Presentación
No tengo más voz que la del silencio
en esta hora de marea alta,
en este paisaje del no ver, no tener
ni casi ser…
(Saramago 151 Piedra de Luna)
«El mar no es azul —dijiste— El mar es del color que tú quieras que sea…»
Quise ahondar en la memoria
imaginar pigmentos,
colores que antes no existieron
para el mar. Ese mar que siempre es el mismo
que permanece en mi mente, en movimiento
entre abismos inciertos.
Yo encontraba hilos de silencio, veladuras, nieblas,
reflejos que mecían mi locura.
Había algas que jugaban con mis pies desnudos,
sus lazos de agua entre las aguas,
como delicadas pinceladas sucedían
y se alejaban de mi con besos de pez hacia la nada.
Con el sabor del salitre entre los labios te buscaba,
desde la zozobra de mis desvaríos
entre los espejos en desuso por las terrazas de Alejandría.
Te buscaba en la arquitectura de las tormentas,
en el reverso azul de las espumas, o suspendido
entre las lluvias de fugaces amapolas que inventaba.
Ah! ¡Mar de mis silencios!
A veces te encuentro y a veces te pierdo…

Qué precioso texto…Lo he leído con la misma quietud con la que una contempla el mar cuando parece no tener orilla. Me ha emocionado esa frase: “El mar es del color que tú quieras que sea”…porque en el fondo, todos miramos el mismo horizonte, pero cada cual lo ve con los pigmentos de su propia historia. Gracias por este poema tan lleno de imágenes que se quedan flotando después de leerlo. Un fuerte abrazo, María Jesús 🧡🍀🌿
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Úrsula, muchas gracias por dedicar esos minutos de quietud a mis letras. Me alegra mucho que lo hayas dejado «flotando» entre aromas de salitre. Lo interiorizo contigo. Un abrazo muy especial.
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Magnífico ese Mar que guardas dentro. Todos llevamos un Mar de distintos colores y formas. Aunque no siempre nos parezca el mismo Mar. Un abrazo grande, amiga.
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Cierto, amiga mía, cada uno en su «mochila» arrastra algo del «origen». Besitos
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