El «problema» de salir de noche con amigos astrofísicos y potentes telescopios, es que, casi sin pretenderlo, te sientes inmersa en un mundo «exterior» al que nunca antes te habías atrevido a mirarle a la cara. En fin, que te daba tanto respeto que parecía miedo. Si, por supuesto que estudié el Universo, pero debo de reconocer que como una asignatura obligatoria porque no comprendía su magnitud de la que soy apenas una mota de polvo. Yo, hasta ahora he caminado por encima y alrededor del mundo como El principito en mis dibujos de niña.
(A propósito, en este punto quiero detenerme en un texto que Santiago Pérez Malvido ha destacado del libro de Saint-Exupery y que me ha autorizado a utilizar hoy aquí.
Gracias por ello.)
«Serás siempre mi amigo. Querrás reír conmigo. Y abrirás a veces tu ventana, así… por placer… Y tus amigos se asombrarán al verte reír mirando al cielo. Entonces les dirás: «Sí, las estrellas siempre me hacen reír», y ellos te creerán loco.
Antoine de Saint-Exupery. El principito.
Ahí estaban visibles nuestra luna y planetas como Júpiter y Saturno, galaxias de las que apenas conozco su forma y su nombre, y todo ello rodeándonos desde un cielo inquietantemente envolvente. Un firmamento lleno de materia de luz en una infinita oscuridad vibrante. Y todo respiraba.
Planetas conocidos y desconocidos y lunas y anillos y cráteres y agujeros negros y millones de estrellas en torno a nuestro planeta la Tierra (digo nuestra Tierra y quizás no sea exacto, quizás seamos nosotros de la Tierra…) girando y desplazándose alrededor del Sol, y acompañada de su luna particular ya explorada por el ser humano.
La miré con incredulidad. Siempre he sabido encontrarla. Si, hablo de la estrella Polar. ¿Quién, qué hilo estaba sosteniendo la tierra bajo mis pies en aquel «vacío» alrededor de aquella estrella que siempre me había ayudado a orientarme cuando buscaba el Norte?.
Y, ¿ por qué ahora observándola me sentía tan desorientada?
A través del telescopio es fascinante encontrarte vis a vis con Júpiter y Saturno. ¿Alguien o algo se interesaba también por nosotros desde un altiplano en otro mundo?. Saludé con una sonrisa respetuosa por si al otro lado de los objetivos alguien también me miraba…

Incluyo aquí uno de mis poemas preferidos. Es de Octavio Paz , lo tituló «Hermandad».
Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.
Gracias amigos, ha sido un momento muy especial y siento que (como dijo algún día Hunphrey, quiero decir Hunphrey Bogart), creo que la noche de «hoy ha sido el comienzo de una buena amistad», a lo que yo añado que, y un poderoso acercamiento al cosmos por parte de mis neuronas, que las notaba yo extasiadas ante el abismo. Y, sin miedo.
Inquietante, vibrante, éxtasis ante el abismo, «…Y todo respiraba». Otros no ven mas que noche. Gracias por hacerme sentir unos minutos…y todo respiraba, que bonito.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Ramón por acercarte a mi «galaxia». Buscando eternamente la luz…
Me gustaMe gusta
A mi me parece grande todo lo que nos aportas.
Gracias⚘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Interesante tu entrada.
Saludos⚘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias por tu comentario, Poetas. me alegro de que te haya resultado interesante. Es un adjetivo que contiene un gran valor para mi pequeña parcela. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Felicitaciones por tu aproximación infinita con o sin miedo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Poetas, es como si me hubiera topado con un nuevo mundo… ¡Qué importante es poder compartir momentos con personas tan sabias y tan generosas; altruistas, grandes maestros de humilde corazón, que te animan a abrir un poco más los ojos y te ayudan a caminar hasta que puedas valerte por ti mismo. Gracias por tu presencia siempre. Un abrazo.
Me gustaMe gusta