolviendo en el agua, te vuelves ola y me llamas sobre la arena, dejando a mis pies tu voz de cantar marino.

Salgo en tu busca corriendo, hiriendo el espacio con mi puñal de amor, o deseo, o renacer de un alba nueva, y abandonando mi sombra en el secano, me hundo junto a ti, me hago uno con las sirenas, destruyo nostalgias, melancolías, contigo muero y vivo otra vez.


Y si no me sueñas?


Poema original de HILOS FINITOS

¿Cómo será el atardecer en tus ojos que no ha sido?
Quizá la oscuridad los torne de mi cuerpo a un firmamento que nos cubre para arrastrarnos a otras historias,
¿y si no me sueñas?
¿y si solo soy el día de tus desahogos?
¿y si no soy o solo soy comunión semanal en el rito de la carne?
¿y si la afirmación se niega y entonces no estoy?
¿y si dejo de ser?

La madrugada, aún oscura ha roto el sueño,
sentada,
mis manos pensándote y mi mente recreando signos de interrogación,
a veces creo que se leer demasiado,
a veces pienso que no creo suficiente,
a veces leo y ni pienso ni creo y así evito perderme,
siento el dolor de tu boca en mi cuello,
tú no pides permiso, devoras, y yo no me objeto, me afirmo,

¿y entonces?

los pasos de tu calle a la mía son inciertos,
tu te andas a mi puerta que sabes abierta para llegar y marchar,
¿te estacionarías?
son tantas las preguntas sin respuesta que el café se ha terminado y sigo sentada en los interrogantes,
cuerpo,
a veces creo que solo soy cuerpo y lo miro y no entiendo tus circunstancias,
las mías tampoco,
mente,
no se si te preocupa demasiado lo que pasea por las galerias donde pasa la vida que queremos ver mientras se aprende,
sonrisa,
esa la devoras hasta el suplicio que hincha los besos de tus labios a los míos,
exclamación,
sí, quizá soy eso,
en mi te exclamas para jugarte a carta segura la mano, la partida y cada apuesta,
tu vences,
yo no se si soy vencida, pero pido tres más y si pierdo de nuevo,
a la próxima me pido jocker.

 


 

Después de un tiempo


Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender.

Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.

Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende
que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende…
y con cada día uno aprende.


 Jorge Luis Borges
Fotografía M.J.B.

 

 

Luz de interior


 

Ser; y no saber nada, y ser sin rumbo cierto…
Rubén Darío.


Escribo para conocerme mejor, pero cuanto más reescribo más extraña me resulta la persona que habla en mí.

En mi alma habitan multitud de personas y cada una de ellas, a su vez, goza con la posibilidad de ser otras muchas, y así hasta la locura…

Para hacerme compañía, mi soledad le hace hablar al silencio.

Tengo nostalgia de todo lo que no soy y remordimientos por todo lo que no he hecho. Soy todas esas cosas que me niegan.

Me gusta, mucho más que buscarme a mí mismo, buscarme las cosquillas. ¡Pero es tan difícil hacerse uno reír a solas!


Alevosía

 

Más que amor, lo que siento por ti
es el mal del animal, no la terquedad del jabalí, ni la furia del chacal…
es el alma que se encela con instinto criminal, es amar, hasta que duela
como un golpe de puñal…

Necesito confundir tu piel con el frío del metal
o tal vez con el destello cruel de un fragmento de cristal…
quiero que tus sentimientos sean puro mineral
polvo de cometa al viento del espacio sideral…

Nada envidio a la voracidad de tu amante más letal,
ella espera tu fatalidad, yo pretendo lo inmortal
el espíritu que habita tu belleza más carnal
esa luz que resucita el pecado original…

Ay, amor, Ay, dolor…
yo te quiero con alevosía…

 

Luis Eduardo Aute
Fotografía @mjberistain


 

 

Rosa azul


Rosa en el mar DSC_1112
Fotografía M.J.B.

… Entonces llegué al mar y parecía
como una flor que nadie ha visto
porque vive en el sueño.

Sus pétalos brotaban de las olas.
-Córtalos, alguien dijo-
y bebí de aquel agua y todo me fue amargo.

 

(JJ.Cabanillas)


 

Mi ser delicuescente


 Bajo mi piel lo siento
como sangre. Por mis venas circula
libremente. Segrega por mis poros
y vive de mi aliento.
Está en cada arteria
o vaso de mi cuerpo
y a mis huesos se adhiere
como si fuera parte,
papiloma de luz y de misterio.
Por mis ojos contempla
la vida que no es,
lo que nunca ha pasado.
A veces lo sorprendo
usando mis palabras,
construyendo oraciones
a mi costa, perdido,
sólo, en la tiniebla de mis ojos.
Nunca lo tengo ausente
de mis lágrimas y en la noche tiene
mi voluntad, mi voz, a su servicio.
Siempre me roba el sueño
y se pone delante de mis gestos.
Me usa para buscar la incertidumbre.
Provoca la soledad
para que vuelva a él, su amante.
No es amorosa nuestra relación.
Él me ignora y yo lo desconozco.
El mismo cuerpo usamos
y si un día se marchara
nadie podría alimentar, escribir,
estas palabras.

 


Poema de José Infante (título modificado)
Fotografía Josh Adamski

 

El día es un beso

Original publicado por Poetas Nuevos


 

El día es un beso
enredado en tu pecho
suave como la primavera
de mi boca bebiéndola.

El sol es tu pecho
donde mi lengua se mece
buscándote iluminada
hecha agua para mi boca.

El momento es nuestro
déjate besar fuerte
sólo arrancaré un orgasmo
con mis dientes.

El recorrido del río
es cuesta abajo por tu vientre
te llueves como primavera
dulce y fresca, amaneces.

 

Poetas Nuevos



 

Sabiendo (Nocturno)


Aún sabiendo que sólo disponemos de una vida,
y a pesar de las ganas que nos tenemos,
mantendremos nuestras ventanas cerradas,
la puerta bajo llave,
y aunque alguna vez nos encontremos
viviremos una soledad extraña,
a la sombra de una gruta tejida de ausencias
iremos dejando por el camino ocasiones perdidas,
nos ganará el miedo,
nos miraremos pensando cuánto nos queda por saber de nosotros mismos,
compartiremos ilusiones en la distancia,
nos echaremos en falta,
tendremos al alcance de la mano un mundo lleno de sueños,
pero los dejaremos morir,
agachando la cabeza,
resignados,
se apagarán nuestras risas,
ya no nos contaremos secretos,
irá poco a poco reinando el silencio
y sí, seguirá todo igual pero más viejo,
algo lejano y ajeno,
nuestros pies cansados ya no querrán caminar,
todo aquello que pudimos hacer se convertirá en recuerdo,
habremos dejado pasar el tiempo
y, olvidando la vida, al fin nos iremos,
sin saber lo que pudo haber sido,
sabiendo sólo lo que nunca fue.


Texto Karlos Gimenez
Fotografía Luis Lainsa

 

Sabor de sal


Sabor de sal, sabor de mar, sabores
de soles sucedidos en tu cuerpo,
en tu piel extendida por la arena;
sabor de ti cuando te beso y antes
y después.

Tú eres el mar y el mar eres tú. Te veo
como el mito emergiendo de las olas,
surcando con tus pasos las espumas
hasta la arena seca, aun con tus huellas,
que te aguarda.

Mas no Venus, no diosa. Mujer mía,
tú, sometida como yo y conmigo
a la ley de las horas. Y con tantos
sabores de estar viva y de entregarte
al mar, a mí.


Autor Enrique Molina
Fotografía Mikel Vega

Memoria azul


imagen HOWARD PYLE (1853 – 1911) The Mermaid


 El mar nunca propone la nostalgia
porque solo regresa
en busca de un comienzo,
de unos ojos primeros,
de una torre sin marcas de combate,
de unos lentos tobillos indecisos
que lo sientan llegar con la extrañeza
del amor que precede al cuerpo del amor.

Pero tú eliges
que las olas vengan
arrastrando fragmentos de un pasado
que simula el murmullo
azul de la memoria,
y la alta noche lo corona de fuego,
y lo secundan quietas
ilusiones perdidas…

Luis Muñoz


Howard Pyle (5 de marzo de 1853 – 9 de noviembre de 1911) fue un ilustrador y escritor norteamericano, gran conocedor de las leyendas medievales. Se inspiró en canciones populares inglesas y escocesas para escribir Las alegres aventuras de Robin Hood o Historia de Lancelot y la tabla redonda. Además, revolucionó la ilustración empleando, por primera vez, el fotograbado y la impresión en color, técnicas que enseñaba en su propia escuela. (Wikipedia)

Ni ruido ni llenar vacíos…


 

Y si me preguntan qué amor prefiero…

Prefiero el amor calmo, el que no vive en el abismo. Ese que está lleno de charlas como silencios, que no necesita mucho ruido ni llenar vacíos.

Ese amor que camina de la mano por la vida, no sólo por la playa, el que abraza apretado, acaricia el pelo y la espalda.

Ese amor que es sincero, que a veces se equivoca, perdona, olvida y ama.

Ese que proyecta a corto y a largo plazo, que se cuida, se admira, se extraña.

Y …prefiero amor sin publicidad ese que no necesita mostrarse todo el tiempo feliz porque la gente lo sabe con tan solo mirarlo y estar juntos es lo único que basta.

Ese amor que destila complicidad, risas,tentadas, lágrimas emocionadas. Amor que lucha contra el destino cuando la fatalidad golpea y asusta y celebra la magia, lo lindo.

Y…prefiero amor del correcto, lleno de todo lo bueno de paz, esperanza y calma y no es ese amor que se esconde, miente y vacía el alma.

Si me preguntan qué amor prefiero, prefiero el amor que no necesita palabras porque se dice todo con una mirada.

Ese amor que no te obliga a ser perfecto porque lo imperfecto también se ama.

Amor que te hace mejor persona y engrandece el alma. Amor que envejece abrazándose fuerte hasta el último suspiro de vida.

Y si me preguntan qué amor prefiero… este amor prefiero yo.


 

Publicado por Ana Rematxa y compartido por Vicente Sánchez. Gracias

 

Amor seco


 

De rosa me llegó tu ternura
disfrazada
y derritió los brotes de tristeza
que habían hecho nido
en las comisuras de mis labios fríos,
heridos,
por un extraño amor seco de besos.

Respiré la presencia de tu aroma
y nuevamente…
emprendió el camino mi locura.

 

Tercera Dimensión
Fotografía Gabriel Como


Paisaje interior


Hoy te escribo porque sé que estás sola
y oyes la radio en una habitación
sin vistas al mar y lees libros
que leíste hace tiempo…

Porque sientes
como si fuera a llegar la noche de inmediato,
la inquietud de una tarde de espera
en la aséptica sala de un dentista.

Hoy te escribo porque sé que estás sola
y se han roto tus sueños,
y tus mitos murieron,
y la tarde está fría y no hay nadie en la calle.
Y menuda miseria asumir los errores
y los golpes al aire, el olor del fracaso,
las arrugas del tiempo y los días perdidos.

Trazas en el espejo
con el lápiz de labios el mapa
trashumante de la vida y lo vuelves
a borrar por retomar de nuevo
el mismo camino que reiniciaste
mil veces. Con el lápiz de labios.

Quién conoce la senda que buscaste,
quién tiene
en la mano la llave que perdiste
muchacha de vaqueros y suéter.

El mar sigue rompiendo en la orilla,
en la misma orilla
por donde andabas descalza
y mirabas –pezones agraces
y alma incendiada–
al horizonte y la bruma.

Hoy te escribo un poema
que tal vez nunca leas,
que tal vez nunca llegue a tu cuarto de humo
donde suena la radio
esta tarde de otoño.


Autor: Juan José Vélez Otero
Fotografía cadenadial.com