He soñado que llevaba una pistola encima…
Alguien había colocado un arma debajo de mi almohada y al despertar, además de salir aterrorizado de mi habitación, me he lanzado a la calle tratando de ocultar como podía aquel arma que no entendía cómo había llegado hasta mi cama. Sujetándola con mi mano derecha la ocultaba detrás de mí, a la altura de mis lumbares, entre la primera camiseta que he encontrado en el vestidor a oscuras y un ancho cinturón que mi mujer dejó anoche tirado en el suelo, intentando que el arma pasara desapercibida. De ninguna manera quería quedarme en casa con ella. Sabía que yo era el elegido. Sin embargo yo sólo quería huir, huir de mí, deshacerme de ella…, y deshacerme de mí en aquella situación desequilibrante. Sobre todo quería deshacerme de ellos; escapar de aquel pasado que me torturaba una vez y otra y me obligaba a enfrentarme cara a cara con la maldad, esa oscura pasión siempre al acecho entre los cables retorcidos de mi cerebro.
En el silencio podía escuchar lejanamente sus carcajadas de jokers, podía imaginar sus caras pintarrajeadas de blanco sucio, sus miradas hirientemente perversas, sus sonrisas rasgadas manchadas de sangre fresca representando ante el mundo una farsa en la que sus víctimas caían deshumanizadas en la locura. Maldad, maldad, sinuosa serpiente cobijada entre escamas ardientes de amor lacerante.
Había sido educado para enfrentarme a los problemas, saber analizarlos con detenimiento, discernir entre aquello que pudiera ser tóxico y tratar de evitarlo. Lo cierto es que la vida, más allá de toda la educación, los buenos consejos, las reflexiones personales, las ayudas buscadas y pagadas a doblón, las desinteresadas y fundamentales, había discurrido por mares no siempre gentiles. Fue un milagro salir —no precisamente airoso, sino dañado íntimamente con rasguños hasta en las pestañas— de algunas relaciones que, por otra parte, habían formado parte de mi historia durante muchos años.
Yo y mi pistola; mi pistola y yo borrachos de pánico intentando no pagar un precio demasiado alto por nuestra libertad.
Siempre relacioné volar con libertad, pero en mi sueño iba sentado en el compartimento de un tren, solo, con mi pistola, viendo pasar las imágenes de mi vida a través del cristal sucio de una vulgar ventanilla que se abría y cerraba de manera intermitente, sin coraje para saltar al vacío.
No debí disparar entonces la pistola contra mi sien, supongo que en algún momento pensé que era tan difícil como sencillo salir de aquella situación. No recuerdo haber disparado el arma porque todavía siento el afán de mis dedos sobre el teclado mientras escribo y, ya que estoy aquí, decido con todos mis sentidos enterrar en la negrura de esta noche la pistola y el lado oscuro de mi pasado. Q.D.P.
Música Amy Winehouse – BACK to BLACK
M.J.B.
Fotografía Luiz L.Barbosa
Me encanta esta pagina es puro arte! El otro día surcando por internet encontré esta pagina de poemas de amor https://epoesia.net/poesia-de-amor/ que me dejo loco echarle un ojo!
Me gustaMe gusta
«Alguien había colocado un arma debajo de mi almohada «. Un punto de partida inquietante!!
Buena música para acompañar un muy buen relato.
Un saludo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bienvenida a mi mundo, gracias por participar en él. También te he descubierto yo a tí y me ha gustado el encuentro. Gracias DeGrisel, un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muy buen relato! Me gusta la metáfora y la literalidad también. 🙂
Muy buena semana, abrazos infinitos…
Me gustaMe gusta
Poli, muchísimas gracias por tus comentarios tan positivos siempre. Te deseo felíz semana también. Un besazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Tres años después lo vuelvo a leer y me provoca lo mismo. 🙂
Abrazossss
Me gustaLe gusta a 1 persona
Poli, cómo te va la vida? Qué rápido pasa todo… espero y deseo que seas feliz, aunque ya tienes mucho ganado con esa sonrisa con la que encaras la vida. Bravo por ti. Un besazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Holaaa! Recién vuelvo aquí y encuentro tu bella respuesta. Estoy en tantas cosas a la vez que poco tiempo encuentro para regresar al WordPress, pero siempre con ganas de volver a leer palabras tan bellas.
¡Muchas gracias! Yo siempre soy feliz, sí. Y espero contagiar con los recursos que me da la vida. Besazo de vuelta, querida MJ 🙂
Me gustaMe gusta
Me encanta como escribes y para mi es un honor. Feliz viernes.
Me gustaMe gusta
JUnior, gracias por tus palabras. Un abrazo muy fuerte. Felíz también finde.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me ha encantado la forma de expresar como nos invade la desesperación de nuestros pensamientos dejándonos arrastrar a nuestros más oscuros sentimientos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Antón, la verdad es que dejé fluir palabras que me llevaron a algún rincón oscuro de mis pensamientos, como tu muy bien dices. Gracias por tu comentario, me gusta encontrarte también por aquí. Un abrazo de buenas noches.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que fortuna poder leerte… Las soluciones «pistoleras» son de todo menos soluciones.
Buena entrada, para hacer pensar.
Me gustaMe gusta
Lo siento… lo siento… no debí publicarla. Desde luego que pienso como tú en la realidad, en la ficción he necesitado un «arma» «cuasireal» para dar por zanjado «mi tema». Espero que no se reproduzca (aunque lo dudo), necesito muchas más lecciones magistrales como las tuyas para intentar mejorar en lo que me queda de vida. Es un honor que te tomes el tiempo de leerme. Gracias por supuesto por tus comentarios. De verdad me hacen pensar. Un abrazo Luis
Me gustaLe gusta a 1 persona
María Jesús!!!! Tú no necesitas lecciones magistrales, y desde luego en ningún caso mías. La ficción nos lleva a escribir situaciones que en lo personal serían terribles.
Sobre el honor de que te lea? El honor es mío al poder leerte, pues haces sentir María Jesús!!!
Un abrazo inmenso y disfruta lo que queda de semana
Me gustaMe gusta
En ello estoy, disfrutando de los peques que están pasando unos días en casa… Un abrazo, nos seguimos!
Me gustaLe gusta a 1 persona