Complacerse en la ignorancia

Del Blog de Azurea20: La bancarrota del circo



«Pero todo está bien. Al final de la noche desangrada, cuando se termina de danzar y la aurora está allí y muy pronto el día, una se pone a pensar. Fue necesario bailar para no poder bailar más, para que la danza se hubiera convertido en la cosa más imposible. Fue necesario la cabeza desgarrada por los cobres y las luces, para que la cabeza supiera querer reencontrarse en el silencio fresco de la mañana. Después de cada baile no sé danzar nunca jamás.
Después de días de soledad, una termina por complacerse en la ignorancia, para cuajar con ella de un impulso, como un buen fuego. Entonces no es necesario perturbar esas lentas llamas rectas, […] es necesario quedar como nuevo en la ignorancia.
Se mira el mar. A fuerza de verlo, de verlo solo a él, una se gasta, se gastan totalmente nuestros cuatro recuerdos. No se sabe qué delirio de ignorancia va a llevarnos. Pero se sigue siempre entre esos cuatro miembros, esos brazos, esas piernas, tan llenos de timidez, siempre. Y, sin embargo, a fuerza de verlo solo a él, nos invita cada vez más claramente en su lenguaje de sordomudo a hacer algo definitivo. Tal vez a arrojar todo el pudor, toda la dignidad por el aire como una ropa sucia. Habrá que animarse a mirarse a una misma hasta bailar un baile para una sola, abandonarme a mí misma hasta bailarme, bailar delante de mí el triunfo de mi ignorancia absoluta de mí y de mi ignorancia de todo».

Marguerite Duras «La vida tranquila»


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