Dejar que los veranos nos invadan
frecuencias y vacíos luminosos,
ceremoniosos campos de amapolas
caballos por los siglos de los montes
y el desorden natural de las nubes
bajo un misterioso cielo cegador.
Al fondo del paisaje permanece,
descolorido, el rojo rústico de la sangre;
los nombres de la guerra y de la muerte
sin acontecimientos,
como puede sonar la verdad en un cuadro
de flores secas y muñecos ennegrecidos.
Niños de negro por las playas y escorrentías,
personajes tras la oscuridad de matorrales
y la zozobra de jóvenes madres con hijos
encarcelados tras las tapias, sin fin humano.
Paisaje de sombras, luz de la historia,
vago horizonte de roca negra, y soledad.
Las luces de la tarde amarillean
el oleaje de la vida, ¿cuántos?, ¿quiénes?
dejaron allí sus platos de loza,
sus cubiertos y servilletas sobre las mesas
de metal, pensando que volverían.
Pasa la luz y deja todos los restos tristes.
@mjberistain
Escribí este poema después de visitar Saturarán. Me impresionó la desolación de aquel espacio. Quedaban una pequeña cruz de piedra, una reciente placa con los nombres y edades de las mujeres y niños muertos, y, apoyados al pie de la cruz, una antigua muñeca y un oso de trapo ennegrecidos.
Ver página: Las rosas de Saturarán. Silencio, Cárceles y Tumbas
Así se hace poesía, buena y bella poesía de denuncia. Gracias por compartirla, María Jesús.
Un gran abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Agradezco tu presencia siempre tan cercana. Gracias por tus comentarios que estimulan mis neuronas. Un besazo
Me gustaMe gusta
Cuánta belleza dejas en estas palabras querida amiga!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Querida amiga poeta, me encanta sentirte entre mis líneas y que me dejes tus opiniones que me saben a gloria. Un gran abrazo.
Me gustaMe gusta