Sed de eternidad


Mas yo siento en el agua
Algo que me estremece… como un aire
Que agita los ramajes de mi alma
García Lorca

 

Abrázate a mí
con el aire que estremece
el escaso ramaje del otoño.

Susúrrame al oído
en el alto costado de mi cuello
el rumor de los pájaros
perdidos en las alas de la muerte.

Arde,
inmólate
en el oscuro ventanal
de mi vientre deseante
y siente las lenguas líquidas
de gozo libando
la suma de soledades
sedientas que habitan
entre nosotros.

No me apartes de tu cuerpo.

Desgarrame
con zarpazos de ternura,
descubre la gloria palpitante y mística,
sensual
de esta música
salvajemente cadenciosa
y vacíate
como corriente cristalina
anegando
las entrañas más ocultas
de este duelo interminable.

Quizás solo seamos
en el oscuro firmamento de los días,
solitarios instantes ingrávidos
con sed de eternidad.


 

 

 

15 comentarios sobre “Sed de eternidad

  1. Un delicioso y melancólico poema que no puede dejarnos indiferentes. Si bien todo el poema es bellísimo, los últimos cuatro versos son lago más ¿magníficos? No sé cuál es el adjetivo adecuado; pero sin duda, son algo más.

    Un fuerte abrazo.

    Le gusta a 1 persona

      1. Acabo de releer mi comentario y veo que dice «lago» donde debí decir «algo». Es decir que la frase sería: «los últimos cuatro versos son algo más».
        Y perdón, querida María, pero ¿prueba de qué? Ya no es necesario probar nada, creo.

        Abrazísimo.

        Me gusta

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