La creación de un individuo dura treinta años. Una generación dura treinta años. Eso se ve en Picasso. Su gran creación dura de «Las señoritas de Avignon» hasta el «Gernika» treinta años exactamente, que es cambiar la forma «W» por la «M». Eso son treinta años, y todo lo demás es historia, tonterías, todo lo demás sobra; en cambio una creación, una edad pictórica, un estilo y demás, son tres generaciones, son noventa años. ¿Por qué? Porque a la otra generación ya se ha perdido memoria, interés. Efectivamente, en la Generación del 98, toda la modernidad termina en el noventa, se pasa a otra cosa. En la torre de Babel trabajan tres generaciones de treinta años. Adquieren una altura de noventa metros, cada año un metro. Naturalmente no van a más, porque a la siguiente generación ya no le interesa nada; el interés formal, la voluntad creadora, el propósito de una generación puede durar dos generaciones más, es decir hasta noventa años, y lo demás es otra cosa; es historia. Pero se termina la torre de Babel y de confusión nada. Se termina y cada uno se va con su lengua que tenía. Es decir, que el techo racional, hasta donde puede subir un hombre, si quiere subir al cielo, por ejemplo, son noventa años. Volar más arriba espiritualmente es absurdo, es perder el tiempo, como perder el tiempo es trabajar después de treinta años.