Fotografía Daniel Ramos
Se quedó mirando fijamente a la fuente, absorta, con la cámara de fotos colgando sobre su pecho
y sujetándola con las dos manos sin decidirse al enfoque. Era esa primera hora de la tarde en la que el sol de otoño cae en diagonal por encima de los tejados y las sombras van haciéndose un hueco por las calles y por los parques.
Muchas veces había tomado imágenes del agua; le gustaba trabajar con los blancos y los grises, con la luz, con la transparencia, con el contraste, con los brillos del asfalto, con aquella mezcla de lágrimas de lluvia en las pestañas como una amable emoción a veces, otras como una rara conmoción que le invadía de humedad los huesos y el corazón de frío…
Dejó la cámara en un banco solitario del parque y se acercó al borde de la fuente. Cerró los ojos durante unos segundos y se dejó llevar, sin resistirse, hacia los fondos saturados del color.
¿Por qué aquél buscar, aquél dudar y esperar siempre el momento mejor, para comprobar, al cabo del tiempo, frente a aquellas fotografías, que ella, también ella; ella misma había estado allí, en aquel instante, tan breve, tan efímero, tan bello?
@mjberistain
Con mi agradecimiento a El Fotonauta por su autorización a utilizar su fotografía.
Actualizo hoy esta entrada con un abrazo y un recuerdo especial a Daniel, allá donde esté. (2017)