NARRAR EN EL SIGLO XXI

BLOG LO REAL MARAVILLOSO


El desafío de narrar en el siglo XXI: el elefante y la hormiga.

Publicado el  por Volfredo


Las palabras siempre han sido frágiles. Desde que el primer sumerio garabateó signos cuneiformes en una tablilla de barro, hasta que Marcel Proust se encerró entre cortinas gruesas para escribir “En busca del tiempo perdido”, la palabra escrita ha sobrevivido como puede: acosada por las guerras, ignorada por los poderosos, combatida por el ruido de la publicidad. Hoy, en pleno siglo XXI, esa fragilidad se acentúa. No porque escaseen los escritores —hay más que nunca—, sino porque sobran los estímulos. Nunca fue tan difícil narrar y ser escuchado, y nunca fue, al mismo tiempo, tan urgente.

Lo que vivimos no es la muerte de la literatura, sino su desplazamiento. El lector ilustrado, ese que se deleitaba en la lentitud, que marcaba con lápiz pasajes de Madame Bovary o subrayaba con fervor a Cervantes, se ha vuelto una especie en peligro de extinción. En su lugar ha emergido otra criatura: el espectador disperso, adicto a las historias breves, deslumbrado por los íconos centelleantes de los “me gusta”, y con una capacidad de atención que, según estudios recientes, ya compite con la de un pez dorado. No en sentido figurado: literalmente.

En este nuevo escenario, el elefante pisa fuerte. Tiene el tamaño de un continente, el olor del dinero y el apetito insaciable de las cifras. Es YouTube, TikTok, Netflix, Spotify, Instagram… es MrBeast regalando islas y PewDiePie burlándose de sí mismo ante millones de cómplices digitales. Es, en esencia, el mercado global del entretenimiento, donde la narrativa se convierte en mercancía y el arte, en algoritmo.

¿Y quién puede competir con eso? ¿Cómo puede un humilde narrador, que aún cree en la belleza de una frase bien construida, sobrevivir entre alaridos de carátulas sensacionalistas y desafíos virales?

Este elefante no es maligno, ni mucho menos. Es simplemente eficaz. Produce contenidos concebidos para ser devorados, no digeridos. Su fortaleza es la repetición, la inmediatez, la adicción medida por segundos de atención. Cada clic cuenta. Cada segundo que un espectador no abandona el video es una victoria. No importa la verdad, la belleza o la profundidad: importa el tiempo de permanencia.

Y, sin embargo, entre tanto brillo, hay sombras. Porque, aunque el elefante arrasa, no puede amar. No puede recordar. No puede susurrar. Solo embiste.

La hormiga: un blog, un lector.

Frente a este coloso de datos y pantallas, aparece la hormiga. Frágil, modesta, minúscula. Su fuerza no está en la cantidad, sino en el contenido. No vive de viralidad, sino de la comunicación íntima. Su espacio no es una plataforma de moda, sino una trinchera. Y en esa trinchera —llamada Lo Real Maravilloso— todavía se escribe para quienes leen con la pausa de un monje medieval y el goce de un sibarita de la lengua.

La hormiga no ofrece sorteos ni acrobacias digitales. Ofrece ideas. Ofrece historia, arte, literatura. Habla de Magritte y de Caravaggio, de Lezama Lima y de Borges, de la Resurrección de Cristo como un acto simultáneo de la pintura y la carne. Escribe para un lector que tal vez no habite en TikTok, pero que aún se estremece al releer una frase de Paulo Coelho o al contemplar, en silencio, Las Meninas.

Escribir desde la hormiga es un acto de fe. Es renunciar a la popularidad para abrazar la profundidad. Es escribir sin saber si alguien llegará hasta la última palabra. Pero también es encontrar, de tanto en tanto, un lector verdadero. Uno solo. Y eso, en tiempos de ruido, es un milagro.

¿Hacia dónde va el lector moderno?

Esta serie, que hoy llamamos hilo, —iniciada con MrBeast y seguida por PewDiePie— nos ha mostrado dos modelos opuestos de comunicación: el espectáculo filantrópico y la ironía participativa. Ambos, con millones de seguidores, representan apenas la punta de un gigantesco témpano: la nueva cultura digital. Una cultura que no desprecia la narrativa, pero la trastoca. Ya no se cuenta lo profundo: se exhibe lo fugaz. No se describe: se exagera.

Sin embargo, incluso entre los seguidores de estos titanes digitales, persiste un anhelo sordo. Una nostalgia no dicha por las palabras que respiran. Muchos de esos jóvenes hiperconectados no saben aún que también pueden amar la literatura. Que hay un espacio —pequeño e íntimo— donde la inteligencia no se disfraza de sarcasmo, sino que brilla con luz propia.

Contar una historia en el siglo XXI es un acto de resistencia cultural. Es oponerse al vértigo con calma. Es preferir la metáfora al alarido, el matiz a la consigna. Es escribir sabiendo que tal vez no se obtendrá dinero, pero sí el disfrute de la literatura verdadera.

Un blog como Lo Real Maravilloso no tiene patrocinios de gaseosas internacionales, ni cámaras de alta definición, ni millones de clics por segundo. Tiene algo más escaso: una comunidad de lectores. Lectores verdaderos. Gente que, como el buen catador de vinos antiguos, saborea la palabra con lentitud, halla deleite en una digresión, se detiene en una frase como quien acaricia un cuadro.

Este blog no compite. No vocifera. No hace piruetas frente a la cámara. Pero ofrece algo que ya casi nadie ofrece: una conversación real. Una conversación que atraviesa siglos, que une a Homero con García Márquez, a Carpentier con Eco, que enlaza al lector cubano con el lector universal.

¿Y qué debe hacer el escritor frente a este panorama? ¿Callar? ¿Convertirse en influencer? ¿Abandonar la sintaxis por el chascarrillo visual?

No. El escritor debe volverse alquimista. Debe transformar la experiencia en palabra, y la palabra en asombro. Debe comprender los nuevos códigos, sin rendirse a ellos. Puede usar las redes, sí, pero no ser devorado por ellas. Puede dialogar con los nuevos formatos, pero sin mutilar la complejidad. Debe recordar que su oficio no es distraer: es sembrar ideas.

Y en esa labor silenciosa, casi artesanal, puede que halle lectores. Pocos, sí. Pero fieles. Lectores que llegan por curiosidad y se quedan por el atractivo de una entrada de 1200 palabras a un cortometraje de 12 segundos. Lectores que aman los buenos libros, las buenas pinturas, las buenas historias.

Tal vez el elefante lo consuma todo. Tal vez las máquinas escriban novelas que simulan llorar. Tal vez los jóvenes ya no lean nada que no venga con emoticonos y sonido de notificación. Pero también es posible —y aquí la esperanza— que, en medio del bullicio, alguien escuche una voz tenue, una historia bien contada, un texto publicado en un blog sin anuncios, y diga: “Esto es lo que buscaba”.

Si eso ocurre, aunque sea una sola vez, habrá valido la pena.

Porque narrar, al fin y al cabo, no es ganar una carrera. Es encender una luz.

Y mientras exista Lo Real Maravilloso, esa luz será nuestro interés primordial, mantenerla viva.

Viene de:


REBLOGUEADO DE LO REAL MARAVILLOSO

SOBRE LAS AGUAS

Caminábamos


Sobre las aguas, como dioses
de una antigua leyenda caminábamos
descalzos,

unidas nuestras manos dibujaron
un arco de sagrada transparencia
para un amor de azules trazos,

Tocábamos el río, el mar antiguo,
rodaban piedras como lluvia lenta
de un seísmo irrevocable en los labios.

Sobre las aguas, caminábamos
no hubo palabras, ni poemas,
solo silencio en el camino
fronterizo, y promesas que dormitan
como algas, como lenguas agitadas
en el mar de la memoria,
tempestad que mordió el alma y perdura
calladamente entre páginas blancas…


@mjberistain


AZUL OSCURO

Vibra mi vida…


Vibra mi vida en un azul misterioso, asombrado a veces, profundo siempre,

primario, necesario en latitudes adversas

Azul de nieve corrompida, azul vertiginoso, esencia de la nada en mi delirio, azul crispante,
azul aguerrido en la batalla, azul, siempre marino.

Azul de un cielo nubloso, rezagado, azul compasivo, azul de los sueños más niños. 


Quise ser poeta y solo encontre retazos de ternura en las márgenes de los ríos, 

pensé que se apiadarían de mi los horizontes y no encontré la llave de mi propio discurso  que abriera en penumbra siquiera un hilo de paz para el camino. 

Llame a mis amigos y todos habían huido, sometí mi amor a figuras de corazón vacío 

y me rendí a los sueños virtuosos de alboradas en todos los lugares del mundo. 

Saqué de la mochila unas últimas palabras que me quedaban, descarnadas, 

y lloré como un rio en la maldita oscuridad de tu ausencia. 

Después todo se tiñó de azul, azul oscuro.

Navego despacio, el viento es mi futuro hacia la orilla de la última playa, 

allá donde el mar amamantó los apuntes de salitre de mis primeros versos. 


Texto y fotografía @mjberistain

LATIDOS


Latidos…

Sentí alterarse mi corazón, como suele decirse, sentí mariposas en el estómago. El Arte y la Espiritualidad definieron el medio donde quería estar en este momento de mi vida.

Y no me equivoqué. Ha pasado ya un tiempo suficiente como para saber que es aquí donde deseo continuar, a pesar de que el proceso creativo tiene momentos como de montaña rusa, o días de vino y rosas…

Araceli es una persona muy especial, sensible y directa en su comunicación. Su «arte» transmite mundos infinitos de belleza, expresividad y elegancia. Admirables mundos que invitan a sumergirte en su filosofía y su esmerada técnica, a explorar caminos nuevos y a recorrerlos con su ayuda sin miedo.

Para sentir la satisfacción del propio crecimiento personal y artístico además del de pertenecer a un grupo de personas a las que admiro.

Muchas gracias Araceli por darme esta oportunidad.


COLORES – EL ROJO


En la inquietud palpita el corazón


Duermo como el vino en los cuencos, como el mar en el rayo sangriento de la luna…


Los soles del sueño son azules una hora antes del amanecer…



Yo, viento nocturno bebo del fondo del coral, el alma arrastra algas a libre voluntad…


Imágenes de Acuarelas mías
Textos, extractos de poesía de Paul Celan

ROSA NEGRA

Acuarela y tinta china sobre papel Yupo 200 g/m2






Fluye en la penumbra del rio
tu latido silente,
íntima tu mirada malva,
y lejana
como un secreto que no hiere
a la sombra de los relojes
desorientados.


DEL MAR AL FONDO


Llevo tibios los sueños
bajo la piel esperanzada.

Del mar al fondo brotan ventanas
de mi cintura olas
porque me salva el amor
al que me condenas

cuando me llenas de besos
húmedos los ojos
cada vez que se duerme la primavera
y yo estoy triste.


Texto e imagen (acuarela) @mjberistain

QUÉ TENGO DEL AIRE


Qué tengo del aire
qué del agua
que lluevo.

Qué tengo del aire
que baja y que sube
que baja las nubes
por los ríos que fluyen
en mi cuerpo.

Qué tengo del sol
que me quemo
qué tengo en el alma
que crezco
como planta quebrada
a la fuerza
subiendo un instante
y bajando, bajando
a la tierra…


Palabras de Julie Sopetrán
Imagen de portada Acuarela mía

EN MI SANGRE


El mar en mi sangre
lágrimas salobres
áspera agua de vida.

Agua de silencios
de sueños, de soledades
fuentes…

Cuando la luna alta
alumbra las mareas
sé que es primavera.


Imagen de portada Acuarela mía

EL RIO

Apuntes en el canal


El río es vida y es ausencia

Vuelven a poblarse las palabras de palomas
cuando rozas mi espalda, casi ajena,
y hundes, como entonces, tus besos
en el cuello de mi abrigo.

Me recuerdas historias casi exactas
y adivino de nuevo en tus labios
el prodigio lento y húmedo
de tu corazón de río…


Imagen de portada, pintura Técnica mixta sobre lienzo, mía
Texto @mjberistain de mi libro Apuntes de salitre

ESAS LÁGRIMAS SALOBRES…

APUNTES



Los ojos de la noche son de agua;
el campo dormido
tiembla el caballo
en tus ojos de agua secreta.
De agua de sombra, de pozo, de sueño.
Silencio y soledad.
Solo la luna bebe en tus aguas,
abre puertas de musgo.

Un río de corriente dulce y silenciosa
moja riberas en el alma.


Inspirado en poema de
Octavio .Paz


Esas lágrimas salobres
¿de dónde vienen, madre?
—Lloro, señor, el agua de los mares.
García Lorca


Canta el agua
donde los montes
rozan el cielo.
donde las rocas,
trozos
de cielo,
cayeron un día al vacío…

Anabel Torres – Colombia usar imagen de Lourdes


Gotas de agua
amanecen en las flores
lágrimas de la luna
que la noche llora.

de Indios quechuas de Perú


QUIERO SABER

Poesia Versión inspirada en poema de Miguel Sánchez Gatel


Quiero saber
en qué consiste el agua,
o por qué las palabras se me quedan colgando
a veces; sonámbulas, inútiles, aisladas, imperfectas.

Quiero saber por qué
es tan difícil tocarte en un mundo que no arde,
o no necesitar la absoluta densidad del silencio
para pedir a gritos un horizonte de agua.

Tu pulso acantilado de ternura,
inevitable referirme una vez más a ti,
a la perfecta serenidad de tus manos abiertas,
al crepúsculo de tu transparencia.

Lo demás solo es cielo.
Dejadme hablar,
escarbar el barro con el barro,
romperme,
despedazar mi sangre sobre la tierra.

También la luz a veces se desnuda por un beso.


Imagen de portada: Acuarela mía

ME HE DEJADO LOS PELOS COMO ESCARPIAS

MIKEL BARCELÓ – MONDONGOS


Me he dejado los pelos como escarpias. Tal es la identificación que siento con Mikel en esta etapa de mi vida. Lo admiro desde que descubrí, hace ya mucho tiempo, que pintaba tirado en el suelo sobre el lienzo. Estoy en la etapa más directa para llegar al cielo o al infierno. Eso ya lo veremos. En el infierno se dice que será más divertido… Pienso en el Papa Francisco, tan cercano, humano y simpático que, posiblemente en el cielo, donde estará él, pudiera no ser tan aburrido…

De cualquier manera, me he cortado el pelo esta mañana de principios de primavera, y me lo he peinado en plan escarpias.

Mi perro no me mira a la cara…


Pepa Bueno

Entrevista de Pepa Bueno en EL PAÍS
Madrid – 23 MAR 2025 – 05:30 CET


Los pelos como escarpias, como si fuera él mismo uno de los bichos marinos de ese mundo bajo el agua donde pasa horas buceando siempre que puede. La mirada alerta, curiosa, tremendamente joven, con un punto de ironía que, en ocasiones, parece timidez. Nos citamos con Miquel Barceló (Felanitx, 68 años) en la Galería Elvira González, donde expone hasta el próximo sábado Flores, peces, toros, un recorrido por sus temas más recurrentes. Pintor, dibujante, escultor, ceramista y performer escénico, el artista español de más relevancia y mayor cotización en el plano internacional, tiene una larga relación con EL PAÍS y desde hace casi cuatro años sus dibujos enmarcan las Cartas a la Directora. En ese marco de confianza se produjo esta charla, más que una entrevista, tras sellar un nuevo compromiso.

Pregunta. En el 40º aniversario de EL PAÍS dijiste que no recordabas si habías comprado el primer número del periódico en el año 76, pero que sí te recordabas comprando el periódico en aquel momento. Y hasta hoy.

Respuesta. Me recuerdo incluso caminando lejos en París para comprar EL PAÍS. Yo lo sigo leyendo en papel cada día, sobre todo en Mallorca. Me gusta mucho el objeto periódico. Es muy de pintor. Yo lo uso mucho para hacer collage, para recortar, para dibujar encima. Una cosa que he hecho toda la vida es dibujar encima de las fotos, eso de poner bigotes [a las caras]. Dibujar sobre las fotos es una forma de comentario, ¿no? Se hace casi sin pensar.


Reproducción de la obra de Miquel Barceló de los próximos premios Ortega y Gasset.
Reproducción de la obra de Miquel Barceló de los próximos premios Ortega y Gasset.Gianluca Battista

P. Dices que prefieres leer en papel porque retienes mejor el contenido.

R. Cuando empecé a viajar por el Himalaya y a hacer grandes caminatas, todo peso era demasiado. Empecé a llevarme los libros en un iPad. Pero me di cuenta de que se me olvidaba lo que había leído. Leí las novelas de James Salter y se me olvidaron. Luego las leí en papel otra vez y ahora puedo decirte fragmentos enteros de memoria. Hablé con un neurocientífico en París y me dijo que sí, que lo impreso se queda en el cerebro. La pantalla deja una huella frágil y pasajera, y para mí la memoria es esencial. El conocimiento nos viene por la palabra impresa.

Me interesa poco lo que se puede decir. Si se puede decir no hace falta pintarlo”

P. Ahora que EL PAÍS está a punto de cumplir 50 años, tomas el relevo de Eduardo Chillida, cuya obra ha sido, desde 1984, el galardón que entregábamos en los Ortega y Gasset, y nos has hecho el grabado iluminado a mano que vamos a entregar a partir de este año.

R. ¿Sabes? Conocí a Chillida cuando yo era muy muy joven y enseguida me adoptó. Tenía esa mirada… Mira que nuestros trabajos eran muy distintos, pero tuvimos una empatía inmediata. Desde luego, es un gran honor seguirlo y poder hacer un premio que en este mundo complicado representa lo que representa el Premio Ortega y Gasset.

P. Nosotros estamos muy emocionados porque era un relevo muy importante. Pero qué significa para ti que una obra tuya cuelgue en la casa de un periodista que se está jugando la vida en algún país por contar lo que pasa.

R. Por eso mismo hice una obra que contiene muchas obras, que no es una imagen única, sino polimorfa, a la que puedes mirar muchísimas veces. Quería que tuviera esa concentración. Tuvo varias versiones. La primera era una bola como un mapamundi, como un antitrofeo, pero acabó siendo lo mismo en un grabado con más colores. Tiene que ser un premio. Es complejo, pero no es desolador.


Miquel Barceló, en Farrutx, Mallorca, el 30 de noviembre 2024.
Miquel Barceló, en Farrutx, Mallorca, el 30 de noviembre 2024.JEAN MARIE DEL MORAL

P. ¿Por qué lo bautizas como Mondongo?

R. Porque un poco todo lo que representa está dentro. Yo estaba intentando hacer morcilla y me di cuenta de que en los pueblos de Burgos que conozco llaman mondongo a lo que contiene la morcilla. Me gustó porque es esa especie de combinación de muchísimas cosas que es un mundo agitado. Y me gusta mucho cómo suena la palabra.*

P. Sobre el mundo agitado. Has dejado de ir a Malí por la guerra y el terrorismo, y ahora suenan tambores de guerra por todas partes. ¿Cómo lo estás viviendo?

R. Con perplejidad y con inquietud. Cada vez que abres el teléfono te esperas una imagen terrible de verdad. Ya sé que han sucedido siempre, pero es que ahora es exponencial. También está la sospecha de que todo es una atroz manipulación.

P. Que no sabemos el juego al que asistimos.

R. Eso es. Y lo que ves es que hay muchos tahúres.

P. ¿Influye en tu obra?

R. Soy bastante poroso al mundo. No vivo para nada aislado. Cuando vivía en Malí, tenía siempre radios con onda corta para captar las noticias. O sea que enterado estoy. No sé si eso tiene una influencia directa en lo que pinto porque no hago comentarios de lo que pasa en el mundo, pero marca mi forma de estar en el mundo.

P. Eres un artista universal pero te expresas fundamentalmente en catalán, en castellano y en francés. ¿Te sientes europeo ahora que ser europeo se pone en cuestión?

R. Siempre, y ahora tal vez más, porque creo que tiene más sentido. Yo iba a Francia incluso cuando hacía falta pasaporte y a mí no me lo daban porque no había hecho la mili. Siempre me he sentido europeo, por intuición, como pintor, porque te haces tu patria con la pinturas que te gustan. Europa es un ámbito cultural que yo comprendí enseguida. He vivido en Nueva York y muchísimo en África, un poco en Asia y desde hace poco en Australia porque mi esposa es de allí. Y voy a Australia como europeo y como mallorquín, sin duda. Ahora me parece muy reivindicable la europeidad. Me parece la única esperanza de Europa: imponerse como un ámbito cultural y de pensamiento. No ganaremos con otra marca que no sea esta.

P. ¿La ves en riesgo?

R. Sí, porque está muy amenazada. Por esos tahúres.

Tener la oportunidad de colaborar en la reconstrucción de Notre Dame es una suerte y un honor”

P. Tahúres que ganan en las urnas. El mundo, y particularmente el mundo occidental, parece empeñado cada 80 años en asomarse al abismo. Como si no hubiéramos aprendido nada.

R. Eso de Marx de que la historia se repite en forma de farsa parece literal. Casi con los mismos personajes, cambian los detalles pero el drama es el mismo. Y seguimos dándonos garrotazos. Dando garrotazos sobre todo a los pobres.

P. Estás preparando tapices para Notre Dame. ¿Puedes contarnos algo de esos tapices?

R. Yo estaba en París cuando se quemaba Notre Dame. Mi hijo me llamó y salimos a la calle, era desolador. En mi estudio caía la ceniza de Notre Dame. Nunca he sido muy creyente, pero me pareció que tener la oportunidad de colaborar en la reconstrucción era una suerte y un honor. Y en eso estoy. Primero con el Noé del Arca de Noé, que estoy bastante adelantado ya. Lo hacemos con la Real Fábrica de Tapices de Francia, que no ha parado desde el siglo XVI y hacen tapices gigantescos, de seis por ocho metros, aunque los míos son grandes pero no tanto.

Miquel Barceló, en Farrutx (Mallorca), en febrero de 2024.
Miquel Barceló, en Farrutx (Mallorca), en febrero de 2024.JEAN MARIE DEL MORAL

P. ¿Y después del Arca de Noé?

R. El sacrificio de Isaac, Elías con el carro de fuego, que es fantástico, y el paso del mar Rojo. Pero mi Arca de Noé es muy modesta. Es una especie de laúd con una oveja, un perro, un gato y un cordero. No haces un catálogo de todos los animales del mundo, salvas la vida.

P. Cuando uno es Miquel Barceló y el molde es tan poderoso, ¿uno ya no puede salirse de él o está dispuesto a romper el molde? A investigar, a equivocarse.

R. Hay que equivocarse todos los días, y en eso de equivocarme soy un especialista. No adrede, pero lo normal es hacer cosas que difícilmente salen bien. Es una paradoja porque siempre acaba saliendo alguna otra cosa que no pretendías.

P. ¿Qué te provoca curiosidad? ¿Qué te sorprende todavía, aparte de tus temas recurrentes?

R. En los libros encuentro siempre sorpresas. Cosas que me sobrecogen. Ahora estoy leyendo el último libro de Juan Manuel de Prada, que me parece fantástico. No solo cosas nuevas, porque el mundo es una repetición de historias. Cada vez estoy más puesto en arte prehistórico. Cada vez voy más a ver cuevas. Eso es algo que he aprendido tarde.

P. Entre lo moderno y lo arcaico, ¿dónde colocamos a Barceló?

R. Es que lo arcaico es lo más moderno. Muchas veces he tenido la sensación de que hacía una carrera fulgurante hacia atrás. Es una elección, también una intuición. Las cosas más radicalmente modernas son cosas que están ahí antes de que seamos capaces de decirlas. Me interesa poco lo que se puede decir. Si se puede decir no hace falta pintarlo.

P. ¿Qué pensamiento te provoca la inteligencia artificial, pensar que hay artistas que ya la están usando?

R. Yo pienso usarla. Igual que la fotocopia. Me acuerdo que cuando surgió el vídeo decían que iba a acabar con el cine y cuando surgió la fotografía, que acabaría con la pintura, pero Degas hacía fotos y las usaba para sus cuadros. Eso sí, el nombre es feo: inteligencia artificial. Se irá adaptando, como cualquier herramienta. Hace falta gobernanza porque se pueden hacer trampas, aunque no hay que tenerle miedo. Yo todavía no le he dicho “píntame un cuadro con mi perfil”, pero porque me gusta hacer las cosas. Me gustan las cosas que pasan, y que no pasarán más, porque no se pueden repetir.

La 42ª edición de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo

Este lunes 24 de marzo, el jurado de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo se reunirá para decidir los ganadores de esta edición en sus cuatro categorías: Mejor historia o investigación periodística, Mejor cobertura multimedia, Mejor fotografía y Trayectoria profesional. La nueva web de los premios, premiosortega.com, recogerá toda la información relativa a los ganadores y sobre la ceremonia anual de reconocimiento a lo mejor del periodismo en español. La gala de premios celebrará el 5 de mayo su 42ª edición en Barcelona.


Fotografía de portada: Lourdes Rocher

  • Sonrío a propósito de una conversación con mi hija mayor. Para mi horror, ella llamaba «mondongos» a los trozos de tierra y piedra mineral que escarbé con mis manos durante los días de Retiro —para utilizar como pigmento natural en mis acuarelas— y que, cuidadosamente guardaba en una rústica y ridícula (es cierto) bolsa de plástico del super. Hoy me reconcilio con su significado gracias al Maestro Mikel Barceló.

EL VIAJE – Arte y Espiritualidad

RETIRO


Descubro entre las paredes del Monasterio de la Oliva una pequeña galería con imágenes de la Fauna de la zona. Entre ellas, me llama la atención ésta. Y este pequeño texto que la acompaña. El viaje hasta allí había sido complicado. Llovía como se esperaba de acuerdo con las previsiones de la «Meteo», debido al choque de dos perturbaciones sobre el país. El navegador consiguió enviarme hacia Obón, (suele hacerlo, según alguno de los 35 habitantes del pueblo); no parecía haber alternativa. Después supe que era un atajo, inicialmente asfaltado, que unos cuantos kilómetros más arriba se convertía en un camino de montaña de tierra rota hasta destino.


Retiro Monasterio de la Oliva

Estercuel – Huesca

De lo Espiritual en el Arte


Pulsar sobre cualquiera de las imágenes para verlas en mayor tamaño


Materia vegetal y orgánica que recogimos, escarbando en la tierra con nuestras propias manos, para crear pigmentos.


ALGUIEN COMO TÚ


Sentí que algo o alguien me seguía con pequeños pasos rápidos, fue como si me hubieran hecho cosquillas en la espalda con una pluma de paloma.

Me sorprendió, me seguía muy de cerca con pasos pequeños, a su ritmo. Aunque intenté hacer maniobras de despiste girando en redondo, acelerando el paso o quedándome quieta, seguía mis piruetas. Pensé que necesitaba un poco de cariño, agua, o algo de comida. Parecía agotada. Cogí unas migas del bocadillo que llevaba en la bolsa de deporte y puse un poco de agua en la tapa de una cajita de caramelos para que, una vez repuesta, pudiera continuar su vuelo. Allí estuve un buen rato observándola, y ella a mí, mientras se atrevía a acercarse al festín.

La recogí haciéndole un hueco en mis manos, sentía el arrullo de sus plumas entre mis dedos, sin moverse apenas. Decidí llevármela a casa dispuesta a cuidarla el tiempo que necesitara, sin tener nada claro que ella quisiera quedarse unos días conmigo. La verdad es que no domino el lenguaje de las palomas, pero algo había en aquella situación que parecía que nos entendiéramos. Le preparé un txoko en el invernadero, dejé la ventana abierta para que se sintiera libre de entrar y salir, y cada mañana la visitaba, le llevaba galletas picadas, agua, migas de pan mojadas en leche… y me quedaba a su lado preguntándome qué más se podía hacer por una paloma mensajera cansada. ¿Cómo podría ayudarle a recuperar su rumbo?

Yo me movía poco a poco, mirándola, por si se sentía con fuerzas para seguirme, ella intentaba acercarse hacia mí aunque no conseguía mucho más. Lentamente llegó un momento en el que inició el vuelo.

Se posó sobre mi hombro izquierdo.

Después de aquel día salíamos juntas al jardín. A medida que pasaban las horas y ella se sentía más segura, volaba de mi hombro a una de las ramas del roble más próximo y al rato volvía a mi hombro. Yo notaba que iba mejorando porque había más osadía en sus tímidos escarceos al aire libre, se alejaba un poco más cada día, y volvía para posarse en mi hombro; en mi hombro izquierdo.

Aquella mañana fue distinta. La madrugada inundaba de luz las horas difíciles de un derrotado septiembre.

Desde la ventana abierta del invernadero volvió la cabeza para mirarme un instante, y alzó el vuelo hacia el cielo.

Supe que aquél era un vuelo sin retorno, con rumbo preciso, cuando cruzaba ante mis ojos la fina línea que nos separa de la vida. Me quedé sin aliento mirando cómo se alejaba de mí, con serena elegancia, volando hacia un nuevo horizonte esta vez infinito.

Abrigada por la soledad de un prematuro vacío dejé caer, como una sonata triste de lluvia, todas las caricias que, con la ilusión de una niña, guardaba en mis manos y que entonces, vacías, enjugaban mi llanto.



ALGUIEN COMO TÚ

Cada vez que te miro, caprichosamente,
desde el otro lado del espejo,
pienso en alguien como tú…

Tus ojos son del color de la miel
y tienen la dulzura de las almendras
.

Contigo las mañanas son una celebración
con el aroma de un buen café,
mantequilla y panecillos tiernos,
o como un paseo por caminos de hierba
rezumante, entre el calor y las sombras.

Eres como esa fruta madura
que se ofrece sensual a unos labios
y pronuncia despacio los nombres
de volcanes dormidos.

Te quiero.

Te quiero porque hay tardes en que me llega de tí
el olor a chimenea encendida
en un pueblo pequeño…
Nunca un cobijo fué tan cálido
como tu abrazo en las horas de siesta.

Desde el otro lado del espejo te observo,
te observo y te respiro

con la melancolía de las lunas
blancas de mi pasado.
Luego… dejo que broten los versos que no pudieron nacer a tiempo
y vuelvo,
vuelvo una y mil veces a mirarme en el cauce de tus aguas limpias.



Texto e imagen @mariajesusberistain

VÍDEOS – SENTIR






BUTOH (DANZA)

La primera danza es la respiración


Imagen de portada Pina BauschBailarina

COINCIDENCIA

Borgeano


Reproduzco el CUENTO que hoy recibo de una persona a la que admiro desde estas páginas y desde hace varios años. Lo tenía perdido y hoy repentinamente aparece entre mis textos. Me llega un sentimiento de proximidad. Puede ser una casualidad cuando me encuentro en una situación similar, a las puertas de un retiro que culminará en un Monasterio donde la forma de expresión será la acuarela con un sentido de espiritualidad. Me alegra mucho la coincidencia. Bienvenido de nuevo a mis páginas.


La última pincelada (Cuento de BORGEANO)

            El pincel se deslizaba con suavidad sobre el papel de arroz, dejando tras de sí un trazo negro y delgado, como la sombra de un bambú al amanecer. El maestro Akihiro observó su trabajo con una leve sonrisa y dejó el pincel sobre la mesa.

            —Ahora es tu turno —dijo, sin apartar la vista de la pintura.

            Haruto asintió con respeto. El joven aprendiz tomó el pincel entre sus dedos, imitando la postura del maestro. Frente a ellos, un paisaje apenas delineado con manchas aguadas de tinta mostraba una cadena de montañas que se perdían en la distancia; un sendero por el cual un hombre acarreaba agua en dos baldes, los que sostenía de un palo que apoyaba en sus hombros y, en primer plano, una rama de cerezo que ingresaba al cuadro desde algún lugar indefinido de la derecha. En el ángulo izquierdo, un poema ocupaba una columna vertical. El resto, como es habitual, era un gran vacío que completaba y daba balance a los elementos pintados. Las únicas notas de color eran cinco cuadrados rojos: dos al final del poema y tres en la parte inferior. Una de estas estampas correspondía al artista que diseñó la imagen; otra, al que talló la madera a partir de ese diseño; la tercera, al que la imprimió. Las dos que estaban al pie del poema correspondían al poeta y al calígrafo. Con el paso del tiempo, esas obras podían ir llenándose de sellos, en la medida en que otros artistas, e incluso los propietarios, dejaran señalado allí sus nombres.

            Haruto, aún con el pincel en la mano, observó la totalidad de la imagen. El delicado equilibrio entre las formas que, de una mancha aguada, hacía aparecer una montaña más alta que las demás; la brisa insinuada en la curvatura de una rama; el vuelo de una grulla atrapado en un solo gesto de tinta. También observó los cinco Chió yín, los cuadrados de color rojo que encerraban los nombres de todos los artistas que habían participado en la confección de la obra; y notó que allí faltaba un sexto sello: el de su maestro Akihiro.

            —Maestro, ¿por qué nunca firmas tu trabajo? —preguntó Haruto mientras sumergía el pincel en el cuenco de tinta.

            Akihiro sonrió y cruzó las manos detrás de la espalda.

            —Porque mi trabajo no es mío, Haruto; es parte de algo más grande, de lago mayor que yo, que tú, y que cualquier otro que conozcamos.

            El joven inclinó la cabeza, meditando en lo que acababa de oír.

            —¿No deseas ser recordado?

            El maestro negó con calma.

            —Ser recordado es una sombra que el ego persigue. Lo importante no es mi nombre, sino la enseñanza que queda en cada pincelada. Lo que pinto se funde con las pinceladas de otros, como una corriente de agua que no tiene dueño.

            Haruto guardó silencio. Luego, con mano firme y con un solo movimiento de su muñeca, trazó las alas de una golondrina en la esquina superior derecha, sobre la última montaña que ya se desdibujaba en la distancia.

            El maestro observó el resultado y asintió con satisfacción.

            —Bien. Ahora guarda el pincel. Otro vendrá después a terminar el trabajo.

            Haruto obedeció, sintiendo que, por primera vez comprendía la verdadera naturaleza del arte. No importaba el autor, importaba la huella efímera de su trabajo; no la diferencia que se plasma en el nombre, sino la enseñanza silenciosa.

            Al día siguiente, al volver al estudio, Haruto encontró el lugar vacío. El maestro Akihiro se había ido en silencio; sin despedirse, y sin dejar ni ningún rastro, como la última pincelada de una pintura que jamás se termina.


*Cada una de las sustancias indivisibles, pero de naturaleza distinta, que componen el universo, según el sistema de Leibniz, filósofo y matemático alemán del siglo XVII.

MODIGLIANI

Extraigo unas líneas del Blog de Volfredo


sobre el pintor MODIGLIANI, en lo que se refiere a una parte de su biografía y a su estilo artístico,
que me resulta muy sugerente en esta etapa de vida en la que me relaciono más de cerca con la pintura.

«Amedeo Modigliani nació en Livorno, Italia (1884-1920) en el seno de una familia judía, Modigliani mostró desde muy joven una inclinación natural hacia el arte. Su talento lo llevó a formarse en varias academias italianas, donde absorbió las influencias del Renacimiento, un periodo que dejaría una huella imborrable en su estilo. En 1906 se trasladó a París, allí se sumergió en el vibrante círculo de artistas intelectuales, influenciado por el arte africano, el cubismo y el clasicismo italiano, forjó un estilo inconfundible que lo distinguió de sus contemporáneos.

El estilo de Modigliani es una sinfonía de formas alargadas, rostros ovalados y ojos almendrados que, con frecuencia, carecen de pupilas, otorgando a sus figuras un aura de misterio e introspección, una melancolía que parece trascender el tiempo. Sus desnudos, considerados audaces e incluso escandalosos en su época, son hoy celebrados como obras maestras que desafían las convenciones y exploran la sensualidad con una elegancia sin igual.

El legado de Amedeo Modigliani en el arte moderno radica en su capacidad para fusionar la tradición con la vanguardia. Sus retratos y desnudos, con rostros alargados, miradas vacías y líneas elegantes, capturan una profunda melancolía y sensualidad. Aunque marginado en vida, su obra influyó en generaciones de artistas por su expresividad y su enfoque humanista, demostrando que la modernidad no solo reside en la ruptura radical, sino también en la reinterpretación de la belleza atemporal.»


Algunas de sus obras, pulsar sobre cualquiera para verlas en mayor tamaño


Vivió una existencia entre el éxtasis y el tormento.
Ver post original en: Lo real maravilloso
Cuando la belleza se tiñe de tragedia.


El lenguaje del Agua

Dedicado a IFBQ


Ganas de decir: ¡basta! Ganas de gritar…
Me niego a ser un Ser de sufrimiento.

De acuerdo con la filosofía griega, pienso que estoy a punto de reencontrarme con el Origen. Deseo fluir en los elementos según el orden natural: la tierra, fuente de sustento y civilización; el agua, asociada a la vida, la purificación y la emoción; el aire, elemento esencial para la vida y a menudo asociado con el espíritu y el intelecto; y el fuego, símbolo de la transformación y purificación.

Aceptar la belleza del sufrimiento desde el deseo de que algo cambie no es fácil. El sufrimiento, el concepto de sufrimiento ligado a lo cognitivo y emocional del ser humano, es siempre consciente. Podemos «manejarlo».

Es lo que experimento cuando hay algo que deseo que sea de otra manera. Es lo que llevo viviendo desde hace unos meses mientras me empeño en hacer fluir el agua hacia donde pretendo que forme una figura sugerente en mi aprendizaje de pintar a la acuarela.



Más allá del bien y del mal hay algo…

Una especie de catarsis sucede al volcar lo que sucede en el arte. Encontrar la belleza de la Naturaleza, también en lo que es incómodo o desagradable sentir. Más allá del bien o del mal late la belleza, el amor. Podemos ver más, traspasar la visión de los ojos, sentir más allá de las emociones y pensamientos, ver más allá. Esa luz que late, esa vida que late en la materia, que se despliega hacia el encuentro con la aceptación de lo que es nuevo y diferente.

Idear nuevos trazos, capas, sedimentos de pinturas frescas. Hay una energía en el movimiento. A veces en calma, a veces en contra, o enredada como nudos, o arrastrada. Los colores conviven entre juegos de luz y sombras, erosión, rasgaduras del pigmento, corrosión, fluyendo en el lenguaje del agua. Mundos que afloran a través del pincel con trazos de líneas suaves o fuertes que surgen y se van cruzando, generando texturas angulosas o difusas, más allá del entendimiento visual. Destrucción y construcción configurando volúmenes, profundidad y trama, creando y recreando mundos fantásticos donde no existieron antes. Vibraciones del agua, de lo emocional. Lo definido y lo indefinido. Intuición.

Recreado de mensajes relacionados con El Movimiento en el Paisaje.
Del Master «De lo Espiritual en el Arte» – Araceli García


Dedicado a mi gran amiga Isabel Fernández Bernaldo de Quirós
y, con especial GRATITUD a Araceli García Formadora y mentora de proyectos artísticos,
entre ellos «De lo Espiritual en el Arte«


Hay una sombra en el lienzo

Mientras espero…


Hay una sombra en el lienzo.
Pienso que debe de ser el mar…

La nieve cubre mis manos
y se me amontona el silencio
donde ya no importan respuestas
a las preguntas verdaderas.

Mi nombre es un abismo, distinto cada día,
que dibujo en la arena de una playa perdida
en el azul horizonte de la nada;
hay noches que me llega su rumor muerto.

En algún momento perdí mis gafas de sol negras
y mi reloj de arena, ahora sé que solo dejé huellas vacías,
no sé dónde desvivirme.


Qué camino seguir después de las heridas?
¿Dónde perdí la alegría de mi pie izquierdo?



Texto e imagen @mjberistain