Dejaré que los sofás ahuequen los signos de la desesperanza
que la ternura salte por encima de las camas
y las almohadas y las alfombras vuelen
desafiando a los vacíos.
Otras luces llamarán a las puertas de los desheredados como tu y como yo
las risas sortearán las ramas deshojadas de los efímeros inviernos
habrá música insomne, imperfecta dicha de los que están naciendo
ante los ojos del mundo enmascarado, hasta su suerte, Amor… hasta su suerte.
Jubilosos versículos recitarán los titiriteros en las fiestas de guardar,
alcanzarán el arco solar, alimentarán nuevas células y su inacabable procreación.
Ser, ¿hasta dónde?, ¿desde dónde, Amor?
Somos moléculas ínfimas de un espectáculo cósmico. No hay inconveniencias. Somos movimiento. Somos aire, briznas de nada suspendidas ante la metamorfosis de los planetas.
Cenizas… Y lluvia,
Volver al filo de la nada, a la invariable incertidumbre de la eternidad, a la invariable certidumbre de la muerte, a la única verdad, al silencio absoluto.
¿A qué te aferras, Amor?
A las manos de una madre que acaricia con última debilidad las de su hijo… mientras
su alma se desliza sigilosa hacia la nada…
@mjberistain
imagen de internet
Gracias, amiga.
Qué maravilla de texto en el que la poesía es prosa o viceversa, tanto da.
Eres una de mis poetas actuales favoritas, lo digo y lo diré hasta repetirme las veces que haga falta.
Una brazo muy fuerte, María Jesús.
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Mi querida Isabel, engrandeces mis letras con tus comentarios, lo cual no se si es bueno, porque me vas acostumbrando mal aunque me hagas sentir tan bien… Gracias mil y mil besos para ti.
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