En algún sitio, que he olvidado, leí esta frase que utilizo como título.
Labios ardientes, ya no me acuerdo de ti. Me he abrochado el abrigo, ojalá hubieras llegado antes. He robado una botella de bourbón en la vinatería de la esquina y al salir el tendero me ha lanzado una dura mirada que me ha paralizado. Luego me ha sonreído y me ha guiñado un ojo. He apretado la botella de licor contra mi pecho y he salido corriendo.
La música, ese tango que sonaba en su almacén me ha transportado a otro tiempo,
Trabajaba en los aseos de uno de los parkings de la ciudad. Llevaba un uniforme blanco y un chaleco amarillo fosforescente con una gruesa raya gris alrededor del pecho. En mi recuerdo empujo un carro de útiles de limpieza, incluidos escoba, fregona, cubos y trapos de colores. Y un pequeño transistor con el volumen de la música muy bajo, que prefiero a los auriculares, porque así atiendo mejor a la megafonía y a los clientes.
— Buenos días. ¿Cómo dice?, —le pido que me lo repita porque me ha extrañado su pregunta— . ¿Que si me gusta mi trabajo? —repito sus palabras, sorprendida—.
— Pues, sinceramente, no. Pero necesito un trabajo a tiempo parcial para poder dedicarme a lo que verdaderamente me interesa.
— Interesante. —dice pensativo— ¿Y, si no es indiscreción, a qué se dedica, aparte de a este trabajo?
— Soy madre.
— Bueno… —hace un gesto elevando los hombros como dando a entender que eso es lo normal…, pero no comprendo la necesidad repentina que he sentido por justificarme—
— Y escritora.
— Cómo dice?
—Sí, ha oído bien. Soy escritora, también a tiempo parcial, porque cuando salgo de aquí me ocupo de mis tres hijos y cuando ellos duermen yo escribo.
— Y, esa vida le hace feliz?
—Es todo lo que tengo, todo lo que soy y sí, soy feliz.
— ¡Yo creo que usted es un fantasma!
Sonríe.
Después de unos instantes de breve silencio, me relajo. Y sonrío, yo también.
— Vengo habitualmente por aquí y, cada mañana, cuando la veo dirigirse a su puesto de trabajo, empujando el carro, pienso que es usted la persona más profesional, más encantadora y más bonita que he visto nunca. Esa dignidad…, esa música de tango que apenas puede escucharse de ese pequeño aparato y que a mí tanto me gusta. Pareciera que a usted le gusta su trabajo, no me diga que no.
— Y, qué es lo que escribe? —perdone, o le molesta que se lo pregunte?
Le hago un gesto de despedida, saludándole con la mano, tratando de evitar responderle. Hablaremos en otro momento —le digo— y entro en el baño de señoras.
Desenrollo unos cuantos metros de papel higiénico y me siento en el banco de madera y escribo:
Poesía,
verbo hecho tango
robas mi sueño y me salvas,
a dentelladas, de la obsesión.
Borrachera de amor,
demencial escarnio
girando hipnótico
en lances de locura.
Porque llegaste tarde
sucumbí
al agrio sabor en mi boca
de la indignidad,
muéveme milonga,
muéveme
punzada pasajera, milonga,
hasta que desee acabar contigo
de una vez para todas.
…
Hoy he robado por ti.
—
@mjberistain
Preciosa realidad o no, hecha palabras. Me ha gustado. Feliz viernes.
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CorazóndelMar, podría ser realidad o no, quien sabe… lo importante es que te haya hecho leerlo y dudar… Gracias inmensas por quedarte un ratito entre mis líneas.
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El poema es muy bonito, no sé si es un adjetivo apropiado, pero el envoltorio, el cuento que lo justifica, es precioso. Y cómo arrastra…”hoy he robado por tí”, eso sí es un tangazo.
Enhorabuena.
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Anónimo, no sé que decirte aparte de que agradezco tus palabras. Me haces pensar que te ha gustado y me alegro. De nuevo Gracias.
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Sensacional!! Me gustó mucho el poema.
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Bueno… con ese estrépito de admiraciones me quedo obnubilada. Muchísimas gracias por tu entusiasmo… Un gran abrazo Rimasflotantes.
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