Desde que Danioska me descubriera este tema y a esta mujer, me he dejado envolver por su música, por el color de su voz, y por el sentimiento desgranándose lentamente al ritmo de su cuerpo, como si no hubiera más música… ni más voz, ni poema de amor mejor recitado…
There goes my heart again All of this time i thought we were pretending Nothing looks the same when your eyes are open Now you’re playing these games to keep my heartbeat spinning You show me love, you show me love You show me everything my heart is capable of You reshape me like butterfly origami
You have broken into my heart This time i feel the blues have departed Nothing can keep me away from this feeling I know i am simply falling for you
I’m taking time to envision where your heart is And justify why you’re gone for the moment I tumble sometimes, looking for sunshine And you know this is right when you look into my eyes You show me love, you show me love You show me everything my heart is capable of And now i can’t break away from this fire that we started
There my heart goes again In your arms i’m falling deeper And there’s nothing to break me away from this…
Iyeoka Ivie Okoawo, (1975) conocida simplemente como Iyeoka, es una cantante, poeta, activista y educadora estadounidense de origen nigeriano que se mueve en terrenos cercanos al soul, blues o jazz. Wikipedia
MÚSICA DE BOB DYLAN – BLONDE ON BLONDE – I WANT YOU.
PUBLICADO EN LA REVISTA QUÉ LEER Octubre 13, 2016
RAZONES POR LAS QUE LA ACADEMIA LE CONCEDIÓ EL NOBEL DE LITERATURA A BOB DYLAN
Un premio a la “tradición de habla inglesa” de la poesía de los letristas. Así definió la Academia Sueca el Nobel de Literatura que le entregó, este jueves, al cantautor estadounidense Bob Dylan.
En el anuncio oficial, la vocera de la Svenska Akademien destacó que el jurado había valorado al músico, de 75 años y toda una leyenda del rock, por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”.
Pero el anuncio tomó a muchos por sorpresa, no sólo porque desbancó a otros favoritos desde hace años -entre ellos, el novelista japonés Haruki Murakami, el keniano Ngugi wa Thiong’o o el destacado poeta sirio Adonis-, sino porque por primera vez el galardón máximo de la literatura fue a manos de un compositor de canciones.
También Dylan había figurado en las listas que especulan sobre los potenciales ganadores, pero muchos observadores pensaban que la Academia no incursionaría en un género popular como el rock.
“Es un gran poeta en la tradición de habla inglesa, un sampler increíble y original que encarna la tradición y que por 54 años se ha dedicado a eso, reinventándose constantemente y creando una nueva identidad”, detalló Danius.
El autor de canciones como “Golpeando las puertas del cielo” y álbumes convertidos en clásicos como “Highway 61 Revisited” recibirá su medalla y los 8 millones de coronas suecas (más de US$900.000) en una ceremonia el 10 de diciembre.
El de Dylan es el Nobel número 109 en el campo de las letras y el número 259 para Estados Unidos.
En Literatura, el último estadounidense en recibirlo fue Toni Morrison, en 1993, en una lista que también integran plumas como Sinclair Lewis (1930) o William Faulkner (1949).
“Si uno quiere empezar a escuchar o leer (a Dylan), debería iniciarse con ‘Blonde on Blonde’, el disco de 1966 que tiene varios clásicos y es un ejemplo extraordinario de su brillante modelo de rima, de su armado de estribillos y de su pensamiento pictórico”.
A la hora de responder sobre si este premio representa una ampliación radical en los criterios de selección de la Academia, Danius señaló:
“Puede parecer así, pero si miramos para atrás, bien atrás, uno descubre a (los poetas griegos) Homero y Safo, que escribieron textos poéticos o piezas que estaban hechas para ser escuchadas, representadas, a veces acompañadas con música. Y aún hoy leemos a Homero y a Safo y los disfrutamos.”
“Es lo mismo con Bob Dylan: puede ser leído y debe ser leído”.
Si supiera cómo hablarte
del largo viaje de mis sueños
cuando Mozart se descuelga
de los árboles por los canales
con el dobladillo de su casaca
descosido
y yo navego por los siglos
con mi sombrero de paja
en una barcaza de ilusiones
de infancia. Si escucharas
cómo suena el viento
cuando no dice nada.
Una sinfonía es solo agua, agua,
manantial de plumas atrapadas
en una espiral de partituras sin palabras,
lamento de primaveras robadas.
Mira la luna al mar…
Mira cómo se hace agua
en su boca de orillas rizadas.
Era 1 de noviembre de 2014 y se dio uno de los acontecimientos que más han impactado en mi vida: mi primera actuación con la Joven Orquesta Sinfónica de Granada (JOSG) y el Coro de las Juventudes Musicales de Granada cuyo programa estaba compuesto por Requiem für Soli, Chor und Orchester d-moll, KV. 626, de Wolfgang Amadeus Mozart. Es un día que recuerdo con cariño por ser, como ya he dicho, la primera actuación con tal orquesta y por tratarse de una de las obras maestras más importantes de la historia de la música. Se celebrabA el Día de Todos los Santos y el escenario no podía ser más acertado: el Cementerio de San José de Granada. Con la atmósfera que nos rodeaba no pude evitar sentir un escalofrío continuo, una mezcla de sensaciones tiernas, angustiosas, agrias, etc. y tener los ojos húmedos mientras tocaba durante la aproximada hora que dura esta obra.
El día siguiente volvimos a interpretar el Réquiem en el Auditorio Manuel de Falla con una acústica casi inmejorable. Mis emociones fueron distintas, pero igual de impactantes e intensas.
En esta entrada quiero hacer un análisis/comentario de la última obra que Wolfgang Amadeus Mozart escribió para poder entenderla mejor. Mi objetivo es que sea un análisis accesible, alejado de términos técnicos y complicados, para todas aquellas personas que no estudian música, aunque espero que también les sirva a las que sí.
(RECOMIENDO QUE SE LEA POCO A POCO ESTA PUBLICACIÓN, PUES ES LARGA Y PUEDE RESULTAR FATIGOSA)
No están claras las razones que motivaron a Mozart para componer esta obra. En sus últimos meses de vida tenía un delicado estado de salud, estaba obsesionado con la muerte y con todo lo sobrenatural por su aparente relación con la francmasonería. La razón más extendida por la que Mozart compuso su Réquiem es que en este período recibió una visita de un extraño caballero que le encarga una misa de réquiem a cambio de una cantidad considerablemente alta de dinero, y realmente era algo el compositor lo necesitaba, pues cargaba con bastantes deudas que saldar. Esta historia aparece en dos de las biografías escritas después de su muerte, cuya información fue facilitada por Constanza, su viuda. Supuestamente, Mozart dijo que estaba componiendo el réquiem para él mismo, pues veía cerca la hora de su muerte.
No voy a hablar en esta entrada sobre los orígenes de esta obra maestra, mas posiblemente lo haga en alguna posterior.
Antes de empezar con el análisis es importante saber que:
– esta obra fue compuesta por Mozart con vida hasta el compás 8 del Lacrymosa; el resto supuestamente lo acabó su discípulo Sussmäyr basándose en las ideas y los bocetos realizados por su maestro, aunque se han realizado varias versiones. L más interpretada en la actualidad es la de Sussmäyr (que será la comentada).
– una “misa de réquiem” es un oficio religioso de la iglesia romana que se le dedica a una persona fallecida.
Requiem für Soli, Chor und Orchester d-moll, KV. 626 (Réquiem para solistas, coro y orquesta en re menor) está compuesto para cuatro cantantes solistas: soprano, contralto, tenor y bajo; coro; vientos: 2 cornos di bassetto, 2 fagotes, 2 trompetas y 3 trombones; dos timbales; cuerdas: violines primeros y segundos, violas, violonchelos y contrabajos; y órgano.
La estructura de esta obra es la siguiente:
I. INTROITUS II. KYRIE III. SEQUENTIA 1- Dies irae
2- Tuba mirum
3- Rex tremendae
4- Recordare
5- Confutatis
6- Lacrymosa IV. OFFERTORIUM 1- Domine Jesu
2- Hostias V. SANCTUS VI. BENEDICTUS VII. AGNUS DEI VIII. COMMUNIO
I. INTROITUS
Según Luis Ángel de Benito, ” representa la actitud perfecta ante la muerte. Se trata de un cortejo fúnebre”. El ritmo inicial (pum chan, pum chan) nos recuerda a una marcha fúnebre, además el tema inicial lo exponen el fagot y el corno di bassetto (familia del clarinete) en un contrapunto imitativo (la melodía se expone 4 veces, aunque a alturas diferentes), unos instrumentos que en la Viena de finales del siglo XVIII se relacionaban con la muerte.
Seguidamente, los bajos (cantantes del coro) retoman el tema principal con las palabras latinas “requiem aeternam“, que significan “descanso eterno“. Para estas palabras Mozart escribe notas muy largas y lentas, que parecen eternizarse; una melodía que simboliza la eternidad de los muertos.
Más adelante el coro hace una intervención en la que el texto dice “et lux perpetua luceat eis” (y la luz perpetua los ilumine), que corresponde con un nuevo color, una actitud, digamos, más optimista. Se da un cambio a tonalidad mayor y ,entre otras cosas, vemos así esa “luz”. La soprano solista canta una oración y el coro contesta en forte “exaudi orationem meam, ad te omnis caro veniet” (Escucha mi oración[Dios], todos los cuerpo van a ti). Es una especie de llamada de atención a Dios ese “exaudi” en forte. Para acabar, se reexpone el inicio cantado y desarrollado de este Introitus.
Texto:
(Coro)
Requiem aeternam dona eis, Domine Dales el descanso eterno, Señor, et lux perpetua luceat eis. y la luz perpetua los ilumine. (Soprano) Te decet hymnus, Deus, in Sion, Mereces un himno, Dios, en Sión et tibi reddetur votum in Ierusalem. y te ofrecerán votos en Jerusalén. (Coro) Exaudi orationem meam, Escucha mi oración, ad te omnis caro veniet. todos los cuerpos van a ti.
(Coro) Kyrie eleison. Señor, ten piedad. Christie eleison. Cristo, ten piedad.
Se trata de una súplica desesperada de compasión, misericordia, piedad.
Llama mucho la atención el salto tan forzado que hace la melodía a las pocas notas de empezar. Es un salto de séptima disminuída descendente (sib – do#) y se viene utilizando desde el barroco para expresar extrema desesperanza y dolor; se le llama saltus duriusculus (En El Mesías de Handel lo podemos escuchar). Para que detectéis este salto, prestad atención a la vez que escuchais el Kyrie a las sílabas que pongo en mayúsculas: kyyyy- ri- e E-EEE (justo al comenzar).
Este Kyrie es una fuga en toda regla. Se puede ver claramente que el material melódico (sujeto de la fuga) se va repitiendo constantemente a lo largo de toda la pieza en distintas tonalidades. Además escuchamos series de muchas notas rápidas que, digamos, acompañan a la melodía (es el contrasujeto de la fuga).
Cabe destacar la cadencia tan amarga que escribe el compositor al final de la pieza. Consiste en no resolver la música como conjunto donde se espera. Su resolución da una sensación de inestabilidad, amarga, agria, confusa. A esta cadencia se le llama dubitatio. La podemos escuchar en el minuto 2:19 del vídeo siguiente: www.youtube.com/watch?v=tIhwX7jxBWM
III. SEQUENTIA
En este bloque del réquiem se anuncia el Día del Juicio Final ante Dios. Consta de 6 piezas.
DIES IRAE
Llama mucho la atención el texto:
(Coro)
Dies irae, dies illa Día de ira aquel día solvet saeclum in favilla, en que los siglos serán reducidos a cenizas, teste David cum Sibylla. como profetizó David con la Sibila. Quantus tremor est futurus ¡Cuánto temblor habrá en el futuro quando iudex est venturus cuando venga el juez cuncta stricte discussurus! a exigirnos cuentas rigurosamente!
Como podéis comprobar es un mensaje terrible el que se nos envía. Pero lo que realmente destaca de esta pieza es cómo Mozart pone al servicio del texto su música: nos transmite una sensación muy angustiosa con el tempo desenfrenado, motivos que ascienden y descienden entre mezclados con la melodía del coro, la agresividad de las trompetas, las notas batidas de la cuerda, etc. Con la música añadida al texto nos encontramos ante un gran ejemplo de cómo sentir nerviosismo puro y duro en nuestro oídos. Especial importancia tiene el tratamiento que hace Mozart de la frase “Quantus tremor est futurus” (cuánto temblor habrá en el futuro) en el momento en que la cantan solo los bajos del coro. Es la figura del tremolans y simboliza estados de terror, pánico, angustia… Las voces, junto a los instrumentos, hacen una especie de temblor que crea inestabilidad para transmitirnos ese temblor del que nos habla el texto. Esto lo vemos en el minuto 1:15 del siguiente audio: https://www.youtube.com/watch?v=RKJur8wpfYM
TUBA MIRUM
A pesar de que al principio del texto se dice “La trompeta (del Día del Juicio), esparciendo….”, el solo lo hace un trombón. Suponemos que se debe a las posibilidades del trombón y de la trompeta de la época, y el primero sería más apto para tocar ese fragmento. Cuando el cantante dice “Tuba mirum spargens sonum” (la primera frase que se ha comentado antes) el trombón hace una melodía con la que precisamente hace “dispersar” el sonido (minuto 0:29).
Una vez más se hace notar cómo Mozart pone al servicio del texto su música. Lo vemos cuando el bajo (cantante solista) dice la palabra sepulcra, en la que hace un descenso melódico muy brusco, precisamente para resaltar esa palabra (minuto 0:53). De esta manera simboliza el sepulcro, el descenso hacia la tumba. A esta figura de descenso expresivo se le llama catábasis; además, lo canta el bajo, por lo que ilustra más aún esos sepulcros enterrados.
Son ejemplos de cómo Mozart maneja el estilo antiguo, el estilo barroco – Luis Ángel de Benito
Este tuba mirum acaba en un tono esperanzador según el texto, y la música así lo refleja.
Texto: (Bajo) Tuba mirum spargens sonum La trompeta, esparciendo su asombroso sonido per sepulcra regionum por los sepulcros de las regiones, coget omnes ante thronum. reunirá a todos ante el trono. (Tenor) Mors stupebit et natura La naturaleza y la muerte se asombrarán cum resurget creatura cuando resuciten las criaturas judicanti responsura. para responder ante el Juez. Liber scriptus proferetur Y por aquel profético libro in quo totum continetur en que todo está contenido unde mundus iudicetur. el mundo será juzgado. (contralto) Iudex ergo cum sedebit El juez, pues, cuando se siente, quidquid latet apparebit, todo lo oculto saldrá a la luz, nil inultum remanebit. nada quedará impune. (soprano y cuarteto) Quid sum miser tum dicturus? ¿Qué podré decir yo, desdichado? Quem pratonum rogaturus, ¿A qué abogado invocaré cum vix iustus sit securus? cuando ni los justos estén seguros?
REX TREMENDAE
En el inicio de esta tercera pieza de la secuencia se efectúa otro salto brusco hacia abajo como el tuba mirum, pero en esta ocasión la intención es distinta. Esta vez se trata de la figura del diapasón, que en el barroco casi siempre significaba una alusión a Dios. El coro en su primera intervención vocaliza el término Rex (Rey), pero lo hace de un modo muy exclamativo y en un registro agudo para la voz, lo cual señala las alturas: sigue aludiendo a Dios (en el cielo).
El compositor austriaco sigue apelando a su majestad, su señoría, con el ritmo de obertura francesa.
Otro símbolo de majestuosidad es la armonía que utiliza (se puede comprobar en algunas óperas y sinfonías de Mozart). La armonía es la siguiente: Iº-VIº -IVº(en realidad es un segundo grado con séptima en primera inversión)-Vº, y en Mozart es una alusión a Dios, al Padre, a su majestad, su señoría.
Finalmente este movimiento acaba con una súplica dulce con aire infantil.
(Coro) Rex tremendae majestatis Rey de tremenda majestad, qui salvandos salvas gratis, a quienes salves será por tu gracia. salva me fons pietatis! ¡Sálvame, fuente de piedad!
4.RECORDARE
Personalmente ésta es la pieza que más me estremece, y me recuerda al Cementerio de San José de Granada, que es, como mencioné al inicio de la publicación, el lugar donde toqué este réquiem con la JOSG.
La melodía se inicia con el dulce sonido de los cornos di bassetto a los que acompañan los instrumentos de cuerda como si brotaran de un pequeño manantial, regalándonos una de las sensaciones más puras que tiene el Réquiem. La orquesta da paso al cuarteto solista para que retome la melodía con la misma ternura conmovedora y la desparramen sobre una delicada oración al gentil y dulce Jesús.
Recordare, Iesu pie Acuérdate, piadoso Jesús, quod sum causa tuae viae, ya que soy la causa de tu venida, ne me perdas illa die. de no perderme aquel día. Quarens me, sedisti lassus, Buscándome, te sentaste cansado, redemisti crucem passus; me redimiste padeciendo la cruz; tantus labor non sit cassus. tanto trabajo no sea vano. Iuste iudex ultionis, Juez que castigas justamente, donum fac remissionis otórgame el perdón ante diem rationis. antes del Día del Juicio. Ingemisco, tanquam reus, Gimo, como un reo, culpa rubet vultus meus; el pecado enrojece mi rostro; supplicanti parce, Deus. perdona, Dios, a quien te implora. Qui Mariam absolvisti Tú, que absolviste a María et Latronem exaudisti y perdonaste al ladrón, mihi quoque spem dedisti. también me has dado esperanza. Preces meae non sunt dignae, Mis ruegos no lo merecen, sed tu bonus fac benigne pero tú, bueno como eres, haz benignamente ne perenni cremer igne. que no sea yo quemado en el fuego perenne. Inter oves locum praesta Dame un lugar entre las ovejas, et ab haedis me secuestra y separándome de los cabritos statuens in parte dextra. colócame a tu derecha.
5.CONFUTATIS
Texto:
(Coro)
Confutatis maledictis, Rechazados los malditos flammis acribus addictis, y entregados a las crueles llamas, voca me cum benedictis. llámame con los benditos. Oro supplex et acclinis, Suplicante y humilde te ruego, cor contritum quasi cinis, con el corazón casi hecho ceniza, gere curam mei finis. apiádate de mi destino.
Los cimientos de la música, los bajos (instrumentos), se estremecen y se agitan en esta especie de visión de los condenados arrojados al infierno – Luis Ángel de Benito
Destaca el giro melódico con el que comienzan a cantar los bajos del coro. Las notas que cantan son LA-MI-DO-LA y esta relación interválica simbliza ira, indignación y/o venganza. Lo podemos escuchar en otras piezas de Mozart como:
– en el aria de La Reina de la Noche de la ópera La flauta mágica, aria donde la cantante hace un juramento. La relación interválica se produce en las primeras notas que canta la solista. Audio: https://www.youtube.com/watch?v=G7mpd3SvU14
(Recomiendo escuchar los ejemplos citados varias veces y comparar los momentos indicados entre sí y con el inicio de maledictis para encontrar la relación)
Esto nos sirve para saber que Mozart tiene una fijación cuando utiliza este eje melódico para expresar ira, venganza o indignación.
En esta pieza también encontramos una antítesis: una contraposición entre los sones infernales del inicio y las súplicas infantiles que dice “voca me” (minuto 0:27 y 1:02. Finalmente la música desaparece entre latidos sutiles y ruegos (minuto 1:33).
Nos encontramos ahora con la que casi con total seguridad es la parte más conocida del Réquiem de Mozart: lacrimosa, la que cierra la Sequentia.
“Lacrimosa dies illa” se traduce como “Día de lágrimas aquel”.
Mozart nos dibuja estas lágrimas con la figura de suspiratio, y desde dos siglos antes venía representando dolor, lamento. Los suspiros los simboliza con las notas que va haciendo la cuerda de dos en dos.
Fue en esta pieza donde el compositor austriaco paró su mano para siempre, justo en el compás 8, dejando así inacabada su obra. Se considera que a partir de aquí acabaron el Réquiem un alumno llamado Eybler y un alumno de Mozart llamado Sussmäyr. En principio trabajaron juntos pero no llegaron a estar de acuerdo y fue Sussmäyr quien completó el resto de la obra basándose en bocetos y apuntes de su maestro, que ya no se conservan porque Constanze los destruyó.
No obstante, hay otras versiones aparte de le comentada, como la de Sigismund Neukomm o la Richard Maunder.
Como he dicho hace poco, Mozart compuso hasta el compás 8 del Lacrimosa. La música se eleva desde el carácter íntimo del inicio hasta un aplastante y furioso forte (minuto 0:50), que precisamente es hasta donde el compositor escribió en su vida.
Texto:
(Coro)
Lacrimosa dies illa Día de lágrimas aquel qua resurget et favilla en que resurja de las cenizas iudicandus homo reus. para ser juzgado el hombre culpable. Huic ergo parce, Deus. Perdónale, Dios. Pe Iesu, Domine, Señor Jesús misericordioso dona eis requiem. Amen. Concédeles el descanso eterno. Así sea.
Gran parte de la vida de Mozart se conoce gracias la recuperación de las cartas que le enviaba a su padre, que no eran pocas. Así, se sabe que éste hizo sentir culpable a su hijo durante toda su vida por la muerte de su madre y por emanciparse. Curiosamente, las últimas notas de su vida las compuso para la palabra “culpable”.
Aquí termina este comentario, pues mi interés iba enfocado a lo que compuso Mozart con vida.
Espero que os haya resultado interesante y a partir de ahora disfrutéis más de esta obra maestra.
¡Para cualquier corrección o aportación no dudéis en comunicarlo en los comentarios!
A Carmen le gustaba viajar en tren, como lo hacía ahora, por si al final del trayecto le encontraba a él esperándole en la estación. No hacía un problema de elegir destino.
Viajaba con una mochila casi vacía, apenas un ligero vestido y ropa íntima de recambio; su música preferida dibujando en su sonrisa sus ganas de vivir siempre, y una vez más, de imaginar su reencuentro.
Le volvía loca pensarle al otro lado de la ventana del tren con el brillo instalado en su mirada expectante, sus paseos impacientes andén arriba, andén abajo. —Se acordaba ahora de cuando aprendieron juntos a interpretar las últimas líneas de “el amor en los tiempos del cólera” de García Márquez. Nunca les había importado el destino de su viaje cuando le pedía vivir con ella el resto de sus días navegando río arriba, río abajo—. Se imaginaba sus brazos recogiéndola del salto de los escasos dos peldaños que les separaban, volteándola amorosamente, sintiendo solamente el choque tierno de sus cuerpos hasta encontrar, en un nuevo abismo, sus ojos; esa mirada soñada durante tantas noches de soledad y borrachera. Cómo se apretaba después a sus caderas, su cuerpo implacable dibujándole violetas desnudas y partituras de pasión en cada poro de su piel hasta hacerla llorar de risa y de pudor a esa hora en la que ya no quedaba nadie en la estación.
En el regazo de un café sus manos entrelazadas y serenas, la música de Sting “The Shape of my Heart” sonando levemente y la pureza de un amor fuera de dudas permaneciendo intacto a pesar del polvo de las guerras, del sexo ciñendo soledades, de todo lo que ya está escrito en todas las paredes y en todos los libros, de lo que todavía queda al hombre por descubrir, de la gloria de unos minutos miserables, de la fiebre del fracaso, de la incertidumbre de los corazones en ruinas, de lo abstracto y obstinado del pensamiento, de la apariencia de lo cotidiano, de los desencuentros, de las frases estúpidas que se nos ocurren a veces y del arrepentimiento, de la tibieza de la desgana, de la tristeza de la lluvia, de las mentiras más infelices, de las venganzas desapasionadas, de los secretos infectados, de los recuerdos ya olvidados, de las insignificancias de las penas y los rencores, de las constelaciones de nombres imperfectos y de las miles de noches a cielo abierto esperándose…
@mjberistain Fotografía Sieff
14 comentarios sobre “The shape of my heart”
Xabier Novella dice:EDITARQué prosa tan profunda y poética, me sumo a los comentarios anteriores, maravilloso.Un abrazoMe gustaRESPONDER
elcorazondelmar dice:EDITAREl relato ya es bueno, pero sublime con esa música de fondo. Feliz miércoles.Te gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARFeliz, miércoles y el resto de días de tu vida. También aprovecho para felicitarte la Navidad. Gracias corazón por tus palabras, siempre. Un beso entrañable.Le gusta a 1 personaRESPONDER
cristinafra dice:EDITARTus palabras forman un relato muy bien descriptivo y junto a la música que le acompañas lo llevas a una gran belleza. Me encantaTe gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARCristina, yo sí que estoy encantada de leer tus letras al punto de la mañana… Hoy ya he crecido un poco más… Que disfrutes de estos días de Navidad. Un abrazo muy fuerte.Le gusta a 1 personaRESPONDER
Julie Sopetrán dice:EDITAREs una prosa poética romántica, apasionada, llena de melancolía y nostalgia, pesadumbre, añoranza… Me encanta tu entrega, tu sinceridad tu rememorar el recuerdo en cada línea. Muy buena prosa María Jesús. Me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo navideño.Te gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARJulie, tus palabras me llevan a un lugar alto del que no quisiera caer nunca… Te deseo felices momentos de Navidad. Gracias por estar siempre a mi lado. Te abrazo con cariño.Le gusta a 1 personaRESPONDER
Rubén Garcia García – Sendero dice:EDITARBelleza de prosa, tristeza intima, que apoyas con frases largas y repeticiones tipo existencia lista. Hermoso texto amigo, que abre puertas a al futilidad de la vida, a pesar del sexo y el amor.Te gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARNunca encuentro las palabras adecuadas para expresar la intensidad de las emociones cuando éstas se hacen dueñas del corazón. Por ello aprecio muchísimo tu valoración. Te llenaría de rosas y abrazos…Le gusta a 1 personaRESPONDER
lucesysombras dice:EDITARcreo que ya te lo han dicho todo ene el comentario anterior… precioso y la musica…. besoTe gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARLuces y sombras, me alegro un montón de que te guste. He cambiado la foto y ahora es más yo de lo que ue en su día. Gracias por estar aquí, conmigo. Otro beso.Le gusta a 1 personaRESPONDER
hilosfinitos dice:EDITARDeberia existir el “me encanta”. María, tu prosa en este texto es pura poesía, el deseo más bello, el amor casi perfecto, y una melancolía que te atrapa desde el vestido hasta esas miles de noches en los que a todos nos atrapa la ausencia.Te gusta a tiRESPONDER
MJBeristain dice:EDITARCompartir contigo la belleza de unas palabras es un “plan” perfecto para mi espíritu. Gracias por quedarte un rato entre mis líneas, sabes que eres bienvenida. Un abrazo fuerte.Le gusta a 1 personaRESPONDER
Sólo. Se le ha escapado la madrugada de puntillas y por la espalda.
No quiero, mi niña vestirme solo, No puedo, mi niña llorar p’a dentro
Tu adiós me sabe a miedo y a sal tu silencio no puedo, mi niña llorar p’a dentro
Maldigo los sueños en tu melena negra en el vacío de tu voz y en tus manos apretándome a la vida
No quiero, mi niña vestirme solo no puedo, mi niña con este llanto, negro, mío, llorar p’a dentro
@mjberistain
Artículo de Rosa Jiménez Cano Publicado en El País Cultura
“Buenas noches, Los Ángeles. Feliz de poder compartir con tanta gente buena y afición a la buena música. Tanto yo como mis compañeros estamos contentos y felices y, nada, darles las gracias por estar aquí. Thank you, very much”, y comenzaron los compases de Simples Cosas.
No era verdad. El cantante no podía estar feliz. Pero se transformó al subir al escenario. Diego Ramón Jiménez Salazar, El Cigala en los discos y carteles, se ha quedado viudo. La noche antes del concierto a las dos de la madrugada, se apagaba la vida de Amparo Fernández, su pareja durante más de 25 años. Con ella tuvo dos hijos y se convirtió en el pilar más férreo de su carrera.
La audiencia ignoraba que 45 minutos antes, el artista llegó al camerino enfundado en un pijama de corte chino de raso azul oscuro, con la mirada escondida en una gafas de sol y arrastrando las babuchas. Con el cuerpo apoyado en Yelsy Heredi, su contrabajo, repetía “qué barbaridad, qué barbaridad”, mientras sujetaba la cabeza con ambas manos. A medida que pasaban los minutos, Julio César Fernández, road manager, hijo de Amparo, estrenando orfandad, comenzó a dar el último planchado al terno de luto: chaqueta con solapa de terciopelo, camisa blanca y raya en el pantalón. Diego pidió colirio para aliviar los ojos encendidos en sangre y un espray que mitigase la tristeza agarrada a la nariz. “No puedo, no puedo, no puedo”, susurraba. Pero pudo. Pudo más que ninguna noche. Más solemne y metido en sí mismo que ninguna otra actuación. El desenlace, no por esperado, ha sido menos doloroso.
Amparo no quiso alarmar al clan que dirigía con hilos invisibles. Durante seis meses se trató del cáncer que padecía con gran discreción en Miami. El Cigala comenzó a sospechar. No quedó más remedio que decir la verdad, que ese tumor sin importancia estaba tomando el control de la situación. El 8 de mayo, con la noticia caliente, se rompió en un concierto memorable en Carnegie Hall. Nueva York a sus pies. La matriarca, orden en su caos, le pidió que no dejase de cantar, que pasara lo que pasara, siguiera en los escenarios.
En Los Ángeles cumplió la promesa. Con la esposa de cuerpo presente, se entregó como si nunca más fuese a acercarse a un micrófono. Hubo espacio para el desgarro en Inolvidable y su mensaje a medida, “en la vida hay amores que nunca pueden olvidarse”. En Vete de mí, hizo suyo un verso: “Tengo las manos tan deshechas de apretar que ni te puedo sujetar”.
Ni un atisbo de sensiblería. Solo hubo oro macizo, como las que se adornan sus manos, muñecas y cuello, en la noche más amarga.
Con Soledad llegó el arrebato, sin apenas reprimir el llanto y la voz quebrada: “Para siempre los crespones. Ay, mi soledad. Ay, vuelve ya. Tú, vuelve ya”. La tensión fue mayúscula con Está lloviendo ausencia: “Y nos despedimos así, como si nada, sin mirarnos, sin hablarnos, sin besarnos, sin tocarnos, nos despedimos así como si nada, cada uno a su camino, cada cual con su destino. Se quedó un lugar vacío de tu cuerpo a mi delirio, laberinto insoportable de tristeza”.
No hubo bises ni largas despedidas. Tampoco una confesión final que desatase las emociones. El Cigala fue un profesional con letras mayúsculas, dejó de lado su pena para dar sabor a la vida de los demás. Entre líneas, en notas rotas, se dejó escapar el dolor, que disfrazó con un paseo por las tablas.
“Gracias a la vida”, al final de la canción del mismo título, fueron las últimas palabras del rey de los flamencos. Los Ángeles nunca supo lo que verdaderamente latía en el corazón de ese chico que se crió en el Rastro de Madrid. Diego emprendió el viaje de vuelta a República Dominicana, su lugar de residencia. Allí será la incineración de su mujer, la que por primera vez no estaba al volver al camerino. La ceremonia será en la más estricta intimidad en Punta Cana, su paraíso de paz e inspiración.
Alguien había colocado un arma debajo de mi almohada y al despertar, además de salir aterrorizado de mi habitación, me he lanzado a la calle tratando de ocultar como podía aquel arma que no entendía cómo había llegado hasta mi cama. Sujetándola con mi mano derecha la ocultaba detrás de mí, a la altura de mis lumbares, entre la primera camiseta que he encontrado en el vestidor a oscuras y un ancho cinturón que mi mujer dejó anoche tirado en el suelo, intentando que el arma pasara desapercibida. De ninguna manera quería quedarme en casa con ella. Sabía que yo era el elegido. Sin embargo yo sólo quería huir, huir de mí, deshacerme de ella…, y deshacerme de mí en aquella situación desequilibrante. Sobre todo quería deshacerme de ellos; escapar de aquel pasado que me torturaba una vez y otra y me obligaba a enfrentarme cara a cara con la maldad, esa oscura pasión siempre al acecho entre los cables retorcidos de mi cerebro.
En el silencio podía escuchar lejanamente sus carcajadas de jokers, podía imaginar sus caras pintarrajeadas de blanco sucio, sus miradas hirientemente perversas, sus sonrisas rasgadas manchadas de sangre fresca representando ante el mundo una farsa en la que sus víctimas caían deshumanizadas en la locura. Maldad, maldad, sinuosa serpiente cobijada entre escamas ardientes de amor lacerante.
Había sido educado para enfrentarme a los problemas, saber analizarlos con detenimiento, discernir entre aquello que pudiera ser tóxico y tratar de evitarlo. Lo cierto es que la vida, más allá de toda la educación, los buenos consejos, las reflexiones personales, las ayudas buscadas y pagadas a doblón, las desinteresadas y fundamentales, había discurrido por mares no siempre gentiles. Fue un milagro salir —no precisamente airoso, sino dañado íntimamente con rasguños hasta en las pestañas— de algunas relaciones que, por otra parte, habían formado parte de mi historia durante muchos años.
Yo y mi pistola; mi pistola y yo borrachos de pánico intentando no pagar un precio demasiado alto por nuestra libertad.
Siempre relacioné volar con libertad, pero en mi sueño iba sentado en el compartimento de un tren, solo, con mi pistola, viendo pasar las imágenes de mi vida a través del cristal sucio de una vulgar ventanilla que se abría y cerraba de manera intermitente, sin coraje para saltar al vacío.
No debí disparar entonces la pistola contra mi sien, supongo que en algún momento pensé que era tan difícil como sencillo salir de aquella situación. No recuerdo haber disparado el arma porque todavía siento el afán de mis dedos sobre el teclado mientras escribo y, ya que estoy aquí, decido con todos mis sentidos enterrar en la negrura de esta noche la pistola y el lado oscuro de mi pasado. Q.D.P.
Félix Grande fue un reconocido escritor y flamencólogo, que cultivó tanto el género narrativo como el lírico.
Importante representante de la innovación en la poesía española de la década de los 60.
Era guitarrista flamenco cuando, decidió cambiar la guitarra por la literatura. Se consideró siempre un aprendiz de poeta. Distraía sus heridas con música de Paco de Lucía y Camarón.
Dejó una amplia obra de poesía, narrativa y ensayo, y un sonido: el del flamenco, música que estudió con pasión.
Besarle el gozo al olvido, cómo lo hago para besar un año entero de noches que bebían el olvido. Ahora cabalgo sobre un rey de corazones como un río entre las piernas. Ahora esas divinas cuerdas de guitarra son mi más reciente alegría. Quiero danzar, cada instante claro o de lluvia este sagrado rito de vida que me une a tu labio. Pongo sobre mi frente un sombrero de plumas para despedir la tristeza. Pongo sobre mi boca el fuego de los que leen las estrellas.
Con mi agradecimiento a JAV por haberme acercado a esta propuesta de excursión.
Tres pilares en el río nos hablan de construcciones anteriores sobre las que no hay acuerdo: un puente anterior o quizás un canal que sirviera para transportar la arena que se extraía desde la otra margen del río. En cualquier caso la belleza del entorno nos invita a dejar volar la imaginación y pensar en otras épocas o incluso con algo de niebla podemos esperar a que se nos aparezca una lamia y nos seduzca con su larga cabellera.
Las lamiak están en los fondos del río peinándose su larga cabellera con un peine de oro y de este acto, según creencia popular, nace el arco iris al incidir los rayos del sol en sus cabellos. Con sus pies palmeados y aspecto femenino seducen al ser humano a quien pueden ayudar a cambio de alguna ofrenda.
En Euskal Herria se ha creído desde antaño en brujas. Hoy en día se ligan al ámbito del akelarre pero antiguamente podían ejercer labores positivas y negativas.
Su transfiguración era también una creencia muy extendida pudiendo adquirir forma de cualquier animal o elemento natural siendo las más habituales las transformaciones en caballo, gato, humo… Muchos acudían a ellas reclamando sus ungüentos ligados al poder curativo de hierbas medicinales. La iglesia católica arremetió contra ellas a través de la Inquisición y se les imputaban relaciones con el diablo, culpabilidad de males de ojos y otros embrujos.
Mikel Laboa nos propone el siguiente conjuro en una de sus canciones:
Baga biga higa laga boga sega zain zoi bele harma tiro pum Xirristi-mirristi gerrena plast olio-zopa kikili salda urrup edan edo klik ikimilikiliklik!