He buscado durante los años de mi vida esas palabras que ahora escribo.
Las he leído más hermosas,
admirables, pero siempre ajenas. No eran mías,
sino viento de ayer, imágenes de pulsos alterados,
inteligentes artificios. No eran míos.
Por eso escribo,
para reconocerme mañana en este tiempo tan falto de razón.
He cansado mis ojos en páginas ajenas
y ahora, en el desolado invierno de las heladas,
escribo para mí un mensaje sin claves.
Esa que soy no era. Tal vez ni fue. Pero suyas
serán esas palabras que detengo en mi tiempo.
Tal vez me reconozca en ellas si es que la vida
aún me permite atravesar el lago de la noche sin estrellas.
Autor : Joaquín Marco
Fotografía: Baruch.cuny.edu