Como un huésped accidental
has desgarrado las cortinas
de mi alcoba.
Quizá fuera un viento ebrio;
un vendaval
quien se atrevió
en el calor de la noche
a escudriñar
el aroma de las horas,
o los pliegues de las sábanas blancas
sobre mi cuerpo
desnudo en los espejos.
Deja que deshaga de mis dedos
la urdimbre de caricias
y que mis manos palpen ciegas y ajenas
la larga tela fría del desengaño.
Desnuda estoy frente a mis sueños,
y te temo.
Pequeña variación sobre un poema de Pablo García Baena Ver TRIANARTS
Imagen: Tsuguharu Fujita

Voy a leerlo otra vez.
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Los pelos de punta. Bellísimo poema y magnífica ilustración.
Un abrazo, amiga.
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Precioso!!!
Fuerte abrazo, María Jesús.
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