El sol es débil, la razón no importa
y yo me acercaré despacio hasta las sábanas.
Evitando el te quiero,
en la confusa lucidez del alba
dejaremos la noche,
igual que un barco deja a sus espaldas,
como una huella inmensa, todo el mar.
Y mientras nos besamos,
recordaré sin duda
otros amaneceres en el agua,
mirando frente a frente mi reflejo,
con el mismo temor a sumergirme…
(extracto) Luis García Montero
La luz
amanece en mi
en mi propio día
tengo… a mi mismo
no se atrevió
por un beso
A usted
tuyo por favor
sobre tus labios
en la orilla
el viento sopla
Tu cara
Tus ojos
en el camino
en la noche
cada día
hacia mi
alta mar
el alma
lanza su rociador de agua
en el sueño
En mi rostro
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Gracias por tu presencia, y por tu texto. Un saludo,
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