Nos estaba esperando la furgoneta en el valle. Seguía lloviendo y estábamos con la ropa mojada. Consultábamos la previsión del tiempo cada pocos minutos, la niebla baja y las nubes altas nos hacían dudar de que fuera una buena idea subir esa tarde a los miradores de Ordesa,
La ruta es un camino muy duro de diecinueve kilómetros desde los 1.030 m de altitud del campo base hasta 2.200 m de altitud para llegar a los Miradores.
Decidimos vivir la aventura.
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Y el cielo se abrió para nosotros en una franja de luz entre la niebla y las nubes que nos regaló con las bellísimas y sobrecogedoras imágenes de una Naturaleza majestuosa en la plenitud de su Otoño.