¿Puede la música traducir las emociones?
A Carmen le gustaba viajar en tren, como lo hacía ahora, por si al final del trayecto le encontraba a él esperándole en la estación. No hacía un problema de elegir destino.
Viajaba con una mochila casi vacía, apenas un ligero vestido y ropa íntima de recambio; su música preferida dibujando en su sonrisa sus ganas de vivir siempre, y una vez más, de imaginar su reencuentro.
Le volvía loca pensarle al otro lado de la ventana del tren con el brillo instalado en su mirada expectante, sus paseos impacientes andén arriba, andén abajo. —Se acordaba ahora de cuando aprendieron juntos a interpretar las últimas líneas de «el amor en los tiempos del cólera» de García Márquez. Nunca les había importado el destino de su viaje cuando le pedía vivir con ella el resto de sus días navegando río arriba, río abajo—. Se imaginaba sus brazos recogiéndola del salto de los escasos dos peldaños que les separaban, volteándola amorosamente, sintiendo solamente el choque tierno de sus cuerpos hasta encontrar, en un nuevo abismo, sus ojos; esa mirada soñada durante tantas noches de soledad y borrachera. Cómo se apretaba después a sus caderas, su cuerpo implacable dibujándole violetas desnudas y partituras de pasión en cada poro de su piel hasta hacerla llorar de risa y de pudor a esa hora en la que ya no quedaba nadie en la estación.
En el regazo de un café sus manos entrelazadas y serenas, la música de Sting «The Shape of my Heart» sonando levemente y la pureza de un amor fuera de dudas permaneciendo intacto a pesar del polvo de las guerras, del sexo ciñendo soledades, de todo lo que ya está escrito en todas las paredes y en todos los libros, de lo que todavía queda al hombre por descubrir, de la gloria de unos minutos miserables, de la fiebre del fracaso, de la incertidumbre de los corazones en ruinas, de lo abstracto y obstinado del pensamiento, de la apariencia de lo cotidiano, de los desencuentros, de las frases estúpidas que se nos ocurren a veces y del arrepentimiento, de la tibieza de la desgana, de la tristeza de la lluvia, de las mentiras más infelices, de las venganzas desapasionadas, de los secretos infectados, de los recuerdos ya olvidados, de las insignificancias de las penas y los rencores, de las constelaciones de nombres imperfectos y de las miles de noches a cielo abierto esperándose…
@mjberistain
Fotografía Sieff
El último párrafo… el último… admirable; ¡qué compendio tan escalofriante de pesares!.
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Qué prosa tan profunda y poética, me sumo a los comentarios anteriores, maravilloso.
Un abrazo
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El relato ya es bueno, pero sublime con esa música de fondo. Feliz miércoles.
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Feliz, miércoles y el resto de días de tu vida. También aprovecho para felicitarte la Navidad. Gracias corazón por tus palabras, siempre. Un beso entrañable.
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Tus palabras forman un relato muy bien descriptivo y junto a la música que le acompañas lo llevas a una gran belleza. Me encanta
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Cristina, yo sí que estoy encantada de leer tus letras al punto de la mañana… Hoy ya he crecido un poco más… Que disfrutes de estos días de Navidad. Un abrazo muy fuerte.
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Es una prosa poética romántica, apasionada, llena de melancolía y nostalgia, pesadumbre, añoranza…
Me encanta tu entrega, tu sinceridad tu rememorar el recuerdo en cada línea. Muy buena prosa María Jesús. Me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo navideño.
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Julie, tus palabras me llevan a un lugar alto del que no quisiera caer nunca… Te deseo felices momentos de Navidad. Gracias por estar siempre a mi lado. Te abrazo con cariño.
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Belleza de prosa, tristeza intima, que apoyas con frases largas y repeticiones tipo existencia lista. Hermoso texto amigo, que abre puertas a al futilidad de la vida, a pesar del sexo y el amor.
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Nunca encuentro las palabras adecuadas para expresar la intensidad de las emociones cuando éstas se hacen dueñas del corazón. Por ello aprecio muchísimo tu valoración. Te llenaría de rosas y abrazos…
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creo que ya te lo han dicho todo ene el comentario anterior…
precioso
y la musica….
beso
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Luces y sombras, me alegro un montón de que te guste. He cambiado la foto y ahora es más yo de lo que ue en su día. Gracias por estar aquí, conmigo. Otro beso.
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ya he visto la foto… y me había despistado un poco
de nada!!
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Deberia existir el «me encanta». María, tu prosa en este texto es pura poesía, el deseo más bello, el amor casi perfecto, y una melancolía que te atrapa desde el vestido hasta esas miles de noches en los que a todos nos atrapa la ausencia.
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Compartir contigo la belleza de unas palabras es un «plan» perfecto para mi espíritu. Gracias por quedarte un rato entre mis líneas, sabes que eres bienvenida. Un abrazo fuerte.
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