Esa mujer

Esa mujer
de sol y danza
de arena y canela
de ojos de mar
con el alma inquieta

Esa mujer
que encontraba
mirándome
sin decir nada,
a veces de soslayo,
desde el otro lado
de los espejos.

Esa mujer
que veía
por los escaparates
que caminaba deprisa
y pisaba mis pasos
y, a veces, perseguía mi sombra.

Esa mujer
que me mira hoy de frente
desde el color desvaído del papel
cuando abro el baúl de las fotografías.

Quizás fuera yo misma cuando me buscaba;
siempre en otro tiempo, en otro lugar,

lejos de los rubios tirabuzones,
de las batas blancas
de los tules de los bailes
de disfraces del colegio,
de las clases de costura
de música y matemáticas,
de los dictados, de los rosarios
y de las misas, de las excursiones
de los domingos, de los villancicos
por las calles, de los abrazos familiares,
de los días de playa, de los amigos,
de los tazones de chocolate caliente
y del pan recién hecho
embadurnado de mantequilla.

Quizás fuera yo misma
la que se enamoró por primera vez
del color verde del mar
cuando las olas rompían en las rocas
y no sabía cómo explicarlo en casa.

Quizás fuera yo misma
la que imaginaba ser con mi guitarra
y el dolor de los arpegios en mis dedos nuevos.

Yo no pude entender por qué asesinaron a puñaladas
a mi profesor de guitarra cuando cumplí trece años…

Yo era feliz, aunque no sabía quién era.
No he cambiado nada.
Pero sigo buscando, en otro tiempo, en otro lugar,
cerca de la Casa Familiar.

@mjberistain
Fotografía Macarena Azqueta












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