Me arrodillo ante el rostro del amor,
en el fondo del pozo, justo en su vórtice
oliendo la oscuridad.
Lamiéndome como gacela perdida
que conoce el punto exacto del dolor.
No me he separado de mí misma,
estoy en el fondo del pozo,
conociendo las heridas de amor,
perfectamente adheridas al cuerpo.
Aleyda Quevedo
Interesante esa confluencia del amor con la oscuridad y el dolor. Hace bien la poeta en recordarnos que no todo amor es rosa (y hasta es probable que todo amor rosa no sea amor en su sentido más profundo).
Un abazo.
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👍👍👍
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Acabo de descubrir a esta poeta que aunque es joven tiene una larga trayectoria como ensayista, poeta, periodista… Leeremos más cosas de ella… Un abrazo Pippo.
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