«…los últimos de clase, los expulsados por llevar ternura
en los bolsillos,
seguíamos puros como el viento…»
CS
La imagen que me sugiere este poema me lleva a los menores que están siendo devueltos a la vida, a la tierra, a la que jamás querrían volver… Y sé que como país existen normas dictadas desde algún lugar en el que lo humano no tiene tanta trascendencia como lo político o lo económico, pero me da pena la «inutilidad» de tantas miradas ilusionadas al otro lado del horizonte…
Origen: Blog Trianarts
«Amanecer»
1
He visto un niño con tambor a la orilla del agua.
Yo no sé si ha venido a lastimarnos
con su canción al viento, ni sé si hay forma humana
de estar como él, descalzo, ante la espuma,
hoy que no en balde subió la marea
a hacernos responder de nuestros actos.
En esta tierna alfarería, viva y frágil,
en este cuerpo que es proyecto y duda,
jamás afirmación, ¿me reconocería,
ahora que ya mis pasos y mi vida resuenan en lo oscuro?
2
Pero vuelven las barcas con la aurora y vuelvo
también yo nuevamente a recordarme solo,
junto al mar y los huesos calizos de las sepias.
De aquellos merodeos de la infancia, ¿qué queda?
Nada está consumado. El tambor suena
y el aire gratuito da a las cosas
su perfil más exacto,
quiero decir, su tenue bruma,
su ávida ensoñación. Y prevalece,
hoy como entonces, la melancolía,
la soledad, lo inútil en la arena.
Carlos Sahagún