Hubiera querido estar contigo aquella tarde
la lluvia y la luna limpiaban el cansancio
de un nocturno casi consumido.
Hasta el diablo asomó su morro sobre el cerro
creyendo que era a él a quien esperabas.
Tantas veces te preguntabas a qué venía ésto,
a qué la vida sino desengaño, tus heridas
lacerantes susurrando espanto
mientras amamantabas a los hijos de tu vientre
amordazados hasta la intemperie de tus sueños
y que luego se dormían sobre el barro
tus manos delirando caricias en su piel renegrida
que a veces adornabas con guirnaldas de flores blancas.
Porque pensabas que la ilusión era vivir
un futuro que no sabías cómo explicárselo.
Era el destiempo en tus pechos persiguiéndote
como un calendario solemne hacia la muerte
en cualquier lugar, lejos de los nombres
todavía palpitantes de otros cuerpos
que se abrazaron a las brasas de la incivilización.
Nada esperabas, los desiertos, las zarzas
las escombreras y la sed reduciéndote
a una realidad de despojos amantísimos.
Ayer supe que habían encontrado tu cuerpo
sin edad, dormida, desorientada
con un trozo de mapa arrugado entre las manos.
Quién dijo que el mundo era pequeño como un pañuelo
y que la caridad se anunciaba en cada aurora
y el amor no había que pagarlo,
y después…
esa luz de tristeza y ese silencio en el bosque de agua
—rumor para una canción de cuna—
que se emitiría en los informativos de los países pudientes.
Pensaste que quizás,
solo así y solo quizás,
fuera posible que tus hijos sobrevivieran.
A ver, a ver, a ver… ¿De qué se trata esto? Déjame ir por partes. El poema, ni qué decirlo, es perfecto (o casi perfecto si no quieres que parezca un exagerado. A veces «casi» perfecto es aún mejor; pero eso lo dejo a tu criterio); aún en su dureza o melancolía.
Pero lo que me deja una espina clavada aquí (me señalo el costado de mi cuello) es la imagen que ilustra la entrada. ¿El poema también habla de esa imagen? Porque si hablamos de pareidolias (y vaya que la mía es una de esas que daría tema para que un psicólogo escribiera un grueso volumen), yo veo una cabeza allí, en medio de los árboles.¿Es realmente un busto abandonado o es una formación natural?; ¿Tiene alguna relación con el poema o es sólo la unión que mis neuronas han hecho entre las letras y la imagen?
Bueno, como sea y como dije; el poema está más que bien. La imagen es maravillosamente intrigante.
Abrazísimo.
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jajajja, a ver, a ver… «pareidolias», Jopé, (perdón), cada vez que sale este palabro tengo que mirar el significado en el diccionario. Procuro elegir cuidadosamente las imágenes que acompañan a mis textos. No siempre consigo una pareidolia perfecta. Además, no es el lector el que tiene que hacer su propia interpretación?. Yo solo deliro, sugiero, denuncio, incluso a veces acierto con lo que digo…Mi querido amigo Roberto me encanta esta relación epistolar «virtual», siempre aprendo mucho contigo. Otro abrazísimo (otro palabro que te inventaste y del que me he apropiado diría que exclusivamente para despedirme de ti).
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Pues mira, que eso de apropiarse palabras para que éstas pasen a ser una clave personal no está nada mal… ahora no la podré usar en otro lado (y no importa, claro que no).
Lo de las interpretaciones, querida María; lo dejaremos para otra oportunidad, porque es un tema largo y espinoso (soy de los que se niegan a la libertad absoluta de las interpretaciones de los lectores. Si bien esto es así, todo tiene sus límites).
Pero ahora dime ¿ves el rostro del que hablo entre los árboles o soy sólo yo?
Abrazísimo por dos.
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Me he explicado fatal. Al decir que me he apropiado de tu palabra he querido decir que me gusta y la utilizo, también. No creo haberlo hecho con otra persona que no hayas sido tu. No me adjudico de ninguna manera su creación o su descubrimiento. Por otra parte, y estando de acuerdo con el tema de negación a la libre interpretación de los lectores, y siendo, como dices, que todo tiene sus límites… admito que en el caso de los textos tuyos que tratan temas con sobriedad y profundidad perfectamente documentados, ok. En mi caso, mis textos son sugerentes, aparte de los de denuncia que pretenden solidarizarse o implicar al lector, así es que me gusta que el lector lo haga suyo, lo interprete y si es de su gusto lo disfrute. Por tanto no puedo ser tan categórica como tú, en realidad suelo moverme en los márgenes… puaff me has provocado y he entrado al trapo como un auténtico “Tauro” que soy.
En esta ocasión te reservo un súper abrazo (pero me gusta más tu palabra).
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Tienes razón en ese punto: hay una notable diferencia entre la libre interpretación de un texto poético y otro ensayístico. En éste último caso la libre interpretación es más peligrosa; en el primero es casi inevitable. Así que estamos llegando a un acuerdo.
Entendí lo de la palabra; pero no voy a seguir con eso porque sólo crearía más confusión.
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Gran poema, me ha gustado mucho.
Un abrazo muy fuerte, amiga.
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Otro para ti, querida Isabel, alegría de que te haya gustado así. Abrazos grandes
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