El pescador


 Más allá de la mar
hay un hombre que reza, amarrado a la tierra,
esperando atento el movimiento leve del aire
—alimento para sus hijos pequeños—

las nubes se cargan con todo el peso del cielo
envolviendo su tiempo…


Entre la tormenta y la calma


 Eres la tormenta
y el mar azotando las costas
eres la libertad
y el viento atizando los bosques,
eres el sol de un cielo despiadado
sus rayos castigando la arena
interminable.

También eres la calma en el aire
cuando llega cargada de brisas y fragancias.

Eres noche sin estrellas, sin luna,
fortaleza de oscuridad impenetrable.

Eres la fuerza de la tierra, fértil,
bajo el peso de mis pasos, y eres luz
contra la más profunda oscuridad

Eres todo esto y nunca serás todo a la vez
y eres nada de todo esto
y nunca serás todo a la vez.

Fluyes allí donde mejor me reconozco,
en los espacios de mis conflictos,
en la verdad de mí;
entre la tormenta y la calma.


Variaciones sobre un poema de P. Jennings 

 

Llueve


 Llueve…, —dijiste—
No recuerdo si la habitación era la mía o la tuya.

Todo quedó
quieto, como lo dejamos.

Morir con dignidad —decíamos—
unidos,
abrasados juntos.

Todo quedó
quieto, como lo dejamos

Las cortinas abiertas,
de par en par,
los cojines rojos por los suelos
la cena sin estrenar,
sordos a los rugidos del mar
a la voz envolvente del vinilo
y al vuelo del viento
que azotaba con espumas
las caricias heridas en la piel.

Todo quedó
quieto, como lo dejamos
en la pequeña muerte de la memoria.


@mjberistain
Imagen: Diluvio de Barceló (Museo Guggenheim)

 

Síntesis


Jadeaba el silencio entre las flores
los dedos deshilachados de escarcha,
hacía frío entonces en el jardín
huérfano, distante de las ciudades.

Y volvíamos, obstinadamente,
síntesis aguda repitiéndose
entre madrugadas de cafés lentos
y migas de ternura por los suelos.

Despacio, muy despacio abrazando
la inminencia tiránica del amor,
la belleza de su pequeña muerte
de lirios y pétalos quejumbrosos.

Había dulzura de vieja ofrenda
incrustada en la piel de los huesos
y una oración devorando el miedo
enmudecido a pronunciar te quiero.


Sinfonía sin historia


 

Se enfrentaba
a un pentagrama vacío.

¡Oh, no!
¡qué equivocación!

Estaba lleno de silencios,
silencios y soledad,
pasión del poema
que aleteaba herido
entre los signos detenidos,

sinfonía sin historia,
llanto sigiloso de la lluvia
por las alcantarillas,

invitación a la desmemoria…


 

 

 

 

 

 

 

La palidez del agua


He descendido
a la noche sin espumas,
las alas rotas

solo el silencio
nocturno
aliviará la agonía
contra los muros blandos,

como estrellas inquietas
esperarán palpitantes,

—la palidez de la esperanza entre los labios—

una razón de amor
que muerda los cuerpos por las esquinas.


 

@mjberistain

Con latir de faro


La lluvia apagaba el rumor de los truenos

Ya no llorabas entonces,
los ojos vacíos,
llenos de muertes prematuras.

En el corazón, el latir de un faro,
y sobre las aguas rizadas
mapas de papel naufragando
en océanos inciertos.

La locura
sabe dibujar la esperanza
entre los sueños pequeños.



@mjberistain

Esa obstinada luz


Por fin me he dado cuenta
de que todo en ti me recuerda
a un tren perdido.

Tendí todos los gritos
en los raíles vacíos que siempre supe
que no me llevarían a ninguna parte.

Porque «no es de ahora esta luz»,
es tu luz de siempre
alertándome del peligro
que acecha cuando aparejas el aire
brillando tus ojos como peces de luz.

Esa obstinada luz
derramando noches de inmortalidad,
resbalando por las palabras
que escribí y no pronunciaré,

Esa obstinada luz
llegando al amanecer en oleadas,
penetrando a jirones por las persianas,
deslizándose azul hasta la alta mar de la locura.

Sigo buscando en el hueco de mis manos
las líneas de la soledad para romperlas.

Esa luz,
esa obstinada luz que no es de ahora…


@mjberistain

Tempestades


 

Me enfrento al brillo voraz de tus ojos
mientras sucede
algo más que el deseo
y las contradicciones.

Se van rompiendo las horas
en pequeños despertares
que perpetúan, en el angosto camino del miedo
a abandonar, la dulce desdicha de las sábanas.

Cada uno tiene sus propias tempestades…


 @mjberistain


 

Nunca más, Amor


 Fui la sed
y tu el agua inalcanzable.
Bebí la lluvia ardiente
de mis propias lágrimas.

Fui ofrenda.

Hubiera querido todo
pero también nada de ti.
Fui vertiente y fui vacío
aullando como una loba
en el bosque de las ciudades
deshabitadas

Nunca más, Amor

No soy un ser.  Soy una sombra
que persigue el viento, el cuerpo
curvado de una nube errante
y la secreta humedad de su tormenta.

Nunca más, Amor


 

 

Si me das a elegir… I


A esta hora inocente
la luz se sienta
en el umbral de las miradas

A esta hora inocente
los rostros no tienen nombre
mas la soledad no está sola

Hemos nacido y muerto
tantas veces,
tantas veces hemos vuelto
brindando con los vasos vacíos
en la ausencia
que es nunca y es ahora.

Nada tiene sentido,
ni los abrazos crispados
de placer ni el dolor insumiso de la sangre,

A esta hora inocente, amor,
si me das a elegir, me quedo contigo.

@mjberistain



Como si fuera la primera vez


Hubiera deseado dejar de amarte,
dejar que las gaviotas marcharan
a otros acantilados
y volaran lejos como sueños inmaduros
hacia el sur de la templanza,
a los márgenes de la lluvia colgada por los  cristales.
Hubiera deseado
huir con ellas de la humedad y el frío incrustados en las paredes
y no sentir la ambigüedad de las despedidas en la sangre.

Pero no dejé de amarte y vuelves
a la mar con tus cantos de sirenas
como si fuera la primera vez,
el agua como espejo donde se miraban
los barcos cuando soñaban la penumbra.


@mariajesusberistain
Nota: los versos en cursiva son de Isabel Fdez. Bernaldo de Quirós

Un cierto afán nunca cumplido


 Tanto como andar por la orilla de la playa
una mañana luminosa y solitaria

Tanto como sentir el calor del sol
sentada bajo un tamarindo en un banco del paseo

Tanto como obsesionarme con el fruto de la belleza
cuando pienso en la imagen de los dos en el espejo

Tanto como la alegría cuando excluyo la tristeza
de la espera riendo como un niño
cuando gana en la pantalla su héroe favorito

Tanta añoranza en la voz de la conciencia…
los pasos que no dimos enloquecidos
por las calles del deseo y la ternura
descalzos por la vida.

Clama al cielo el deseo como «un cierto afán nunca cumplido».


@mjberistain

Nota:
El título está tomado del poema «exactamente vida» de L.A. de Villena

 

Una barca de mentiras


Solo soy mi soledad
y no soy sin ti.

Amé el abismo
que una vez se abrió entre nosotros
que no existíamos.

¿Quién es nosotros?
ni tu ni yo
ni tu mío
ni yo tuya
ni tu conmigo
ni yo contigo.

No sé quién eres, ni dónde estás
ni qué quieres de mí.

Somos islas desiertas
que aman el mar
que las une y las separa.

Solo soy mi soledad
y no soy sin ti.

Seguiré tallando barcas
de madera y mentiras
para seguir huyendo, deseándote.


 basado en poema de J.V.Piqueras
imagen La ola verde de Monet – Museo de Orsay, París

 

Una emoción verdadera


Hay un bosque que se halla en mitad del río
Yo declaro que Tú eres ese bosque, ese río,
ese poder insólito en medio de una huída…
J.A. Glez Iglesias


Seré isla y seré puente
en mitad de la corriente.

Seré isla cortada
en el mapa del mundo que me rodea
La soledad no busca ninguna orilla.

Es como no querer nada
alguien que todo lo espera…


NOTA: Alteración del poema de R. Juárez

Fuimos el futuro


Abro el libro de las nubes
y encuentro entre las líneas de lluvia
una violeta muriendo de sed.
K. Lubomirski

Siento el rumor de las estrellas
bajo este cielo encanecido,
Mis manos aún recuerdan el camino
hasta tu vientre,
deambulando por los siglos
buscando piedras, árboles,
donde ayer tallábamos nuestros nombres.

Fuimos el futuro…
Mi cuerpo aún recuerda el dolor entre tus manos
cuando en mis pechos hacías que crecieran las violetas.



@mjberistain

Nomeolvides


De ningún viaje volvía siendo el mismo,
llenaba de luz
y corazones nuevos
el dulce lecho de nomeolvides.

Más allá del canto del ruiseñor
solo el silencio
de los bosques,
y mariposas muertas
a orillas del crepúsculo
donde, alguna vez, habitó el amor.


 

Largo exilio


Saber que me añoras no es un lugar
para comer de tus manos peregrinas,
ni la intemperie una circunstancia
que me amarre al dulce festival
de tus palabras como a una tabla de náufrago.

Renunciar puede ser un acto de amor,
inmisericorde, pero acto de amor, al fin.

El resultado de un largo exilio
entre tu pecho y el mío
cuando ya nada estremece,
ni tan siquiera el roce aventurado
de tus manos hurgando en el bolsillo de mi abrigo.

Porque hay distancias que de tan cercanas duelen,
como la fría luminiscencia del neón por los tejados
o la intermitencia cansina de los semáforos sin alma
cada vez que te busco por las ciudades del mundo
y renuncio,
porque no sé cómo explicarte que no quiero encontrarte.


@mjberistain

 

Más allá


Mis brazos insisten en abrazar el mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde…
A. Pizarnik

 Volver al paisaje desangrado
para rasgar las dulces vestiduras
de la desesperanza.

Y en las mañanas soleadas
volver al jardín de las lágrimas,
desnudarme del miedo a la soledad
y bailar con la música del viento
hasta abrazar la desmemoria
entre el aleteo de las flores más frescas.


@mjberistain

 

La ternura por los sofás


 

Dejaré que los sofás ahuequen los signos de la desesperanza
que la ternura salte por encima de las camas
y las almohadas y las alfombras vuelen
desafiando a los vacíos.

Otras luces llamarán a las puertas de los desheredados como tu y como yo
las risas sortearán las ramas deshojadas de los efímeros inviernos
habrá música insomne, imperfecta dicha de los que están naciendo
ante los ojos del mundo enmascarado, hasta su suerte, Amor… hasta su suerte.

Jubilosos versículos recitarán los titiriteros en las fiestas de guardar,
alcanzarán el arco solar, alimentarán nuevas células y su inacabable procreación.

Ser, ¿hasta dónde?, ¿desde dónde, Amor?

Somos moléculas ínfimas de un espectáculo cósmico. No hay inconveniencias. Somos movimiento. Somos aire, briznas de nada suspendidas ante la metamorfosis de los planetas.

Cenizas… Y lluvia,

Volver al filo de la nada, a la invariable incertidumbre de la eternidad, a la invariable certidumbre de la muerte, a la única verdad, al silencio absoluto.

¿A qué te aferras, Amor?

A las manos de una madre que acaricia con última debilidad las de su hijo… mientras
su alma se desliza sigilosa hacia la nada…


 @mjberistain
imagen de internet