Llueve…, —dijiste—
No recuerdo si la habitación era la mía o la tuya.
Todo quedó
quieto, como lo dejamos.
Morir con dignidad —decíamos—
unidos,
abrasados juntos.
Todo quedó
quieto, como lo dejamos
Las cortinas abiertas,
de par en par,
los cojines rojos por los suelos
la cena sin estrenar,
sordos a los rugidos del mar
a la voz envolvente del vinilo
y al vuelo del viento
que azotaba con espumas
las caricias heridas en la piel.
Todo quedó
quieto, como lo dejamos
en la pequeña muerte de la memoria.
@mjberistain
Imagen: Diluvio de Barceló (Museo Guggenheim)
Imágenes sutiles… nada le queda mejor a la poesía. Ése es uno de tus puntos más fuertes, María, y es un lujo renovado pasar por aquí y encontrarnos con él una y otra vez.
Un abrazo.
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Como el asesino que vuelve una y otra vez al sitio del delito, vuelvo de vez en cuando a mis letras y te encuentro y es un placer siempre recorrer tus comentarios. Un fuerte abrazo a más de quinientos días desde que me escribiste. Un abrazísimo, como siempre, con todo el cariño.
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Ya sabemos que no hay obligaciones contractuales entre nosotros, querida María; en este caso soy yo, ahora, el que por motivos de salud ha dejado pasar otros quinientos días (y seguramente dejaré pasar algunos más). Así andamos, entre encuentros y desencuentros varios que no son otra cosa que un espejo de la vida misma.
Por cierto, el que disfruta con la lectura soy yo, luego sólo intento llegar a la altura de tus tobillos, eso es todo.
Un fuerte y apretado abrazo.
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Maravilloso, MJ!!!
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Muchas gracias por tu exclamación… Abrazo fuerte!
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No puedo más que decirte lo maravillosa poeta que eres y el enorme gusto para elegir la imagen.
Siempre es un placer leer tus poemas.
¡Buen fin de semana!
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Pasan los días… gracias Isabel por estar siempre ahí, cerca.
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