Intimidad en el museo


Cuando voy al museo y siento que su lenguaje tiene algo distinto que decirme en esta ocasión. Es entonces cuando me despisto de las obras de arte que contiene y me dedico a mirar a lo alto, como si buscara un pájaro que se me resiste porque está escondido entre las ramas de un frondoso árbol. Yo lo siento aletear, escucho la sinfonía silvestre de sus trinos, repetidos como un mantra que me envuelve… Y me dejo llevar por el embrujo del museo, sus líneas y ángulos blancos, los vacíos saciados de la luz de un día gris que arremete contra las cristaleras creando espacios nuevos, sombras que albergan hilos de colores.

…Y, todo está bien.


Imagen portada de Mari Jose Cueli

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@mjberistain


10 comentarios sobre “Intimidad en el museo

  1. Gracias, Mª Jesús. Es un texto precioso, y unas fotografías estupendas.

    «Y, está bien». Nada malo puede pasar, como le ocurría a Audrey Hepburn en «Desayuno con diamantes» en la joyería Tiffany. Tu texto me ha hecho sentir así, que es como me gustar estar en los museos muchas veces.

    Un abrazo!

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