Alberto Corazón escribe sobre la Pintura de Vicente Verdú
(Extracto)
Ver el documento publicado por la Revista El País «Todos los colores de Vicente Verdú«.
AZUL – Todo el espacio es azul, el cielo, el mar, el planeta es azul
El azul tiende gradualmente a la disolución del color, nunca llega a perderse, pero puede rozar la línea de lo muy distante, la magnífica pureza de la lontananza.
El azul escapa a nuestras manos para llegar rápidamente a la línea del horizonte. El Azul está ligado a la llegada a la inconsciencia…
BLANCO – El lugar de la pureza. La otra cara de la muerte.
El blanco perfecto puede ser la perfecta imagen de una perfecta crueldad. El blanco se inclina a matar cuando toca… El fin del mundo no será un paisaje de tinieblas sino de un tremendo claror.
De blanco se pinta el pánico, la ausencia total del valor.
NEGRO – Nada se concibe con la ausencia del negro. El negro viene a ser como el asiento fundamental del ser cromático. Sin negro no hay vida.
El blanco mata, el negro procura inmortalidad.
La apropiada ración de uno y otro humaniza.
VERDE – Tiziano soportaba mal el universo de color verde. Cuando representaba los bosques, las forestas lo hacía envolviéndolos en llamas,
representándolos así con los colores negros, rojos…
El verde se desliza, viaja, se pervierte o glorifica, puede decir prácticamente todo.
AMARILLO – Representa al pigmento más altivo y rebelde. El más nervioso e ilegítimo. Muy duro dentro de la comunicación cromática, en donde siempre aparece como una personalidad desobediente, difícil de dominar y de amortiguar su chirrido. Su parecido al oro adultera su esencia. El oro es redondo y señorón mientras el amarillo es vertical y agrede.
Hacia arriba todo es azul o negro, hacia el centro de la Tierra todo es negro o rojo. Lo amarillo sería el equivalente a un precipicio terrenal cuyo vértigo lleva a los despeñamientos del cuerpo.