Aguardar pacientemente a que el recuerdo
de los días menos afortunados
vaya hundiéndose hasta desaparecer
en el oscuro y quieto canal,
y a que sean otras las siluetas
que en él acaben reflejadas,
no las de hoy, no este cielo,
ni las ramas desnudas de los olmos dañados,
no ese rostro ni esa figura solitaria
que tiembla en la superficie del agua
ni esos extraños visitantes
que se asoman al pretil del puente,
verde, negro, podrido por el agua.
Autor: Miguel Sánchez Ostíz
Cuanto Más La Miro… Más Me Gusta, Muy Buena. Un Saludo.
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Tu comentario es un gran «regalo» para mí. Gracias JoseRa. Un abrazo
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