Soy aquella que nunca has visto,
que amó con los dedos
tu cuerpo y tu agua inmensa.
Un amor que no fue.
Fui la mujer de luz equivocada
tu y yo en la fiebre, frente a frente.
Fue la tarde un abismo de amor
golpeando a saco el pecho
donde has vivido siempre.
Qué fleco de silencio
qué tiempo sin estrías
se abraza hoy a los espejos…
Qué fria flor en la garganta
cuando me cuestionas…
Soy el mar; mis razones anegadas,
naufragado enigma de mi existencia.
…
«… Por qué,
si me amabas,
dejas que me desangre solo,
solo (ese solo que cae como gota de sangre)
y a merced de voraces sentimientos-hormiga,
-color de hormiga, diría un mexicano-
sólo como planeta
estallando en el tiempo,
solo como el cadáver de una espiral estrangulada con alambre de espino,
solo, muy solo, solo
(¿no sientes, ya no?)
si me amabas.
Por qué.
Por qué me desarmaste
si pensabas matarme aunque me amabas.
Por qué tantas heridas,
esas bocas de pozo, esos volcanes tristes,
por qué tantas heridas
si me amabas.
…
si me amabas.
Dime por qué me desarmaste con mentiras
que me dejaron indefenso
ante tu amor borroso y sanguinario
si me amabas.
Dime por qué me amabas
sin valor para amarme»
Anónimo
Nota:
El primer poema es respuesta al segundo (Anónimo) y está basado en un poema de Antonio Lucas.
«Soy el mar»… y te respondió el viento… Me ha encantado.
Me gustaMe gusta
Ambos poemas, saben hablarse y aunque la dialéctica es distinta, hacen un hermoso poema, gracias por compartir.
Me gustaMe gusta
Poema para dos voces… Desde el silencio. Un abrazo Poetas, me gusta veros aparecer entre mis letras.
Me gustaMe gusta