El último artesano

Es apasionante la historia del «Abanico». Hoy la encuentro en el Blog de Francisco Javier Tostado perfectamente explicada, ilustrada y documentada, de acuerdo con su estilo depurado, tan interesante como ameno para el lector. La ha titulado «Una dama sin abanico es como un cabellero sin espada«.

Conociendo la historia, es sorprendente encontrarte con un antiguo local, haciendo esquina en la plaza de la iglesia de un pequeño pueblo de Valencia, decorado en madera y con sus escaparates abigarrados de abanicos de colores, tamaños y diseños variados sobre sus pequeños estantes acristalados. Y te preguntas si es posible que aún quede algún artesano romántico (llamado así a la persona apasionada por su oficio que continúa la tradición de dedicarse a un trabajo minucioso y artístico heredado de sus antepasados) y que su familia pueda seguir viviendo de la fabricación de abanicos.

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Me permito este pequeño apunte en agradecimiento a la sonrisa de aceptación de este artesano cuando me encontró, con la nariz pegada al cristal, admirando su trabajo y en homenaje a los últimos artesanos…


3 comentarios sobre “El último artesano

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