ALMA MAHLER


Alma, fue independiente y valiente; una de las mujeres privilegiadas cuyo destino o cuyo único fin en la vida fue el de alimentar la imaginación creativa de los hombres con los que se relacionó, aunque brotaba en ella continuamente el afán de liberarse y realizarse por sí misma. Era una mujer apasionada, con sangre de artista, vinculada a las artes por una pasión absoluta e incondicional.

La influencia de su padre, el pintor Schlinder —aristócrata de nacimiento— amante e intérprete de la naturaleza, fue determinante en su vida, de tal manera que a partir del fallecimiento de éste buscó, de manera insaciable, la figura paterna a su lado.

«Mi padre era amante de la música. Tenía una maravillosa voz de tenor alto, y cantaba Lieder de Schumann y cosas por el estilo. Su conversación era fascinante y nunca vulgar. Me pasaba horas enteras junto a él, de pie, viendo cómo su mano reveladora llevaba el pincel. Yo soñaba entonces con ser rica para abrir camino a personas creadoras… Quería tener un gran jardín en Italia con muchos talleres blancos donde, personas importantes pasaran allí su vida, dedicadas sólo al arte, ajenas a las preocupaciones cotidiana. Mi padre me tomó siempre en serio. Cuando murió me  dí cuenta de que había perdido a mi piloto y la estrella de mi camino sin que, fuera de él, ninguna otra persona lo hubiera sospechado. Me había acostumbrado a hacerlo todo a su gusto, y toda mi vanidad y ambición no habían conocido otra recompensa que la mirada inteligente de sus ojos…

Frases sueltas de MI VIDA.
Alma Mahler-Werfel recoge en este libro sus papeles, diarios, cartas y notas. 

«No es lo principal de dónde viene lo hermoso de la vida. Se trata sólo de captarlo, sentirlo y transmitirlo a alguien.

He logrado darme cuenta de que no soy feliz, pero tampoco infeliz. De pronto caigo en la cuenta de que sólo llevo una vida ficticia. Mi sumisión interna es demasiado grande, mi navío está en puerto, pero hace aguas.

Ahora me muero de amor ¡y al rato no siento nada! Cuando me siento amorosa, lo soporto todo con la mayor facilidad… Cuando no, la cosa es imposible. Y sin embargo sé perfectamente que hasta ahora nunca nadie ha estado tan cerca de mí como él.

¡Si recuperara siquiera mi equilibrio interno!

Desde hace varios días y noches vuelvo a tejer música en mi interior. Es tan intensa y penetrante que, al hablar, la siento debajo de las palabras, y de noche, no me deja dormir.

Cuando más fuerte es una persona, más desea poseer. Lo quiere poseer todo, y cogerlo todo, a veces también lo absurdo. Y debe ser así… Y yo me siento fuerte. Hay que aceptar cualquier incitación a una sensación, venga de donde venga.

Nadie está esperándome. Nadie está preparado para tomarnos sin una propaganda previa. Todo el mundo tiene que ofrecerse en toda su intensidad, para atraer, para incitar y para deslumbrar. Es una obligación.

Porque esta intensidad aumenta el calor del mundo, y hay que calentar la Tierra, no enfriarla.

Para conquistar la libertad hay que ser también libre por dentro, y eso es lo difícil.»


Alma Mahler nació en la Austria de los Habsburgo en 1879, falleció en Nueva York en 1964. Estuvo casada con el compositor Gustav Mahler, con el arquitecto Walter Gropius y con el novelista y poeta Franz Werfel. Amante también del pintor Oskar Kokoschka, estuvo íntimamente implicada en los movimientos más importantes de la música, la pintura, la arquitectura y la literatura del siglo XX, y contó con la amistad de muchos de los artistas más destacados de Europa.

De la biografía de Alma Mahler escrita por Susanne Keegan en 1991


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