La violinista


Tuve una infancia feliz. Cuando tan solo tenía tres años, con la convicción de mis padres de que yo era una artista, me incluyeron en un novedoso programa de educación musical en el que el elemento fundamental era el violín. Hasta entonces cualquier iniciación a la música, desde el punto de vista oficial, pasaba por aprender solfeo a secas y solo meses más tarde llegaba el momento de elegir un instrumento para su aplicación que, en la mayor parte de los casos, solía ser el piano. Por fin, los niños empezábamos a comprender para qué servían tantas horas de lecturas áridas de signos negros colgados de una estructura de cinco líneas horizontales a lo ancho de las páginas de los cuadernos de cuadrícula.

Como he dicho antes, la fórmula de estudio que se planteaba era novedosa en la ciudad y, también lo era por su rareza en la elección del violín como instrumento, debido a la dificultad del aprendizaje y a su escasa proyección a nivel profesional (eso se pensaba entonces en nuestro entorno cultural).

Compaginé mis estudios básicos con él, también los de grado medio y los de grado superior. Siempre con mi violín a cuestas. Puedo decir que ya la vieja caja de madera revestida de piel negra formaba parte de mi vestimenta. El violín fue cambiando a medida que yo crecía. Llegó el momento en que decidí nunca más cambiar el stradivarius de segunda mano que me había regalado un buen amigo de mis padres cuando volvió de uno de sus viajes por Europa. Él me contó…


Stradivarius


Antonio Stradivari fue un luthier italiano. Nació en 1644 en Cremona, Lombardía y vivió hasta 1737. Fue más conocido por la forma latinizada de su nombre, Stradivarius, que se aplicó a todos los instrumentos musicales de cuerda que fabricó.

Su ciudad, Cremona, se hallaba entre un bosque de abetos (madera blanda) y uno de arces (madera dura), por lo que estas maderas eran las usadas por los grandes maestros violeros, como los Amati y los Guarneri. Comenzó a mostrar originalidad y a hacer alteraciones en los modelos de violín de Amati. El arco fue mejorado, los espesores de la madera calculados más exactamente, el barniz más coloreado y la construcción del mástil mejorada. Se considera en general que sus mejores violines fueron construidos entre 1683 y 1715, superando en calidad a los construidos entre 1725 y 1730. Además de violines, Stradivari construyó arpasguitarrasviolas y violoncellos.

Una hipótesis sobre la calidad de los instrumentos creados por Stradivarius sugiere que el clima puede haber sido un factor importante en el extraordinario sonido que poseen. Durante las épocas de frío extremo, los anillos de crecimiento de los árboles son más angostos, están más juntos y la madera tiene mayor densidad. El «mínimo de Maunder» fue un período de frío entre 1645 y 1715 que afectó a Europa, mientras se talaba la madera que Stradivarius habría de utilizar. Así, sin dejar de lado la extraordinaria calidad del trabajo de Stradivarius, se piensa que la singularidad del timbre de estos instrumentos puede tener su origen también en el uso de madera perteneciente a un período climático especial. Cuando acababa su instrumento, el barniz con el que cubría la madera se consideraba muy importante, debido a la transpiración de la madera, etc. Este es uno de los misterios del luthier: la fórmula de su barniz. Fuente: Wikipedia


Desde entonces han pasado muchas cosas por mi vida como en la de cualquier ser humano. He viajado, he tenido familia, amigos, trabajo. He dado conciertos en lugares cutres y otros maravillosos como algunos salones privados de Chateaux franceses. He sobrevivido por unos pocos peniques en pasillos transitados por gente que no amaba la música. He soñado desde niña en ser concertino en la gran Orquesta Sinfónica de Viena.

Murió anoche mi compañera de fatigas, mi amor, mi gran amiga. Formábamos parte de un grupo musical que atendía contrataciones para eventos; bodas y fiestas.

He amanecido junto al mar de una pequeña ciudad del norte donde esperábamos el momento de interpretar un repertorio clásico en los jardines de uno de sus museos. No he dormido. Me he cobijado con mi violín y mi desolación en el interior de un túnel del paseo marítimo. Alguien me ha tocado en el hombro, me ha agradecido la música y me ha ofrecido ayuda. Antes de seguir su camino me ha dejado unas monedas…

Mientras interpretaba a Bach, sin esperar ya nada, seguía soñando con ser concertino de la Orquesta Sinfónica de Viena.




@mjberistain

6 comentarios sobre “La violinista

  1. Y ahora, decirte que he recibido tus alagadores comentarios que agradezco de corazón, sobre todo porque, creo que ya te lo dije, soy muy insegura. Publicaría con más frecuencia, pero miro mis escritos y pienso: si esto está fatal.😂😂. Aunque
    escribir también es mi refugio.
    Gracias. Y disfruta de tu violín y de la vida.

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  2. No sé cómo reaccionar después de leer tu post. Seguramente eres una virtuosa del violín, y aunque no lo fueras, tienes un refugio, un lugar donde estar, donde refugiarte si la vida se pone brava. Eso es un privilegio que pocos, muy pocos tenemos. Tú misma lo has escrito. El violín ha sido el consuelo en este momento doloroso.
    Este post me ha llegado al alma. He sentido que hablabas con el alma.
    Te felicito, te admiro y te envidio.
    Un abrazo grandísimo. Amiga.

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    1. Y ahora, decirte que he recibido tus alagadores comentarios que agradezco de corazón, sobre todo porque, creo que ya te lo dije, soy muy insegura. Publicaría con más frecuencia, pero miro mis escritos y pienso: si esto está fatal.😂😂. Aunque
      escribir también es mi refugio.
      Gracias. Y disfruta de tu violín y de la vida.

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  3. 4 comentarios sobre “La violinista”

    Jabier dice:
    15 abril, 2020 a las 13:09 EDITAR
    Txalo bero berobat. Para publicarlo, no sé dónde, pero para publicarlo Mariaje

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    Maria Jesus Beristain dice:
    15 abril, 2020 a las 17:24 EDITAR
    Lo incluiré en mi próximo libro de relatos. ¿A eso te refieres? Gracias por tus visitas y tus comentarios Jabier. Me tienes encantada… Un muxu.

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    Anónimo dice:
    15 abril, 2020 a las 11:52 EDITAR
    Muchas gracias Maria Jesus.

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    Maria Jesus Beristain dice:
    15 abril, 2020 a las 17:24 EDITAR
    A tí, anónimo. Gracias por tu presencia.

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