Ya mi risa no es mi risa,
ni mi aliento es ya mi aliento,
ni tengo aquella arrogancia
que tuve y se fue perdiendo…
Quizá él nunca sepa
que cada tarde le espero
sentada sobre la arena
entre las barcas sin puerto.
Es por eso que mis venas
ya no son ríos de fuego,
en ellas solo me queda
navegándome el invierno.
Texto C.Gadelle
Imagen Acuarela de Ramón Egoscozábal