En la isla


 En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches mañanas y madrugadas en las que no necesitamos morir.
Entonces sabemos todo lo que fue y será.
El mundo aparece explicado definitivamente y nos invade una gran serenidad, y se dicen las palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra y lo apretamos entre las manos.
Con dulzura.
Ahí se encierra toda la verdad soportable: el contorno, el deseo y los límites.
Podemos decir entonces que somos libres, con la paz y la sonrisa de quien se reconoce y viajó infatigable alrededor del mundo, porque mordió el alma hasta sus huesos.
Liberemos lentamente la tierra donde ocurren milagros como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es de momento la vida.
Que eso nos baste.


José Saramago.

 

El tercer aliento


 Eterna
creí la juventud durante el tiempo
aquel en el que fui joven de verdad.
El natural estado
me pareció del mundo y de los hombres.
me faltaba perspectiva.

Poco después temí perderla,
adelanté su duelo, lloré incluso su muerte
en conmovidos versos que a nadie conmovían,
exponiendo a la burla mi sentimiento puro.
Seguía siendo demasiado joven.

Desde entonces,
me he despedido de ella muchas veces
con dolor verdadero.

Y sin embargo, ahora,
cuando por fin podría alimentar
mi temor con motivos razonables,
ya no albergo temor.
Y aunque estoy bien seguro
de que vuelve a fallar mi perspectiva,
desde esta vuelta del camino
se me antoja sin duda que lo justo
sería confesarse agradecido
por lo larga y hermosa que va siendo
la breve juventud.

 

 


 

Caligrafía

Del Blog Trianarts


 

Ha apoyado la frente en el cristal
frío, empañado, con trasluz de invierno.
Escribe el nombre de ella y, a través
de las líneas que traza con el dedo,
la ha visto en un paraje solitario
con el mar y las rocas en la noche.
Al fondo, las estrellas: de pronto, las gaviotas
alzan el vuelo como un resplandor
al paso de un falucho. Se ha engañado:
detrás de la ventana hay una calle
que el alba hace más triste, sin un alma,
con coches aparcados.
Tras las líneas comienza a amanecer:
el sol naciente borrará ese nombre
en la escarcha rosada del cristal.

Joan Margarit

Joan Margarit i Consarnau nació en Sanahuja, Lérida, el 11 de mayo de 1938.
Poeta, arquitecto y catedrático jubilado de la Universidad Politécnica de Barcelona.
Fue Premio Nacional de Poesía por “Casa de Misericordia” y Premio Nacional de Literatura de la Generalidad de Cataluña en 2008.


Acuérdate


 
Acuérdate de mí,
glaciar de ausencia,
y de cómo te amé por la distancia
mientras cruzaba páramos y tundras,
gasolineras solitarias, amor sin combustible.

Acuérdate de mí, yo casa antigua,
escalones de frío, balaustradas de frío,
mis venas cañerías estancadas
de sangre estalactita, de sangre nieve en polvo,
escarcha el pelo y lluviosa la risa,
mis huesos tubos de ensayo y granizo.

Yo cardinal, acuérdate, hemisferio
norte que conocía solo el norte
más azul y más blanco de los mapas;
vivía entre los lobos y los renos
y ni siquiera te buscaba, acuérdate…

 


Autora Isabel Pérez Montalbán
(extracto de su poema titulado Polo Norte)
Imagen de Ecotrendies

Tú de mí


 Vámonos a mi casa
me dijo mi niño
y mientras cantábamos, todas
las islas del archipiélago
bailaban junto a nosotros
Llegamos a su ciudad
y mi niño la
convirtió en un libro
para mí. Yo por
vez primera era feliz
y quería que el
tiempo se acabase para
siempre. Íbamos de la
mano y besándonos por
toda la comarca y
los imbéciles de turno
nos miraban muertos de
envidia porque nuestros nombres
estaban escritos en el
mismo cielo al que
ellos pedían perdón.
Pisamos
todas las calles de
la ciudad y ellas
nos pisaron a nosotros
y nos sentimos perdidos
de tan felices de
estarlo gritando.
Soñé, Soñé
y la pasión explotaba
en nuestros oídos y
sangramos de loco amor
y nos abrazamos como
si fuéramos los mismos
brazos y nos besamos
como si fuéramos la
misma boca frente a
los estupefactos rostros del
siglo pasado.
Estuvimos allí
donde los locos caminan
sobre los árboles y
los árboles se ponían
azules de felicidad por
nosotros.
Estuve contigo y
tu ciudad se nos
ofreció para descuartizarla entera
y los miembros se
esparcieron por dentro de
nuestros cuerpos como regalo
por ser tu cumpleaños
y también el mío
porque nacimos juntos solamente
por una razón, amarnos
mientras exista la literatura


(de La divina revelación )
Autor: Héctor Hdez. Montesinos
Imagen: Hugo A Klickowski


 

Dónde buscarte?


Escuchaba su voz; sus voces…

Sus ojos eran la entrada al templo para mi, que soy errante, que amo y muero.
Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Atravesaba el túnel de su canto.
¿A dónde me llevarán estas letras?

Yo quería que mis dedos penetraran las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Solo cuando un refrán reincidía, alentaba en mi la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro.

(Tu que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte?. Tal vez en este poema que voy escribiendo…)


A. Pizarnik (extracto)
Imagen: De la colección de Karlos Giménez-Poeta)

Las leyes del amor


«La poesía es hija del gran fracaso del amor»
Antonio Machado

 

Me asusta escribir la palabra «fracaso».
Me incomoda cuando escucho a alguien pronunciarla. Tiene un fuerte componente despectivo, además del negativo. (es mi opinión).

Pienso que hay tanta vida detrás de ella, tantas ilusiones, tanto amor, tanto trabajo, tanto riesgo, tanta perseverancia, tanta humildad, que aplicarla a un ser humano es como un castigo o una condena para alguien que lo ha intentado todo por… (no voy a utilizar la palabra «triunfar» porque me resulta de un hedonismo superfluo) —decía que lo ha intentado todo— por alcanzar «un ideal»,  sea trabajar por un proyecto, optar a una mejor situación personal o profesional en su vida o en la de los demás. —No voy a hablar de conseguir ser amado por la mujer a la que se ama, o ser amada por el hombre al que se ama—. Podríamos pensar en tanta gente que aspira a sobrevivir porque el mundo en el que ha nacido ha podido resultarle complicado, hostil, aterrador, y que seguramente no se lo mereció nunca…

Dice el poeta…

«La primera ley del amor es que está destinado a morir, como todo lo que vive».

«Que dure un día, un año, un mes
es marginal en el amor».

«El compromiso es la segunda ley, según dice el poeta. Ven o vete».

«Sé involuntaria, Sé febril,
No pidas, Arrebata y exige,
Resuella busca abrasa brama gime…
En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable».

«La pasión amorosa, la experiencia erótica».

«Tu piel contra mi piel, eso es lenguaje
Todo cuando pretenda enmudecerlo
maldito sea».

«El amor no dura, y cuando cesa, duele».

«Sufrir con humildad el fracaso de un amor no es tan solo un camino para llegar, alguna vez, hasta el futuro con buena salud amorosa; es reconocer que el sufrimiento es la única prueba de que aquello fue verdad, que la herida ha cercenado la dicha pero ha vuelto olorosa la memoria. Pues la memoria del amante merece y puede ser de sándalo.»


 De Las Rubáiyátas de Horacio Martín (Félix Grande)
Imagen: El cambur

 

 

El Castillo


Pájaros polvorientos
con sangre vieja en las alas
flores de metal olvidadas
telarañas enamoradas del espacio
en donde vive el tiempo que pasa

se han ocultado entre los sonidos de la noche


Sotto voce


Escúchame: en voz baja,
en la noche, a escondidas,
y sin usar tu nombre
para que nadie me lo vea en la boca,
esta vez para siempre —¡oh, dioses!—
te digo adiós

                                          pensando
agazapadamente
que quizá en otra noche menos bárbara
te traigan a mis manos
el azar o el demonio.


 Félix Grande
Imagen: Schommer

 

Plenitud


Puesto que apliqué mis labios a tu copa llena aún,
y puse entre tus manos mi pálida frente;
puesto que alguna vez pude respirar el dulce aliento
de tu alma, perfume escondido en la sombra…

Victor Hugo


 

Las matemáticas, esa ciencia inexacta…


 

Existen números en mi alma
que todavía no comprendo.
A.Gamoneda

 

Esa cereza que has puesto
con tu boca en mi boca
se ha convertido en
letras y números que deslíe mi saliva
y con sus quebrados y barras y paréntesis
me recorren como himno radiante,
íntimo vuelo de gorriones,
olas tumultuosas saltando por encima
de todos los riscos y los escollos
de las matemáticas.


Clara Janés (De el nudo de los vientos)

 

Qué extraño!


 

Cerrar un libro es como quedarse un poco huérfano,
Se cierra un libro y se abre en la conciencia un nuevo tiempo vacío, íntimo, de repaso.
Por eso vuelvo a los orígenes, ya nada me retiene… MJB

 


 

¿Quien no estuvo sentado con miedo ante el telón de su corazón?

Cierto que es raro, no habitar más la tierra,
no usar ya las costumbres apenas aprendidas,
y a las rosas, y a otras cosas a su manera prometedoras,
no dar el significado de porvenir humano;
no ser ya lo que se fue en manos de infinita angustia
y abandonar hasta el propio nombre como un juguete destrozado.

Extraño, no seguir deseando los deseos. Extraño,
ver que todo lo que se amaba aletea tan suelto por el espacio.
Y el estar muerto es trabajoso
y lleno de repaso, hasta que poco a poco
se rastrea algo de eternidad…

 

R.M.Rilke (Elegías de Duino)


 

Inmortalidad


…Ciego de amor, el corazón no entiende; se arroja.
Nuria Barnes

 

 

Que no me lea quien no haya visto nunca conmoverse la tierra en medio de un abrazo…
Luis García Montero (Inmortalidad)


 

Borges 1964


 

Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.

Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.

Adiós a las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy solo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.

Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra…


 Autor: Jorge Luis Borges
Fotografía: Macarena Azqueta

 

 

Hermandad


 
 

Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en ese mismo instante
alguien me deletrea.


 Octavio Paz

 

el valor de la poesía (RAE)


Contestación de Soledad Puértolas al discurso leído por Clara Janés el 12/6/2016 con motivo de su incorporación a la REAL ACADEMIA ESPAÑOLA RAE que tituló «Una estrella de puntas infinitas». (En torno a Salomón y El cantar de los cantares)

La escritora Soledad Puértolas ha sido la encargada de dar la bienvenida, en nombre de la corporación, a la nueva académica. «Al abrir hoy las puertas de esta casa a Clara Janés, la Academia nos viene a recordar el valor de la poesía, esa misteriosa dama encargada de dar aliento y luz a la aridez de la vida y de dotarla de contrastes, complejidad y hondura, y que nos hace un extraordinario regalo, la intuición de la trascendencia». 

El aire poético de los versos de Janés y de los versos que otros escribieron y que ella ha hecho suyos, ha añadido Puértolas, parece rodearla siempre. «Clara Janés escribe poesía, traduce poesía, habla sobre otros poetas y escritores en ese tono inconfundible de quienes buscan una verdad, […] esa verdad que se vislumbra, efímera, fugitiva, pero intensa y profunda».

Algunas frases de Soledad Puértolas sobre LA POESÍA

La Academia nos viene a recordar el valor de la poesía, esa misteriosa dama encargada de dar aliento y luz a la aridez de la vida y de dotarla de contrastes, complejidad y hondura, y que nos hace un extraordinario regalo, la intuición de la trascendencia.

La poesía crea un territorio donde la temporalidad tiene un valor esencialmente simbólico, metafórico. La luz que irradia es atemporal. Esa cualidad de presente perpetuo supone un contrapunto al constante fluir del tiempo y de la vida. El poema es, sin duda, uno de los frutos más delicados de la lengua.

El terreno de la poesía no se asienta sobre lo necesario ni sobre lo infalible. En él las palabras adquieren nuevos atributos, iluminan, revelan, desvelan, siembran, inquietan… Es un terreno de límites confusos, límites humanos y, por eso mismo, frágiles y perecederos, pero llenos de anhelos de eternidad.

Es preciso prestar atención a las palabras de los poetas, detenernos en estas palabras que pretenden atravesar límites, penetrar en abismos, alcanzar invisibles alturas.

Sin las palabras de los poetas, sin poesía, una lengua perdería profundidad, color, sabor, olor, música.

La poeta Clara Janés escribe poesía en ese tono inconfundible, de quien busca una verdad que se vislumbra efímera, fugitiva, pero intensa y profunda, inapelable, cuando, despojado de todo, desnudo, un ser humano se enfrenta a su temporalidad, y no la acepta, no la puede aceptar. Su grito es de dolor y de triunfo. Su palabra cargada de silencio es el triunfo. Y lo hace con asombrosa naturalidad, con esa elegancia que consiste en quitar importancia a las cosas que, al ser indiscutiblemente importantes, no necesitan ser subrayadas.

¿Qué buscamos? Destellos de luz, premoniciones de belleza. Trasladarnos al lugar donde la luz es posible. Y todo es posible entonces, no importa que dure lo que dura un suspiro. Pero importa. Sí. Importa, y por eso la meta es tan deseable. Ese destello que quisiéramos retener para siempre, con el que desearíamos fundirnos.

Nos reconocemos en nuestra sed de amor, en nuestra propia oscuridad, en cuestas que ascienden y descienden, en fatigas y desánimos que piden un instante más de vida. El instante decisivo. Ese destello, decisivo, de vida.

La serenidad de que este era, y no otro, el camino que queríamos emprender. El aire está atravesado de dudas, contradicciones, silencios. Pero era aquí donde queríamos estar, en este laberinto.

El hilo que nos ha traído hasta aquí es el ritmo de las palabras. El ritmo de las palabras cobra el ritmo de los pasos, de la andadura, de la joven que anda por la calle. Ahí está el enigma: lo que nos une perpetuamente. La calle, los pasos, la vida que atrapa y expulsa, que retiene y abandona. Solo el ritmo nos puede sostener.

Los enigmas son consustanciales a la escritura y están en el mismo centro; en el corazón de las palabras. que persiguen a tientas el momento sublime de la unión con lo amado.

Dos de los más importantes referentes de la poesía de Clara Janés son Cioran y María Zambrano.

Para Cioran «Poesía significa desmayo, abandono, no ofrecer resistencia al hechizo. Y como todo hechizo equivale a desaparición»

Para María Zambrano: «La poesía es lo único rebelde ante la esperanza de la razón. La poesía es embriaguez y solo se embriaga el que está desesperado y no quiere dejar de estarlo, el que hace de su desesperación su forma de ser, su existencia.»

«La vida es como esa música que cruza la oscuridad», dijo Clara. Música y Luz son señales de lo mágico, el misterio, lo desconocido, lo que se desea alcanzar, tocar, el lugar donde perderse.

Platón, en «El Banquete», afirma que el arte es «engendrar belleza», hacer que algo pase de no ser al ser.

Rainer M. Rilke considera que «la experiencia artística está tan increíblemente cerca de la sexual en su dolor y gozo que ambos fenómenos en realidad son solo formas diversas de una idéntica ansia y dicha».

Poesía es, una forma de humildad, porque exige un total despojamiento,


Ver CLARA JANÉS SOBRE EL CANTAR DE LOS CANTARES

Infinitud


La ventana daba a un mar gris y plata
Escuchaba una música de Haendel y Corelli

Repasaba tus tristezas, amiga
Si pudieras cederme el relato justo de tu pena,
alcanzara a dejar este peso y a subir poco a poco
por tus altas ternuras.

Déjame que me vea reflejada en tu espejo
y no falte a mi canto la palabra precisa.


Aquelarre


Hoy comparto un poema de Pablo González de Langarika…

En el crepúsculo ellas bajan a la orilla
desnudas
se sumergen en el agua
llevan un musgo dorado en los pezones
y un néctar tierno
que acunan en sus labios
ofrecen rosas y sándalos que suenan

(en su silencio se adivina
entrecortado
la comezón profunda del deseo)

seis tardes núbiles reposan en sus ojos
y lentas apuran la sangre de las nubes
cálidos roces pretenden sus caderas
besos colmados por músicas nocturnas…

a un aire leve se abren
y en sus vientres
danza el esperma del sueño de la fiera…
todo es telúrico
las ramas
los espinos
los gestos
las argucias
los ribazos
los guijarros del ayer
las vejaciones

y ese cuenco de maíz que sus jadeos
van distanciando del flujo del invierno…


Del vasco aquelarre; propiamente ‘prado del macho cabrío’. Junta o reunión nocturna de brujos y brujas, con la supuesta intervención del demonio ordinariamente en figura de macho cabrío, para sus prácticas mágicas o supersticiosas. Real Academia Española © Todos los derechos reservados.

Hoy necesito poesía

Jose Agustín Goytisolo es uno de mis poetas preferidos.

El poema que elijo hoy no tiene ningún sentido… como tampoco lo tuvieron las bombas que ayer se utilizaron para masacrar con indiferencia la vida de tantas personas…

Hoy necesito poesía…

Y TODO FULGURABA

Y siguieron los pasos de la noche
y todo fulguraba;
el vino que bebieron y les lleva
igual que un tren sin ruido
hacia un destino incierto con la luna
bailando entre las nubes
y el humo del incienso en todas partes;
y luego el rubor de ella
apartando la punta de la sábana
sin mirarle a los ojos.

Esparció los cabellos en su piel
y quiso con amor
hacer interminable aquel milagro
de ternura y vehemencia;
después él de rodillas pecador
ansió que la mujer
se sintiera caer caer muy hondo
para alzarse de nuevo
y se olvidara de sus horas tristes
de sus años sin rostro.

Todo se fue cumpliendo como un rito;
ella aprendió a morir
a atravesar los fosos y declives
los ríos y las cañadas
también a estremecerse y sollozar
y a morderse los labios
para que un grito no siguiera a otro.
Al final sonrió
como jamás él viera sonréir
a nadie entre sus brazos.


A veces solo silencio


Escribiendo borroso
viviendo claro
contando cosas, sucedidos
del alma
los hombres
países
las palabras un espejo de niebla
reflejando palabras
concretas
subconsciente vidriera
de la palabra directa
inverosímil
adherida a sus adyacentes
silencio
a veces
solo
silencio…


Blas de Otero