A vueltas con la luna


 

Me he levantado muy temprano esta mañana.

La ventana de la habitación estaba entreabierta porque respirar el aire de la noche, aunque esté dormida, ahuyenta los malos sueños, y así soy más feliz.

Había una luz que se asomaba tibiamente por encima de las montañas de la parte este del jardín. El aire estaba quieto todavía y solo algunos pajarillos lo removían con sus aleteos nuevos. En esta época del año es cuando mejor se les puede ver; txantxangorris, mirlos, abubillas, entre las flores del cerezo o del verde incipiente de las primeras hojas de los abedules, de los robles, del liquidámbar.

He pensado que hoy era un día perfecto, —como casi todos si uno está dispuesto a vivir la duración, como decía Peter Handke; esa actitud de acoger lo huidizo de la vida, de forma consciente, en lugar de dejarla pasar de largo.

¿Cuántas veces a lo largo de mi vida he tenido la tentación de sacar una foto en mitad de la noche? Infinitas, porque cada vez que miro al horizonte, me sorprende con un frío o con un fuego diferente. ¡Pero esta noche se me ha escapado! Por eso hoy me he levantado tan temprano, para buscar aquella imagen que había entrado por mi ventana solo unas horas antes. Necesitaba volver a encontrarla, aun sabiendo lo efímero de la existencia. Pensaba que podría conseguirlo de nuevo; hubiera necesitado otro instante, solo otro instante, el tiempo que tarda la cámara de fotos en hacer clic. Pero ya era tarde…

Recuerdo que me sacudió con suavidad el sueño cuando inundó la habitación su luz tan nueva, como la rodaja de una naranja jugosa, espléndida en la negrura de la noche. Dudé un momento, sin embargo, me sentía bien en su presencia, sin armas de defensa, y allí, en el cobijo de una nada envolvente, me abandoné a su mirada como a una caricia tierna que llegara desde más allá del universo.

Me he levantado temprano esta mañana, pero la luna huidiza desaparecía en un leve resplandor blanco por el oeste.

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Texto y fotografía@mjberistain


14 comentarios sobre “A vueltas con la luna

  1. Pingback: Solo Liliana
  2. Creo que ella, la luna, no podía irse sin que tú la vieras y, curioso, yo también me levanté temprano y no pude aguantarme las ganas de hacerle una foto… Mira que estaba bella esta mañana. Creo que la compartimos juntas. Mi abrazo María Jesús y siempre mi cariño y admiración por tu trabajo.

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  3. Comentario de Vicente Sánchez en FB: El estado que se desprende de este bello prosopoema. La sensación de plenitud .El punto de emoción que permanece sin irse, sin mas crecer,sin decrecer,Esta noche precisamente, que alboreaba el 16 de Abril,el borde de lágrima en éxtasis.El aureo explendor del aire.El sol que no amanecido llena todo de luz.Hoy no me suicido. Amén,

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