Tú no sabrás nunca cómo curarme…
de las caricias con las que tus manos cubrían
suavísimas los pétalos
tiernos de mi cuerpo
Hablas como si yo no escuchara
tu discurso de agosto trasnochado.
Vuelven a poblarse tus palabras de palomas
cuando rozas mi espalda, casi ajena,
y hundes, como entonces, tus besos
en el cuello de mi abrigo.
Me recuerdas historias casi exactas
y adivino de nuevo en tus labios
aquél prodigio lento y húmedo
de tu corazón de río.
Depiertas la luz bajo mis dudas
pero tiemblas mientras te miro azul…
y soy distinta;
y tú lo sabes…
Porque hoy sería capaz
de limpiar mis heridas con tu carne,
Porque hoy sería capaz
de lanzar dardos de ausencia
directos
—con un beso en la boca—
al mismo corazón de tu deseo.
Que donde sembraron tus dedos
sauces de invierno
pediría de nuevo otra tregua
antes de enterrar a solas la derrota.
@mjberistain
Gracias por compartir esta hermosa poesía que tanto dice y en la que me reconozco poetizando sobre lo mismo con versos muy distintos. Muchos besos, amiga.
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Querida Isabel, dame pistas donde encontrar tu poema que seguro tendrá algo que decirle al mío. Un besazo
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Espero no haberme equivocado en mi interpretación.
Es un poema del libro «Luz velada» que se titula «Piénsalo si quieres»
«No esperes de mi cuerpo
una primavera de azahar
ni de mis labios sonrisas de estrellas,
ni de mis ojos luz
aunque sea luz de luna llena.
No pidas juventud
en mis modos
ni de mis besos lluvia de estrellas,
ni de mi piel luz,
aunque sea luz de luna nueva.
Piénsalo si quieres
pero piénsalo en voz queda.
Que tu eco no me llegue»
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Precioso este poema, el primero que leo tuyo. Y voy a descubrirte poco a poco…presiento grandes goces.
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Mutua admiración presiento. Me gusta tu comentario. Un abrazo.
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