Escúchame: en voz baja,
en la noche, a escondidas,
y sin usar tu nombre
para que nadie me lo vea en la boca,
esta vez para siempre —¡oh, dioses!—
te digo adiós
pensando
agazapadamente
que quizá en otra noche menos bárbara
te traigan a mis manos
el azar o el demonio.
Félix Grande
Imagen: Schommer
Cuando uno quiere a alguien de vuelta, no importa que lo traiga hasta nuestra puerta. En eso creo que todos nos plegamos a los mismos deseos, sin importar los “cómos”.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta