¡Ojalá!


Había estado esperando que llegaran estos días,
que ahora se van sin avisar como una primavera desvanecida.

Apenas ha llovido y los hilos de la bruma
se persiguen, uno tras otro, día tras día
y el sol parece que se haya quedado dormido
en la noche interminable.

¡Cómo echo en falta tus mañanas solares!

Sentir cómo se despertaba el deseo de vivir
tras los cristales. El frescor de la tierra húmeda
en el jardín de los lirios, el abrazo de unos niños,
el trinar de los pájaros enloquecidos
cuando la luz, demorando el día, jugaba entre los nidos,

Había estado esperando que llegaran estos días
que ahora se van sin avisar como una primavera desvanecida
¡Ojalá que nada de esto hubiera sucedido…!


@mjberistain

Tormenta


Entreabierta he dejado mi puerta y has entrado
como huracán desde el horizonte del espejo
níveas gaviotas giran; giran y dan vueltas
sobre su propio cuerpo, sus alas desplegadas
alrededor de mis ventanas; habrá tormenta.

¿Dónde no estarás como en este recinto cerrado
de la vida?  En cualquier sitio desconocido
nada será sin que yo sepa tu nombre,

porque cuando empezaste a vivir en mí,
cuando era obvio que te hacías dueño
de las sombras me escondí tras los espejos.
Palpo la fría superficie del papel blanco
la sedosa piel de los libros por los estantes
tu mirada imperceptible en las imágenes
que ha desgastado el tiempo,
pero no sé tu nombre
solo sé tu ausencia y te recuerdo.

¿Dónde buscarte, si mi voz ronca de mar
se deshace en brumas contra el acantilado
si los faros, solo iluminan nostalgias de espuma
donde el mar se rompe.
Guardé en la orilla un ramo de delirios
de poemas naufragados. ¿Dónde estarás ahora
en esta húmeda mañana de abril
cuando te llamo, si aún no sé tu nombre?


La piel de tu sombra


He hilvanado la piel de tu sombra
a la geografía de mi cuerpo, te quiero
incandescente semilla en el atardecer
de mis huesos
aunque sé que es una rara torpeza
pretenderlo;
comprende que nada es suficiente
cuando sientes que te faltan los abrazos.


Arpegios


Removiendo las brumas
de la madrugada, he sido arpegio
de dolor, alegría, emoción y llanto.

Quería ser la humilde sombra
de la luz de tu escritura
y me he quedado a oscuras
contando las palabras y las sílabas
sentada al borde de la escala.

Luego he volado entre tus dedos
como una frágil mariposa, libre,
desplegando los colores de sus alas;
gotas  de polen y tinta enamorada
ensuciando lienzos blancos.

Me preguntas a qué belleza canto
y no encuentro mayor emoción que volar
entre los versos y los verbos de tu poema.


Dedicado a Julio Alonso, quien con sus letras ha inspirado este humilde poema.

Luna de abril


Bajo la sombra rosa de la luna de abril
sentir de nuevo el quebranto de los versos
en ese silencio
que nos deja tan vacíos; que nos dejas,
tan vacío
O esas voces que se oyen desde lo lejos
de la edad, con tus poemas
entonados con tristes voces destempladas
O las puertas sospechosas
que abrimos con el miedo de no encontrarte
en un susurro
O el crujir de maderas buscándote por la soledad
de los pasillos bajo los pies descalzos.

Se rompen los corazones, conmovidos.

Y, te recuerdo…


Vengo del sueño


«Vengo de donde mide su conjetura el aire,
de la raíz antigua de la piedra y la música,
de las palpitaciones verdes de la madera,
de los primeros ríos que cruzaron los pájaros…»
Santos Dominguez

Vengo del sueño profundo, noche de infortunios.
Cené con Bousoño y he despertado con un traidor
que se ha comido el único trozo que quedaba
de la tarta, escondida bajo la mesa, para mí.

No puedo salir de casa, ni andar por las calles,
Aute ha muerto y me consuelo con Cohen,
subo a la azotea con su violín, hace frío,
la soledad tira de los bordes escarchados de mi vestido.

Trascienden trinos de pájaros haciendo nidos
las primaveras no esperan; florecen,
luego desaparecen sin ruido como trenes
que no paran en los tristes andenes dormidos.

Los días son un magma de esperanzas arrebatadas.


Ladrón de primaveras


Ha entrado sin avisar, como un vulgar ladrón
de primaveras.

La humanidad deja de respirar
como si fuera una barca que se hunde,
sin nombre.
¿Quién velará su último viaje sin ceremonia?
sombras negras —pétalos de almendros—
derramará la tierra en su recuerdo acompañando el duelo.

No es tiempo de llorar ahora
cantad y bailad, tristes músicos, frente a los espejos,
por los abismos del silencio y por la soledad de las calles,
cantad canciones de niños, que salgan a las azoteas
a las terrazas y a los balcones, cantad cánticos nuevos,
entonad himnos de esperanza que no parezcan naufragios.

No habrá tregua mientras el aire suene
con el aliento de los ausentes.
No cabe más que amor en nuestras venas
que, cuando ésto termine, desnudados de máscaras,
saldremos a los parques y a los puentes a abrazarnos
y «habrá siluetas nuevas —regalos al paisaje— y alegres golondrinas«.



CV-19


Un clamoroso silencio de pájaros caídos
albergará la piedad de la madrugada
mientras la humanidad se desangra
por las vertientes desconocidas del vacío.

Demonios y vampiros esperan afuera como lobos hambrientos.

La luna es un alma herida
que asesta sombras como cuchilladas
y hay gatos negros solitarios vagando
por la crueldad congelada de las calles.

La bendición Urbi et Orbi de un dios que salva
se posa sobre los restos cuajados de corazones
dolientes a la espera de resucitar
de la pena de pasillos de las más oscuras noches.

Quizás fuimos dignos de semejante esclavitud.


@mjberistain
Fotografía: Ignacio Pereira – Puente de Brooklyn


Palabras previas


Sobre el sigilo verde de los campos
sestea la brisa y casi suscita
presentida, la caricia inasible
del agua súbita.

Se aquieta la alegría en la distancia,
en un instante sueña y se entristece
y una sed sucesiva reúne
lluvia y llanto.

Como un veneno lento nos invade
impune la fragancia de la vida,
hay una bruma que tiende su manto
sobre la desnudez de los castaños
y una muerte muy íntima que viste
de encajes tímidos los almendros.

Las palabras contienen su naufragio
en la piel primitiva de los labios.
Somos un gozo invisible
pero se nos caen los besos huérfanos
sobre las luces impuras, huidizas
de otra tarde.

Hay un lento pudor que aguarda
entre las brasas la llegada dócil
de otras madrugadas y se recuesta
la costumbre en nuestros ojos. Un viento
borda breves soledades y sangra
la memoria sobre los tejados.

Hay una guerra afuera
cuerpo a cuerpo frente al tiempo
y cuando todo termine,
—dentro de un momento—
y apenas quede mar en nuestras venas
ni sean ya infinitas las mareas,
alguien nos examinará de amor
y entonces, solo entonces comprenderemos
que no había ningún después para nosotros.


Abrazo frío


Enredado
en las oblicuas fauces de luz
de tu abrazo frío
siento que te pareces al espíritu
de un invierno encanecido.

Aunque me temo que, en estas circunstancias,
acabaré adorando tus escarchas.


Epidemia

K. O’Meara


Y la gente se quedó en casa.
Y leyó libros y escuchó.
Y descansó y se ejercitó.
E hizo arte y jugó.
Y aprendió nuevas formas de ser.
Y se detuvo.

Y escuchó más profundamente. Alguno meditaba.
Alguno rezaba.
Alguno bailaba.
Alguno se encontró con su propia sombra.
Y la gente empezó a pensar de forma diferente.

Y la gente se curó.
Y en ausencia de personas que viven de manera ignorante.
Peligrosos.
Sin sentido y sin corazón.
Incluso la tierra comenzó a sanar.

Y cuando el peligro terminó.
Y la gente se encontró de nuevo.
Lloraron por los muertos.
Y tomaron nuevas decisiones.
Y soñaron nuevas visiones.
Y crearon nuevas formas de vida.
Y sanaron la tierra completamente.
Tal y como ellos fueron curados.


Abrázame


Mientras llega el despertar
abrázame, aunque sigas soñando,
abrázame ahora y explora la belleza
de la piel inagotable del deseo.
La vida es un mar bravo.
Abrázame, en el más alto lecho
feroz de su lujuria, en su humedad ardiente,
abrázame en el lecho del temor
aunque sigas soñando

Abrázame,
las aguas darán alas altas, magnificentes,
al placer mientras llega el despertar,
ríndete, aunque el silencio esconde preguntas
que no tuvieron nunca ni tendrán respuesta.

Abrázame. aunque sigas soñando,
abrázame, que yo seguiré navegando


Azul oscuro


Un coche negro acelera, no hay salida
—pienso—

Apenas hay gente por el paseo,
el viento del noroeste
juega con la marea baja
y levanta crestas de espuma
como pequeñas palomas blancas.

No hay guion.

Es un martes de marzo, sin más,
—pienso—

No haré más preguntas.

Duerme feliz un niño y un joven
padre lee un libro a su lado.
Imagino unos ojos azul oscuro,
apuesto un tono grave para su voz.

Va oscureciendo el cielo de la mañana
y las sombras anuncian lluvia.


Intemperie


Hazme un hueco a la intemperie

—el costado más cálido de tu cuerpo—

que al arrullo de tu silencio

imaginado desde siempre

sonará una nueva melodía

de primavera adolescente.


@mjberistain

Goruntz – III

 


De quién fueron los gestos,
de quién las palabras sonoras y los elocuentes silencios,
de quién las miradas impúdicas y salvajes
de qué desesperados la fuerza de las pasiones
más oprobiosas y delirantes.

Y vos que miráis con recelo, sin admitir que los dioses
no defienden a los pobres, a los inocentes ni a los niños
¿de qué vais vestidos?, vuestras túnicas de sedas
y doradas cadenas hacen a vuestro paso demasiado ruido.

Mejor comprendierais la alegría de l@s muert@s
antes de que llegaran a vuestras salas de altos techos
y maderas nobles. Vuestras gafas llevan a veces niebla
en los cristales y los libros, que fueron escritos
hace siglos, duermen en los estantes.

De quién es el pecado, de quién la inocencia,
de quién la indiferencia, solo Dios lo sabe.

Yo solo pido:
abrir las ventanas que cerráis a cal y canto,
bajad al asfalto, a las cantinas, a los arrozales,
escuchad el rumor de los corazones apagados
y unir vuestras fuerzas al clamor de las calles.


 

 

 

Cuando tuve frío


No hubo tiempo de beber de sus pechos
conmovidos; era cuando tuve frío

vagaba errante el placer por todas partes
suspirando silvestres encajes
de caricias bajo la brisa de los sauces,
yo sólo preguntaba

¿quién, y dónde?

más allá de los inviernos,
ciega a los labios inflamados de las flores,

sombras saciadas de tristeza se esfumaban
con cuencos de lluvia entre las manos
mientras yo bajaba al río para atarme las sandalias.


 @mjberistain
imagen: Juan Carlos Mestre de la exposición «Amanecidos por el agua»

 

Fugitivos


Mientras seamos fugitivos
que apaguen la luna y las leyes
que se inclinen los faros
de todos los puertos,
que estalle el corazón en mil pedazos
y el sol cubra de cobre las calles
y mis zapatos.

Dame un jugoso rayo de luz
y seguiré navegando.


@mjberistain

Mírame


Mírame como mira el sol
a las humildes amapolas.

Mírame y no te arrepientas
que la vida es solo un trance
y no hay lágrimas que valgan
cuando rasgue la luz la noche
y encienda la madrugada.


@mjberistain

 

Cráteres


Antes de que se cumpla la primavera de los besos
quiero que sepas que existe un camino a la deriva entre las flores,
y un manantial de luz que se mueve entre los gestos y gotea con el exacto sonido,
definitivo, de una lágrima que se estrella contra el suelo.

Qué haremos con las sombras de lo que fuimos cuando llegue el desaliento,
qué haremos con el alborozo de los espejos
cuando tu piel y mi piel se rasgaban al filo de la lujuria lacerante de los andenes.
Qué haremos con la pasión desgastada tendida al sol como un viejo vestido de novia.

Qué haremos con el silencio sembrando cráteres de ceniza y oscuridad
donde antes florecía el fuego. Qué haremos con los abrazos tatuados, con las huellas
que dibujábamos en los caminos y que alguien —que no seremos nosotros—
pisará, si se abrirán fauces insomnes de un dolor azul infinito.

¡Qué haremos con la alegría del perdón cuando ya el amor no nos pertenezca!


@mariajesusberistain
fotografía de Steve Zasadny


Luces de papel



Observo tus pequeños dedos rompiendo los papeles de colores,
deshaciéndolos en círculos, color azul y color naranja
porque te dijo un día mamá que esos colores se querían,
fresa porque es el yogur que le gusta a tu hermano,
verde porque adoras los trajes de camuflaje
y el color de la piel de los dinosaurios,
amarillo que te suena a helado de vainilla
y el rojo,
que te recuerda al fuego que sale por las fosas nasales de los monstruos
que pueblan a veces tus sueños y los tebeos de tu abuelo.

Es la noche de cristal,
hemos colgado las luces de papel por todas partes,
la luna nos sonríe y nos vamos a dormir.


@mariajesusberistain