Sabor de sal, sabor de mar, sabores
de soles sucedidos en tu cuerpo,
en tu piel extendida por la arena;
sabor de tí cuando te beso y antes
y después.
Tú eres el mar y el mar eres tú. Te veo
como el mito emergiendo de las olas,
surcando con tus pasos las espumas
hasta la arena seca, aún con tus huellas,
que te aguarda.
Mas no Venus, no diosa. Mujer mía,
tú, sometida como yo y conmigo
a la ley de las horas. Y con tantos
sabores de estar viva y de entregarte
al mar, a mí.
Texto Enrique Molina
Fotografía Mikel Vega