Mi globo rojo

Voy a utilizar una imagen que he enviado a mi hija esta mañana y que probablemente todos conoceréis…,
(lamentablemente no es mía, pero podría haberlo sido. Es de Banksy)

Amar; cada vez que miro esta imagen me viene a la cabeza esta palabra tan sencilla. Se supone que es fácil de tratar, de entender, es natural como la vida misma. Si vives, amas, si no amas no vives. Amar es la palabra que me acompaña desde que solté mis primeros sollozos cuando me dieron un azote en el culo. Amé desde la primera chupada al pezón de mi madre. En sus brazos me sentí amada por primera vez en mi vida…

He seguido amando; amo el amor, amo el arte, la naturaleza, la amistad, amo la libertad -–aunque a veces suene a incompatibilidad— Incluso en los momentos más difíciles, cuando parece que ya no hay nada que esperar, el verbo amar se convierte en el clavo que se aprieta a la roca de mi alma, al que quedo enganchada, salvándome de caer desconsolada al vacío. Resisto con la furia del amor hasta sus últimas consecuencias.

Y sueño… porque amar también es perseguir tus sueños. Me invento un mundo virtual en el que, como un héroe del mejor cómic, resuelvo casi todos los problemas con la facilidad de todas las armas que conozco por las películas de violencia que odio. Y suelo ganar.

Soy una soñadora empedernida, pero ese amor también duele.

Fracasé estrepitosamente en mis principios teóricos cuando sentí la ausencia de mis hijas —a una edad para la que las preparé, aunque desatendí mi preparación—.  Desplegaron sus alas de mariposa y salieron a volar por el mundo mientras yo, como una niña a solas, lloraba sin consuelo sintiendo que el amor se había saciado.

Se abrió un agujero negro en mi pecho en el que caí y fui allí, durante muchos días, el único habitante, como un raro planeta sin gravedad a merced del universo.

He amado mucho y amo rotundamente la vida. He sabido que el amor se regenera, una y otra vez, que el amor se retro alimenta. Acepto la vida como acepto el amor y como el aire que respiro. (Aquí tendría que cantar aquello de «Gracias a la Vida»)

Pero todo ello no me impide sentir un gran desasosiego, una pena honda, una maraña de incertidumbres y miedos cada vez que «mi globo rojo con forma de corazón» por cualquier motivo se me escapa de las manos…

 


13 comentarios sobre “Mi globo rojo

  1. Querida María Jesús, por fin puedo leerte, gracias. He elegido este texto por su imagen que también toca mi corazón. En nosotras, en todos, habita la niña, el niño que un día fuimos con sus sueños, sus anhelos, sus miedos. A veces, conviene tomar en brazos, simbólicamente, a esa niña que fuimos, mecerla, como adultas y decirle que estamos aquí y que seguiremos estando aunque las mariposas vuelen, aunque se apaguen las luces, aunque… siempre, siempre estaremos juntas. Un abrazo enorme ese que se darían nuestras niñas de corazón rojo que aman sin medida y sin miedo.

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  2. Creo que todo está maravillosamente dicho en el poema que nos compartió Ana Fernández. Soy un convencido de que lo que dice ese poema debería ser una regla inamovible: arriesgarse, siempre, aun a pesar del dolor que nos pueda producir la caída (cada tanto, porque no siempre se pierde). De todos modos se comprende tu desasosiego; lo que acabo de decir son, también, palabras; y a veces es demasiado sencillo decir lo que hay que hacer en lugar de hacerlo.

    Un abrazo.

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  3. Hermoso, me siento muy identificada con tus palabras, incluso cuando se escapa el globo. Pero como dice Ana en ese poema, «quizás el truco esté en entregarse», siempre. Yo creo que eso es amar, libres del miedo. Y aún así, siempre habrá un globo que se escape, de a ratos, o para siempre.
    Gracias por incluir a la Negra Sosa, voz increíble que ha parido sabiduría en mi tierra.
    Abrazos Infinitos. Que sigamos amando.
    🙂

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  4. Bueno pues que sepas que yo también sueño. Y me reconozco en tus palabras y te entiendo, y no sé vivir de otro modo igual que tú. Y si, duele cada vez que el globo se escapa pero nadie nos quitará lo vivido y amado.
    Hay un poema, no sé de quién es, me lo pasó una amiga y dice:
    Quizás el truco está en entregarse
    Como si nunca fuera a doler.
    A la vida, al amor,
    Al sexo, a la poesía.
    Incluso entrégate a ti mismo
    Como si fueran a prohibirlo todo mañana.
    Pues eso!
    Besos cálidos querida.

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  5. Amar sin duda, lo corroboro. Sin amor la vida no tiene sentido aunque muchas veces ese amor se entienda de forma torticera, pero eso existirá siempre. Creo que es mas gratificante dar aunque como humanos que somos, también nos gusta recibir, sería absurdo. ¿Inventarse mundos virtuales? Yo también lo hago, pero procuro que no me devoren, el fracaso después es más estrepitoso, pero es lo que hay…desgraciadamente. Buen post, sentido y emocional. Buen fin de semana.

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