Vangelis.
Hablo de la música de fondo de un tiempo de mi vida. Vangelis acompañaba muchos de los momentos apacibles de mi historia hasta que llegó con la Banda Sonora de la película «Carros de Fuego» que lo encumbró con el reconocimiento universal.
Hoy perdiéndome por la red encuentro este vídeo que quiero guardar entre mis cosas porque, aunque inicialmente no lo he reconocido a él, —ha pasado el tiempo para él y, supongo que él pensará que para mí también— me interesa mucho lo que dice.
Más conocido por su exuberante tema ganador de un Oscar en 1981 en la película Carros de Fuego, Vangelis fue uno de los más exitosos y admirados compositores electrónicos de su época. Evangelos Odyssey Papathanassiou nació en Volos, Grecia, el 29 de marzo de 1943, y conoció el éxito con el popular grupo pop griego de principios de los 60 Formynx y en la banda de rock progresivo Aphrodite’s Child. Lanzamientos en solitario posteriores, colaboraciones con Jon Anderson de Yes que produjeron una serie de éxitos en el Reino Unido, incluyendo «I Hear You Now» en 1980 y «I’ll Find My Way Home» al año siguiente, junto con una serie de exitosas bandas sonoras, ayudaron a cementar al artista como un icono de la música electrónica/new age/clásica y pop.
~ Jason Ankeny
La petite fille de la mer
Banda Sonora Carros de Fuego
Muy interesante tu entrada. La reflexión de Vangelis creo se puede aplicar al arte en general.
Como anécdota personal, a mí de pequeño las monjas también me hicieron callar en el coro de la escuela, desde entonces no paro de silbar 🙂
Abrazo
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Coincido con tu apreciación y me alegro de que te haya resultado interesante. Me encantaría escucharte silbar… debes de ser un virtuoso gracias a las monjas… Un abrazo
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Toda una lección de vida la que nos da Vangelis en este corto vídeo de l amano de Oscar Wilde y de sus propias reflexiones. Gracias por compartirlo.
Paso a contarte una breve anécdota de mi trato con Vangelis. En mi caso, la música que suele acompañarme de él es la banda de sonido de Blade Runner, aquella película dirigida por Ridley Scott. Para mí, caminar a solas con mi viejo y querido MP3 es una enorme fuente de placeres y encuentros azarosos (ya que a veces la comunión de la música con el entorno crea situaciones indescriptiblemente bellas). Uno de estos encuentros se dio mientras caminaba por la noche en Guayaquil, Ecuador. Pasaba por debajo de unos edificios que tenían unos salientes toscos de hormigón y me dije «esto es como el escenario de Blade Runner. oscuro y opresivo; sólo falta la lluvia». Tuve suerte, al día siguiente, por la noche, llovió; y me dirigí a ese sitio y me dediqué a caminar por allí con la música de Vangelis en mis oídos. Esas pequeñas experiencias son las que se nos quedan grabadas por siempre. Alguna vez pensé en escribir una entrada sobre ello titulada (creo que no es original, pero no puedo pensar en otro título) «El Soundtrack de nuestra vida»; porque creo que esas canciones o esas obras son eso: la música de fondo que debería tener nuestra vida si esta fuera una película.
Me encantó tu entrada.
Un fuerte abrazo.
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Te animo a poner en marcha el proyecto «El Soundtrack de nuestra vida», ya estoy impaciente por leerlo. Entiendo perfectamente lo de «volver al sitio, buscando el momento y la situación oportunos y dejarte ir llevado por la música». Puede que formes parte de la lista de mis locos preferidos…???
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¡Ojalá así sea! Nada me gustaría más que eso. Pero no por nada en particular, sino porque creo que eso significa que hablamos el mismo idioma. Aquí me hice amigo de una pareja que el otro día reconoció que me consideran un «excéntrico», ya que un tipo de un día deja todo atrás y se larga a la ruta a vivir, que se atreve a decir lo que piensa, que habla de filosofía mientras amasa unas pizzas o unos ravioles, que tenía todo lo que todos desean: casa, auto, negocio y que hoy vive en una habitación acompañado por unos cuantos libros y nada más era para ellos algo que sólo habían visto en historias de ficción. Pero lo que más me agrada de ello es que la propia palabra, «excéntrico» se refiere a aquello que no está en el centro; que se mueve por sus propios caminos y que hace su propio camino. En ese sentido sí me reconozco como tal y espero poder seguir haciéndolo por siempre.
Me fui por las ramas. Perdón.
Con respecto a esa entrada sobre la música y lo que siento con ella, vuelvo al punto inicial: no creo que muchas personas vayan a comprender lo que digo. Tal vez, me atrevería a decir, seas la única (pienso en una o dos más y dudo, tampoco estoy seguro). De todos modos, pensaré en el asunto.
Gracias por el impulso.
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Me encantó. «Todos somos música» Gracias por compartirlo. Un abrazo muy fuerte.
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Julie, Aquel año todos los niños de la clase, unos cuarenta, vestidos de vasquitos y neskitas iban a cantar villancicos junto al Belén instalado en una plaza de la ciudad. La víspera del «concierto», mi hija de seis años llegó llorando a casa porque su profesora le había dicho que ella simplemente abriera la boca pero que no cantara… Enfurecida le «espeté» a la monja esas mismas palabras: ¡Todos somos música! …Más tarde vino lo de la formación musical. Un abrazo muy especial Julie.
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