Hacedme un espacio pequeño, aquí en la orilla,
donde pueda poner mi cuerpo,
ese otro yo que incesante me acompaña.
Que sea cálido el sitio, poco importa el espacio.
Evitad traerme el sillón desde el que he amado tanto,
desde dentro, todo lo de fuera.
Mirar las paredes tibias del sol y el movimiento azul de las aguas,
es una alegría intensa y muy humana.
Solo necesito un trago de agua, agua quisiera,
un trago fresco esta mañana.
Para tanto fuego,
para tanta pasión que hubo,
basta ahora un trago, un trago…
Palabras de Rafael Ballesteros «Poema para el final de un milenio»
Fotografías tomadas por mí en El Saler (Valencia)
Hermosa combinación!!
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Si aún llegara tu mirada a este blog injusto con tu presencia. Si aún llegara a tiempo de saber que hoy, después de tanto tiempo, lo he leído… Agradezco que en algún momento hayas estado aquí, con tu generosidad. Y desde entonces y hasta siempre, te ofrezco mis excusas. Gracias María Míguez.
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La magia de las imágenes trae metáforas cálidas en este caso para esa sed insaciable y poética.
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Poetas… yo sé que me entiendes…!!!
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Como siempre Maestra esa delicadeza de conjugar palabras con fotografias haciendo posible que entendamos de que va la vida, de conjugar sentimientos que duran solo un instantes pero que tu sabes capturar
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Querido Maestro, agradezco tus palabras generosas, pero la vida se entiende mejor cuando leo tu “canto de madrugada”. Eso sí que es la vida… ésto son solo sueños. Un abrazo grande.
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