Los consentidos


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DE CERCA

De la Colección Blanco y Negro


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Naturalidad


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Pobladores del Bosque


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ARENAS


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Galería – naturaleza


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Galería 2022 – Naturaleza
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Escaleras

La escalera es uno de los elementos que me cautiva en muchos de los lugares a los que viajo. En primer lugar, no puedo dejar de referirme a la escalera de doble espiral del Castillo de Chambord en Francia, obra atribuida a Leonardo Da Vinci. (Siglo XVI)

En esta entrada incluyo algunas imágenes de la escalera de caracol del Faro de la Isla de Ré, próximo a La Rochelle, también en Francia. Por su antigüedad y su encanto, en sí misma es un espectáculo mientras se alcanza la cima a más de 50 metros desde tierra para tener una panorámica extraordinaria de los alrededores.


fotografía@mjberistain

SCHOMMER

La belleza como argumento

‘Schommer al natural’ es el título de la exposición que se celebra estos días en la Casa de Vacas del Parque del Retiro de Madrid. Destaco aquí algunas imágenes tomadas de la red. Son solo una muestra de las que a mí personalmente me resultan sugerentes, aunque me descubro admiradora de toda su obra. Ver:  albertoschommer.com

Apuntes del artículo de Miguel Lorenci en el Diario Sur

Alberto Schommer, consagrado como un retratista genial, fue también un enamorado y un maestro del paisaje, de la fotografía de naturaleza y de los juegos en el laboratorio. Un gran fotógrafo con alma de pintor expresionista, un alquimista de la imagen que disfrutaba manipulando copias, negativos y tinturas para obtener efectos tan inesperados como emocionantes.»

«El anhelo de Schommer fue llevar la fotografía al nivel de la pintura y la escultura; dotar a las fotos de su misma expresividad y emoción.

«Tras consagrarse como un maestro del retrato, no pierde ni la curiosidad ni la energía y se convierte en un alquimista capaz de transformar las imágenes en metáforas de la pintura en su constante búsqueda de la belleza. Se divierte manipulando negativos, invirtiéndolos y duplicándolos, tintándolos o arañándolos. Convive con las flores que retrata hasta que se marchitan en el estudio, recrea y retoca los paisajes, radiografía las flores y las tiñe, destierra la figura humana.»

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De «Elogio a la fotografía», discurso leído en abril 1998 al ser nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

» La magia de los momentos recordados hay que alargarla, commo un exquisito manjar, como un delicioso vino y sobre todo si el recuerdo es mágico.»

«El retrato es quizá el hecho más importante dentro de la fotografía. Es el enfrentamiento consentido de dos personas poderosas que se observan activamente ya que el sujeto, por pasivo que parezca, no deja de aportar en su concentración unas señales perceptibles por el autor (léase fotógrafo) en las que envía simbologías de poder, relajación, elegancia o vulgaridad. El autor debe aceptar estas indicaciones, aprovecharlas, para construir el retrato. Porque un retrato de autor es algo más que un documento. El fotógrafo conoce o debe conocer al sujeto para organizar interior y exteriormente su composición: él dirige la operación sugiriendo la actitud, orientando la mirada. La luz no es más que un elemento moldeador que activará la pretensión del fotógrafo.»


LA FOTOGRAFÍA, QUÉ ES SINO UNA PROVOCACIÓN, UN GRITO, UN SALTO AL VACÍO…


Alberto Schommer fue en vida, un fotógrafo de reconocido prestigio al cual el gobierno español otorgó la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes en 2008 y que recibió en 2013 el Premio Nacional de Fotografía, el galardón más importante para un fotógrafo en este país. En 1996 se convirtió en miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Su carrera como fotógrafo profesional se inició gracias a que un publicista francés vio unas fotos suyas en el escaparate de la tienda de su padre en Vitoria y le invitó a ir a París. Allí comenzó a relacionarse y desarrollar su curiosidad artística como fotógrafo y trabajó para importantes personalidades del arte y de la sociedad, como Balenciaga.
Como reconocimiento a su carrera como fotógrafo y a haberse convertido en una personalidad de prestigio en el campo fotográfico, su ciudad natal tiene una calle nombrada en su honor en el barrio de Adurza.
A lo largo de su historia realizó centenares de trabajos y viajes, habiendo editado cerca de un centenar de libros y colaborando como jurado o profesor en prestigiosos seminarios o concursos. Su obra se ha expuesto a lo ancho de todo el mundo, desde Japón a Estados Unidos (Centro para la fotografía creativa de Tucson) y ha recibido importantes y numerosos premios a su labor.
Uno de sus trabajos más conocidos son sus retratos, que llegaron al gran público por medio de su colaboración con los periódicos ABC y El País. Estos retratos, fundamentalmente sobre personalidades públicas y reconocidas de la vida española, aunque también mundiales, como Andy Warhol, han sido reconocidos como uno de sus mejores trabajos. Entre ellos es célebre su serie denominada Retratos psicológicos donde escenifica el poder, la economía y la cultura. Su peculiar forma de abordar el retrato tendrá gran repercusión durante los años setenta y ochenta, y sus fotografías se convertirán en una especie de crónica visual de la Transición.


William Gedney

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William Gedney (1932-1989) grew-up in upstate New York and then moved to Manhattan at the age of nineteen to attend the Pratt Institute. It was there that he discovered his interest in photography. In 1955 he graduated and worked at Condé Nast for two years before leaving to pursue his own work. Gedney moved to a low rent neighborhood in Brooklyn, working freelance and taking on part time jobs. In 1961, he was hired by Time, Inc., where he focused on layout of photographs for the publication. Over the next three years he saved enough money to travel to eastern Kentucky, finding his way to a coal-mining town. For almost two weeks he lived with and photographed the Cornett family. The head of the household, Willie, had recently lost his job in the mines and was struggling to support his wife and twelve children. Gedney returned in 1972 to photograph the family again and stayed in touch, exchanging letters for twelve years. During the mid-1960s through the 1970s, Gedney was awarded four major art grants including Guggenheim and Fulbright fellowships. The first of these made possible a cross-country trip through the Midwest to California. He settled in the Haight-Ashbury district of San Francisco, where he photographed the drifters passing through this communal neighborhood. Shortly thereafter, Gedney was offered positions teaching photography at both Pratt and Cooper Union. He remained a member of the faculty at both schools for the rest of his working life. A few months after he began teaching, he received his Fulbright grant and left on his first of several trips to India, which had a lasting effect on him.


Ordesa: Bosque, Agua, Niebla

Bosque


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Agua


Niebla


Malmö – Suecia

ESTACIONES


De todas las fórmulas de transporte que conozco son los trenes por los que siento una gran atracción o una cierta debilidad que me lleva, con frecuencia, a visitar las estaciones de las ciudades por donde paso cuando estoy de viaje. (No puedo negar que soy una de las últimas románticas).


En este caso me refiero a la estación más grande del país. Cada día utilizan sus instalaciones más de cuarenta mil personas que viajan en tren, metro o autobús. Merece la pena llegar en un tren o subirte a un tren en la estación de Malmö en Suecia


… pensé cuando me cautivó el interior de aquellos edificios antiguos de ladrillo rojo a los que, si no me lo hubieran recomendado, quizás no hubiera entrado nunca. O cuando atravesé la galería comercial y cuando accedí de ella directamente a los andenes en los que esperaban dos trenes -en este caso modernos- uno blanco y otro de color lila…


En sus espacios de ambiente antiguo hay sitio para todos y para cualquier persona que, por necesidad o por placer, quiera pasar un largo rato bien de espera o simplemente disfrutando de su respetuoso ambiente y de sus instalaciones, del silencio en salones de pequeños apartados preparados para lectura, la conversación o descanso, o para tomar un café o permitirse un “tentempié”.


Merece la pena simplemente pasear un rato por sus amplios pasillos de luz natural, una galería comercial integrada por pequeños locales decorados con una gran selección de productos preciosamente expuestos para animar al consumo a algunos y que son un deleite para todos.

Mi pequeña Nikon me dejó estas imágenes para el recuerdo.


Paisaje

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Hortensias









Se rompe la lluvia como la música,
en ritmos imposibles.
Llega la primavera.
¿A dónde irá la fina niebla vaga
que borraba los límites?

José Hierro


OPAKUA en HAIKUS

Al volver de mi viaje a Opakua, me encuentro con la grata sorpresa de haber recibido el último libro, recién publicado, de mi buena amiga y poeta Isabel Fernández Bernaldo de Quirós. Es un pequeño libro de intenso contenido y preciosa edición de MAHALTA Ediciones, primera edición en abril 2022.

Isabel lo titula BIENANDANZA (en las orillas del Haiku).

Mi cámara viene cargada de imágenes, unas, fieles a mi intención en el momento de tomarlas y otras, convertidas en sorprendentes. Me gusta explorar y experimentar, por lo que también hay varias que —me cuesta decirlo— han ido directamente a la basura.

Haciendo una pequeña selección, pienso en su poesía. Quizás pudieran armonizar sus Haikus con algunas de mis fotografías…

Y juego a cruzar sus caminos.

Las dos primeras están tomadas en el Embalse Iturbeltz
de camino hacia el Laberinto del Arno.

Sobre el estanque
libélulas en tandem.
Amor en vuelo.

Con la calima
el sol transmuta en luna
y el mar en lago.

Soñaste, flor,
alas de mariposa
y haces que vuelas.

Parar aquí.
Dejar que los colores
se desvanezcan.

La tierra espera
que regrese la vida.
Siente la lluvia.



Haikus de Isabel Fernández Bernaldo de Quirós

Fotografía @mjberistain

LA POETA DEL DESNUDO

Ansel Adams dijo de ella que era “espectacular, la más grande fotógrafa de desnudos”. Sin embargo, la inmensa mayoría de las veces, el nombre de Ruth Bernhard no suele aparecer cuando se habla de los grandes maestros de la fotografía del siglo XX. Fue miembro del famoso grupo F64 junto al propio Ansel Adams y otros históricos como Edward WestonImogen CunninghamMinor White y Dorothea Lange.

Nacida en Berlín en 1905, hija única del famoso diseñador Lucian Bernhard, Ruth fue consciente muy pronto del menosprecio con el que las mujeres eran tratadas en el mundo artístico. Lo veía en el comportamiento de su propio padre:

“Le admiraba, pero me dejó muy claro que los chicos eran más importantes que las chicas… Y para él, los padres eran aún más importantes”.

ruth bernhard

Ruth Bernhard

Con el tiempo y su especial atención a los desnudos femeninos, Bernhard quiso, a través de su trabajo, reivindicar el papel de la mujer y dignificar la figura femenina.

“La mujer ha sido blanco de muchas cosas sórdidas y ordinarias, especialmente en fotografía. Mi misión ha sido elevar y apoyar la imagen de la mujer con una devoción infinita”.

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Perspective II (1967). Foto: Ruth Bernhard.

Sus padres se separaron cuando ella tenía sólo dos años y Ruth quedó al cuidado de su padre, un reconocido diseñador y artista alemán que volvió a casarse cuando su hija tenía ocho años.

“De niña sentía una gran curiosidad por la evolución y la continuidad de la vida. Mi interés por la vida de las plantas, la belleza del mar y el estudio de los animales estaba directamente relacionado con mi visión del cuerpo humano… Se me ocurrió que nosotros somos una especie de contenedores de semillas, en la medida en que nuestros cuerpos representan el pasado, el presente y el futuro; la progresión de la raza humana. Mis fotografías representan esa filosofía. El cuerpo, por supuesto, es el objeto seminal del que brota la vida”.hojas

Two Leaves (1952). Foto: Ruth Bernhard.

La joven fotógrafa vivió con su padre y su madrastra, convertida, de golpe, en la mayor de cinco hermanos, en un hogar repleto de obras de arte. Su padre era un perfeccionista casi patológico, muy exigente con todo el mundo, y especialmente con sus propios hijos.

“Le enseñé mi primer portfolio, que constaba de 12 fotografías. Me dijo, ‘esta no me gusta’, y yo le pregunté: ‘¿y las otras once?’. ‘Son perfectas’, me respondió, ‘pero eres mi hija, ¿no?’”

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Shell (1942). Foto: Ruth Bernhard.

Influida por su padre y por la importante presencia que el arte y el diseño tuvieron en su niñez, Bernhard estudió Historia del Arte y tipografía en la Academia de Bellas Artes de Berlín antes de trasladarse a Nueva York, en 1927, donde ya vivía su padre.  A través de él conoce a Ralph Steiner, editor gráfico de la revista femenina ‘The Delineator’, y comienza a trabajar para como asistente suya. Gana 45 dólares a la semana y con ese dinero compra su primera cámara, una de placas 8×10. Experimenta durante meses, su trabajo gusta a los amigos diseñadores de su padre y empieza a recibir sus primeros encargos comerciales.

En esta época, Bernhard ve la fotografía como algo mecánico, no como un arte.  Entiende que lo artístico está en el objeto fotografiado, no en el fotógrafo.

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Wet Silk (1938). Foto: Ruth Bernhard.

Publica sus primeras fotografías en 1931, una serie titulada ‘Lifesavers’. Durante esta época comienza a ser consciente de la importancia de la luz a la hora de hacer una buena fotografía. Prefiere trabajar por las noches y se compra un juego de luces de estudio. Pasa horas y horas tratando de lograr la perfección del objeto fotografiado.

La luz es mi inspiración, mi pintura y mi pincel. Es tan vital como la propia modelo. Profundamente significativa, acaricia las curvas y líneas superlativas esenciales. En la luz reconozco la energía de la que depende toda la vida en este planeta”.

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Sand Dune (1967). Foto: Ruth Bernhard.

1934 fue el año en el que Bernhard hizo su primera incursión en la fotografía de desnudos. Fue fruto de la casualidad, como casi todo en su vida. Ruth estaba fotografiando unos enormes cuencos de acero para un diseñador industrial y tenía su estudio lleno de ellos.

“Creo recordar que eran para cocinas de hoteles o algo así. Yo tenía una amiga que era bailarina y apareció justo cuando estaba haciendo fotos de aquellos cuencos y le dije, ‘¿por qué no te metes en uno?’ Fue algo imprevisto y nos divertimos un montón”.

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Embryo (1934). Foto: Ruth Bernhard.

En una de las imágenes que tomó Bernhard aquel día puede verse el cuerpo de la bailarina agazapado en un enorme cuenco sobre un fondo en sombras. Con el tiempo, se convirtió en una de las imágenes más conocidas y laureadas de la fotógrafa estadounidense, la que marcó un punto de inflexión en su trayectoria artística. La llamó, acertadamente, ‘Embryo’ (embrión).

“Al reconocer la presencia de la modelo como un símbolo eterno y sensual de la vida y la existencia, experimento mi propia identidad. Como mujer, me identifico totalmente con mis modelos”.

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In the circle (1934). Foto: Ruth Bernhard.

1935 es otra de las fechas importantes en su biografía. Un día, mientras pasea con su pasea con su padre por la playa de Santa Mónica, en California, Bernhard se encuentra con Edward Weston. Ve el trabajo de Weston queda profundamente impresionada:

No estaba preparada para ver sus fotos. Fue apabullante, como una luz en la oscuridad. Allí, ante mí, estaba la prueba indiscutible de lo que yo siempre había creído posible: un artista de una intensa vitalidad cuyo medio de expresión era la fotografía. Me di cuenta de que lo que importa es la persona que utiliza la herramienta y no la herramienta en sí. Eso me hizo llorar… Me pasé un año sin hacer fotos, exceptuando las sesiones que hacía para cumplir con mis encargos comerciales, que eran mi sustento. Pero me di cuenta de que la fotografía sería mi lenguaje”.

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Pepper #30 (1930). Foto: Edward Weston.

Bernhard vuelve a Nueva York y escribe a Weston. El fotógrafo le responde poco después:

“Bernhard, tiene usted un ojo excelente. (…)  Me halaga que mis fotos le resultaran estimulantes, también usted lo fue para mí. Algún día volveremos a vernos… ¿puede que en Nueva York? Cariñosamente (esta palabra está en español en el original), Weston.”

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Nude 227 (1936). Foto: Edward Weston.

Fue el inicio de un fructífero y continuo intercambio de cartas. A través de Weston, Bernhard descubre el profundo potencial expresivo y artístico de la fotografía. Se hacen amigos y se cartean con intensidad durante meses, hasta que Ruth decide trasladarse a la costa oeste para trabajar con él.

La influencia de Weston es más que evidente en la obra de Bernhard: la suavidad y simplicidad de sus composiciones, el protagonismo de las formas, la pureza y suavidad de las líneas, la expresividad de las sombras…Foto: Edward WestonFoto: Ruth Bernhard

Estar con Edward fue una experiencia maravillosa. El tiempo se detenía. La experiencia más intensa que un ser humano puede tener es aquella en la que el tiempo deja de existir. Deja de ser algo efímero para permanecer contigo y llenar cada momento; para que puedas darte tú mismo, en tu totalidad, y dedicarte a tu trabajo u obra. Pocas personas en nuestra civilización actual experimentan algo así. Otras conocen esta sensación solo bajo circunstancias muy concretas. En mi vida, sólo la he experimentado cuando estaba inmersa en mi trabajo o en compañía de unos pocos amigos. Uno de ellos era Edward. Aún hoy aprendo de su recuerdo; aprendo a no ser codiciosa, a que a través de la propia visión uno puede poseer toda la belleza, a no distraerme con pequeñeces, a tener fe en nuestros propios dones y a usarlos con respeto y amor”.

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Triangles (1946). Foto: Ruth Bernhard.

Ruth Bernhard era además una fotógrafa concienzuda y reflexiva. A veces pasaba días trabajando meticulosamente en una composición concreta para después hacer una única toma.

“En mi vida, como en mi trabajo, siempre he estado impulsada por un gran anhelo de perfección y de armonía más allá del ámbito de la experiencia humana. A través de los símbolos y la luz, he querido alcanzar la esencia del ser con el Universo”.

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Double vision (1973). Foto: Ruth Bernhard.

Su fotografía más famosa la tomó en 1964, y fue también fruto del azar. Había comprado una ampliadora, una Omega D-2, y acababa de desembalarla. La caja en la que venía estaba tirada en su estudio, lista para sacarla más tarde con el resto de la basura. Había contratado a una modelo para otro trabajo que estaba haciendo y cuando la chica llegó le propuso meterse en la caja. El cuerpo de la modelo encajaba perfectamente. La foto se llamó ‘In the box-horizontal’ (En la caja-horizontal).

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In the box (1962). Foto: Ruth Bernhard.

En esa misma sesión hizo otra fotografía, también famosa, diferente de la anterior: ‘In the box-vertical’.

“Le dije a la chica, ‘¿por qué no sujetas la caja, así, hacia arriba, con tus brazos?’ Éramos muy buenas amigas y confió en mí. Siempre me han interesado las formas. La parte sexy o erótica jamás me ha interesado”.

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In the box-vertical (1962). Foto: Ruth Bernhard.

En 1961, Bernhard comienza a dar clases privadas de fotografía en un estudio situado en la parte trasera de su casa. Enseña, entre otras cosas, talleres titulados “Photographing de Nude” (Fotografiar la desnudez) y “The Art of Feeling” (El arte de sentir).

“No me considero profesora. Me veo más como una jardinera que cultiva un suelo fértil animando a los estudiantes a que sean más conscientes de su potencial creativo. El énfasis debe estar en el sentimiento, la autoexpresión y el crecimiento”.

Angles, 1969

Angles (1969). Ruth Bernhard.

“Los estudiantes que se adentran en el arte de fotografiar la desnudez siempre se sorprenden de lo difícil que es… El fotógrafo tiene que ser muy consciente de la diferencia entre mirar con sus propios ojos y mirar con la visión impersonal de la lente elegida. Dar clases sobre fotografiar desnudos fue una especie de experimento para mí. No sabía si iba a ser capaz de enseñar algo que para mí funciona de manera tan intuitiva”.

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Silk (1968). Foto: Ruth Bernhard.

Ruth Bernhard fotografió desnudos durante más de 50 años, con una sensibilidad, maestría y elegancia difícilmente superables. Murió en San Francisco en 2006, a los 101 años de edad.  Ted Hartwell, responsable de fotografía del Instituto de las Artes de Minneapolis, cuenta que  visitó a Ruth Bernhard en su casa pocos años antes de su muerte. Allí se fijó en una pequeña fotografía pegada en la puerta del frigorífico. Era una imagen de la joven propia Bernhard, de joven, hecha por Edward Weston. “¡Y la tenía allí! ¡En la puerta del frigorífico! ¡Increíble! ¡Aquella foto valía una fortuna!”

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Ruth Bernhard (1935). Foto: Edward Weston.

Es algo tan básico… El ser humano es una parte inocente de la naturaleza. Nuestra civilización ha distorsionado este atributo universal que nos permite sentirnos a gusto en nuestra propia piel. El resto de animales tienen abrigos que ‘aceptan’ con naturalidad, pero la raza humana aún tiene que asimilar la desnudez.

NOTA: Las fotografías de desnudos incluidas en este post y pueden encontrarse, con otras más, en el libro Ruth Bernhard: Eternal Body de la editorial Chronicle Books.


GaleríA – Estructuras


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Carnavales de Ituren


Los ioaldunak, comparsa en las que participan los vecinos del pueblo, recorren las calles ataviados con abarcas, enaguas de puntillas, pellizas de oveja por cintura y hombros, pañuelos de colores al cuello, «ttuntturroa» (gorros cónicos con cintas) y un hisopo de crines de caballo en su mano derecha. Los «mozorroak» son otros personajes que les acompañan en el recorrido.

El objetivo de estos peculiares desfiles era ahuyentar los malos espíritus y proteger los campos. Lo conseguían con el sonido de los grandes cencerros o ‘ioareak’, que pesan tres o cuatro kilos y que llevan los mozos colgados a la cintura.